DJs trans: brillan en la escena electrónica argentina y abren nuevos espacios sociales

Cinco jóvenes trans compartieron sus “trucos y artificios” para conquistar un territorio largamente dominado por hombres. Desde Buenos Aires rompen con el cliché de divas pop y mezclan sonidos en busca de una sensibilidad propia

Gaba y otras DJs trans argentinas atienden cada detalle de la escena, desde la música hasta la vestimenta.

Gaba desciende por la escalera del Puticlú, un bar queer del microcentro de Buenos Aires, envuelta en un sobretodo de latex negro, el cual oculta un intrincado body rojo lleno de cortes que descubren y contornean su esbelta figura de estrella pop. De pronto, se instala en la cabina de DJ y comienza a mezclar una gama de temas que van desde la agrupación argentina DJ’s Pareja hasta la británica SOPHIE.

Unas semanas después, Mabel salta sobre la barra del mismo bar vistiendo sólo lencería de encaje negro y con el maquillaje corrido; en el sitio retumba un hyperpop tan estridente y frenético como sus movimientos sensuales. Se baña en cerveza, salta de la barra y corre a instalarse en la cabina, donde la espera su compañero Lucky Complex. ¿Cómo llegó tan rápido? Con destreza, posa su mano sobre la máquina controladora: ya está lista para hacer explotar la pista.

Todo indica que ha quedado atrás la idea del DJ oculto en la cabina, cubierto por las sombras de la fiesta. Las DJs trans que dominan la escena en Argentina son performers que se entregan al público en cuerpo y sonido, a fin de brindar una experiencia estética elevada y compleja, una explosión sensorial en la pista.

“Es un ritual”, explicó Gaba; o como cantaba Gaby Bex: “No vas a misa pero ves a Dios en la disco”. En este espacio, Dios es un DJ trans. Para internarnos en la escena de DJs que se identifican como mujeres trans, travestis y/o trans no binarias, conversamos con Gaba, Mabel, Yunke, Sátira y Malcon, cinco jóvenes argentinas que no sólo habitan la fiesta, sino que la reconfiguran a su antojo.

Cirse compuso su primer EP desde la cama mientras se recuperaba de la vaginoplastia.

Pandemia, virtualidad y transición

La pandemia del 2020 significó un momento catastrófico para los escenarios de fiestas. Los clubes tuvieron que cerrar por más de un año y muchos DJs quedaron desempleados. Sin embargo, esta pausa al ruido de la noche significó un nuevo comienzo para algunas personas que ya habían vivido demasiado tiempo en las sombras.

Mabel recuerda con cierta nostalgia ese año, cuando, encerrada en casa, comenzó a descubrir los delirios del hyperpop y la PC Music. Nombra artistas como Hannah Diamond, GFOTY, el genio productor AG Cook o la icónica SOPHIE. “Como no había fiestas, el 2020 se caracterizó por compartir y grabar sets —contó—. Las primeras fiestas en las que toqué eran virtuales. Logré expandirme digitalmente, conocer gente nueva y arrancar como DJ; toqué en fiestas de México, Uruguay y Los Ángeles, algo impensado si no existieran las plataformas digitales”.

En medio de esa situación Mabel empezó a mezclar música. Con la ayuda de su compañero Lucky Complex, aprendió a utilizar software de mezcla como Traktor y a subir sus sets a Soundcloud. En los recuadros de las fiestas de Zoom, Mabel descubría a gente conectada desde Bogotá o Nueva York; observaba cómo se vestían y cómo se presentaban ante las cámaras mientras exploraba su destreza musical.

En pandemia Mabel descubrió que podía llegar a distintos países gracias a las plataformas virtuales.

SoundCloud también fue una plataforma de descubrimiento y exploración para Yunke, quien subió su primer DJ set a mediados de 2020, cuando además comenzó a participar de streamings en fiestas virtuales. “El encierro me dio espacio y tiempo para explorar mejor mi identidad a nivel sonoro”, escribió Yunke. “Investigando en internet descubrí vanguardias musicales que no había sabido encontrar en mis aventuras nocturnas”, explica. Las búsquedas musicales de Yunke orbitan alrededor del trance y de melodías emotivas; sonidos futuristas, tecnológicos, rotos y ruidosos que le permiten canalizar su energía.

Por otra parte, la pandemia fue más intensa para Cirse, quien entonces se encontraba en proceso de recuperación de una vaginoplastia o cirugía de reasignación de género. Cirse compuso su primer EP desde la cama en torno a la idea de la exageración: ella buscaba encarnar una emocionalidad exagerada, melodramática y satírica; una fuerza de choque. Así fue que construyó a Sátira, una de sus tantas identidades escénicas. Para Cirse, Sátira representa a una niña encaprichada: “Es una emoción hecha persona —explicó—; se trata de exagerar sin culpas, de abrazar el furor.”

Desde Córdoba, Gaba comentó que la pandemia propició que muchas personas trans pudieran encontrarse consigo mismas y atravesar procesos introspectivos que les llevaron a, finalmente, poder transicionar y/o a tener resoluciones respecto al cuerpo y la identidad; procesos que se ven directamente reflejados en los proyectos musicales de estas artistas. “Cuando finalmente pudimos salir del aislamiento —recordó Gaba—, llegó el momento de llevar hacia afuera todo lo que procesé dentro de mi crisálida. Ahora debía salir a una escena. Quería ir a la fiesta, pero también hacerla yo misma”.

“En internet descubrí vanguardias musicales que no encontré en mis aventuras nocturnas", dijo Yunke.

