Una pareja de mexicanos abandonó el miedo y publicaron fotos de su amor que comenzó hace 22 años

Alberto Córdoba y Aaron Russek se enamoraron en el 2000 y a pesar de que no había tanta visibilidad LGBT+ en esa época decidieron mostrar su amor porque “no quería fingir nada”

Alberto Córdoba y Aaron Russek

Alberto Córdoba y Aaron Russek se conocieron el 21 de agosto del año 2000, en su primer día como estudiantes de derecho en una universidad conservadora. Alberto tenía diecinueve años, y Aaron dieciocho. Cuentan que, en aquel entonces, la comunidad LGBT en México no tenía tanta visibilidad, y si bien había discos y lugares de encuentro, no estaban “a la luz”. Haber conocido a Aaron fue una de las razones por las que Alberto decidió salir del closet con sus amigos y su familia.

“No quería fingir nada y quería que todos pudiéramos convivir sabiendo que Aaron era mi novio y que estuvieran contentos por mí, así como yo estaba contento y feliz de que mis amigos tuvieran una pareja”, cuenta Alberto.

Un día, en la casa de la abuela de Aaron, la pareja decidió sacarse algunas fotos. En ellas se los ve felices, y en una incluso se están besando. Decidieron nunca revelarlas, los tiempos no eran muy fáciles para que una pareja gay revelara fotografías de besos entre hombres, la mirada de la persona detrás del mostrador en el centro de revelado sería, acaso, demasiado incómoda.

En 2016, la mamá de Alberto encontró el rollo de fotos en medio de una mudanza. Fue revelando las fotos poco a poco, y en 2021 Alberto decidió hacer lo que hoy hace el común de las parejas: postearlas en su cuenta de Instagram, para que cualquiera les ponga “me gusta”. El posteo de Alberto tiene - hasta ahora - 105.587 me gustas y muchos comentarios positivos y cálidos.

Alberto Córdoba y Aaron Russek

En el posteo Alberto dice que sigue viendo a “Burro” (como le apodan a Aaron desde siempre, por razones que Alberto explica que nadie conoce) con los mismos ojos que lo veía en la época de esas fotos.

“Siempre supe que estaríamos juntos para siempre. Te amo y nunca dejaré de dar las gracias por haberte conocido”, dice Alberto en el posteo.

Hoy, Alberto y Aaron siguen juntos, y sus familias son una sola gran familia. Ambos son abogados y, aunque dicen que en su ámbito “aún es complicado”, son socios de los despachos en los que trabajan y están casados desde 2011.

“Siempre hemos pensado que es importante que haya representatividad y que la gente más joven sepa que pueden llegar a cualquier puesto independientemente de su orientación”, dicen Alberto y Aaron.

En el anterior trabajo que tuvo Alberto como abogado, alguien le había dicho que por ser gay “jamás llegaría a socio”.

Recientemente se publicó en Argentina Loving, una historia fotográfica, (5 Continentes /Duomo Ediciones) una exhaustiva colección de fotos recopilada por los esposos Hugh Nini y Neal Treadwell.

Se trata de 2.800 fotografías que muestran parejas masculinas, que datan del período 1850 - 1960, y que se habían perdido con el tiempo por diferentes lugares donde se vendían antigüedades. El criterio utilizado por los autores para curar la selección de imágenes era que debían estar seguros de que los amantes representados en las fotos estaban enamorados entre sí.

Como arquitectos que desentierran una punta de flecha milenaria, Nini y Treadwell extraen del olvido imágenes que muestran que las parejas LGBT siempre existieron, que siempre se miraron así, y que siempre se sacaron fotos para atesorar sus momentos compartidos. Igual que el resto de las parejas.

“Parecía reflejarnos a nosotros mismos”, contó en una entrevista Hugh Nini, hablando sobre cuando encontró la primera de estas fotografías en un anticuario.

Alberto Córdoba y Aaron Russek

Que las fotos de Alberto y Aaron se hayan revelado y subido a redes causando un aluvión de “me gustas” y mensajes de amor, y que no hayan tenido que esperar setenta años escondidas en un anticuario, contribuye a una mejora en las condiciones de vida de las parejas que se parecen a esas fotos. Pero es también un desafío para seguir poblando de nuevos modelos de representación un mundo donde todavía causa escándalo el “adoctrinamiento LGBT” en contenidos para niños, y donde todavía se reclama volver a “la normalidad”: que las identidades no heterosexuales crezcan sin un lugar donde reflejarse. No es menor todo lo que pueden causar las imágenes. No es menor todo lo que puede causar la falta de ellas.

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