<b>Rupturas de género y transformación sonora</b>

A mediados de 2021 y terminadas las restricciones sobre las fiestas, Mabel comenzó a ser invitada a tocar en Espacio Ro, un bar de música electrónica de Buenos Aires. Ella nunca antes había tocado música en bandejas (uno de los dispositivos más complejos para mezclar música), pero tuvo que lanzarse. Su amiga Yunke le enseñó a tocar con unas bandejas más bien antiguas, aún más intrincadas. Superada esa prueba, un año después Mabel se hace cada vez más conocida en la escena de las fiestas queer de pop y techno. Pero Mabel ya tenía un lugar en la escena del arte disidente por su carrera como drag queen y performer. Sin embargo, saltar a la cabina de DJ fue una transición tanto artística como identitaria, mientras “desmontaba” su performatividad drag y se afirmaba como travesti y trans no binaria.

Más que DJ, Sátira se considera una productora musical. “El DJing es una plataforma que me permite difundir y expresar mis temas —explicó Cirse—, tiene que ver con romper las estructuras y los formatos dentro de las fiestas. Cuando toco un DJ set me gusta plantear un viaje sonoro que implica tocar temas de otros artistas, mezclar los míos, empezar a cantar de la nada y luego regresar al baile. Me interesa desafiar la idea de que el momento performático va separado del baile”.

Resulta difícil encasillar la música de Sátira en un género, ya que abarca demasiados y los hibrida a tal punto que resultan irreconocibles. En este sentido, para Mabel la búsqueda de la transformación, deconstrucción y distorsión del sonido es algo muy propio de las identidades trans y no binarias; quizás equivalente a lo que ocurre con sus cuerpos que mutan y se transforman a fin de expresar sus identidades de la forma más genuina posible.

Las DJs trans habitan la fiesta y la transforman buscando sobre todo el disfrute del público.

Para Gaba, esto se relaciona con la capacidad de transformar el sonido mientras está mezclando: “las DJs trans comparten una lectura distinta respecto a la música, otra sensibilidad”. Añadió Yunke: “Una sensibilidad que va más allá de lo gay”.

El pop, en clave trans

“Nunca hubo muchas artistas trans en la música, sobre todo cuando yo era una niña”, contó Malcon, para quien las referentes siempre fueron mujeres cisgénero, popstars, que le encantaban. “Las trans solían ser modelos, vedettes o personas marginadas que estaban en la calle, pero nunca ocupaban un lugar creativo o de importancia en el ambiente artístico”, agregó.

Aunque existe una conexión evidente entre las divas de la música pop (como Madonna o Lady Gaga) y la comunidad LGBT+, para Gaba esto puede terminar encasillando a las DJ’s trans, de quienes en muchos casos se espera que se inclinen por el pop. “La gente asocia a una DJ trans con la música de las divas del pop —explicó Gaba—; sin embargo, yo realizo una propuesta musical asociada a la electrónica y el techno”. Para Yunke se trata de “deconstruir y recontextualizar la música pop en paisajes más interesantes y desafiantes”, que es, usualmente, el camino del hyperpop. Mabel definió: “Consiste en destruir el pop y hacerlo aún más chicloso. Si la música de Kylie Minogue ya es pegajosa, bueno, la hacemos estallar al punto que te rompa el cerebro.”

Mabel se hace cada vez más conocida en la escena de las fiestas queer de pop y techno.

Es así como las DJs trans toman elementos performativos y sonoros de las pop stars con las que crecieron y los deconstruyen, distorsionan y transforman hasta crear algo completamente nuevo. Para Mabel, este tipo de performatividad tiene que ver con el goce, el disfrute y el ridículo, con el exceso, el derroche y la explosión.

Espacios conquistados y lugares de poder

Malcon percibía ser DJ “como un lugar muy elitista”, solo alcanzable por ”unos pocos”. Contó: “Me gustó llegar y romper con eso, irrumpir en una cabina de DJ siendo una travesti de zona sur a la que no conoce nadie”.

La cabina de DJ ha sido, por mucho tiempo, otro espacio de dominación masculina. Hasta hace algunos años era imposible pensar que ese lugar fuera ocupado por una persona trans y/o no binaria. “La DJ está en un lugar de poder”, sostiene Gaba sobre la experiencia de tocar en vivo. “Una persona guiando y armando el clima para un público con mentes, oídos… Esa es la dimensión que se experimenta al tocar. Es un momento ritual donde cada una aplica sus artificios, sus trucos, producto de la experiencia personal y saberes acumulados”, detalló.

Según Mabel, la relación con un público en movimiento es muy intensa: “Cuando la gente baila y lo disfruta, te transmiten una energía increíble. Sientes que estás controlando todo como una titiritera capaz de manejar al público. Te sientes como una reina y, cuando terminas de tocar, te invade una energía que no puedes creer. Has sido poseída por algo indescriptible”.

Cirse también es "Sátira", una de sus múltiples identidades escénicas.

Las DJs jóvenes están luchando por crear nuevos espacios laborales para las personas trans, nuevos lugares sociales y nuevas posibilidades de existencia para las identidades históricamente marginadas. “El arte y el circuito cultural son también una salida a los entornos laborales problemáticos para las personas trans. Es importante reconocer nuestra fuerza laboral”, afirmó Cirse.

En medio de las dificultades para acceder a un trabajo digno y a posiciones de poder, dominar la pista de baile se convierte en una conquista para estas jóvenes que no sólo quieren brillar como performers; quieren que la labor artística sea reconocida y remunerada de forma justa. A fin de procurar una mejor calidad de vida para una comunidad a quien el mundo tantas veces negó —nos negó— la libertad de ser y de existir.

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