Quienes lo conocieron cuentan que Jession Andrés Vásquez Borja tenía la costumbre de caminar con su perro rottweiler por el sector de la Comuna 13 donde vivía. El día en que lo mataron salió solo después de recibir una llamada telefónica o concretar una cita por una plataforma virtual. A las 1:30 am del 26 de julio, un patrullero encontró su cadáver con tres heridas de bala en una zona rural del sector conocido como La luz del mundo, a tres barrios de distancia de la misma Comuna. Jeisson, de 29 años, era llamado simplemente como “Borja” entre sus amigos activistas; se había egresado recientemente de la carrera de comunicación social y en los últimos meses participó en los plantones por los homicidios en contra de la población LGBT+ de Medellín.
En lo que va del año han asesinado al menos a 15 personas en la segunda ciudad más grande de Colombia. Los crímenes han sido calificados de “sistemáticos” por las organizaciones defensoras de derechos humanos. Las cifras sitúan a Colombia como uno de los países más violentos para la comunidad LGBT+, con 205 homicidios contra esta población en 2021, según datos de la ONG Colombia Diversa. El departamento de Antioquia, donde Medellín es capital, es el más hostil: dejó 35 homicidios en el mismo período. La violencia creciente que viven las personas gays hizo que el pasado fin de semana la comunidad se manifestara con una “besatón” en un parque de Bogotá, horas después de que una pareja fuera amenazada con un palo por dos mujeres.
Sólo en Medellín, el pasado 3 de julio, más de 85.000 personas se congregaron a conmemorar el Día del Orgullo. Coherente con esta visibilidad, se han dado nuevos reconocimientos para la población LGBT+ en las últimas semanas: a comienzos de julio, el Concejo de Medellín aprobó el proyecto Matrícula Cero, que garantiza que del total de cupos que entrega, el 30% sean para personas trans y no binarias de cualquier edad. La inminente llegada del izquierdista Gustavo Petro a la presidencia, que se posesiona el próximo domingo 7 de agosto, mantiene expectante al colectivo LGBT+, que ha exigido de forma urgente la implementación de la Política Pública LGBT+, estancada cuatro años en el gobierno del presidente Iván Duque.
A pesar de haber ganado visibilidad, “en la calle los encuentros entre hombres gays continúan siendo sancionados y discriminados”, dice a Infobae Juan Felipe Ortíz, coordinador de la sede de Medellín de Caribe Afirmativo. “En Medellín hay una sensación de zozobra generalizada específicamente percibida por hombres gays y bisexuales, que a raíz de los distintos hechos de violencia, que no son solo los homicidios, sienten que nos están matando y violentando porque no le importamos al Estado, porque no hay quien defienda a las personas LGBT+”, agrega.
Contra estas violencias se había manifestado Jeisson al incorporarse hace poco a la iniciativa Voluntariado Diverso, un espacio juvenil de la Alianza Social LGBT+ de Antioquia. “Desde la identidades sexuales diversas se puede hacer un gran aporte al proceso de construcción de paz”, dijo en un audio que publicó tras su muerte la plataforma Hacemos memoria de la Universidad de Antioquia. Y agregó: “En muchas regiones del país y del departamento de Antioquia la población diversa ha sufrido de manera amplia las consecuencias del conflicto. Las poblaciones en los territorios que han sufrido de manera más incisiva el conflicto han sido invisibilizadas, calladas”.
Harley Córdoba, uno de los codirectores de la Alianza, ha liderado las investigaciones sobre los asesinatos de hombres gays. Era un amigo de Jeisson, con quien se reunía junto a grupos de amigos en encuentros y fiestas, en espacios de ocio y diversión dentro de casas familiares o discotecas. “Es la primera vez que nos toca sufrir la muerte de alguien de nuestro equipo”, dice, refiriéndose a la labor de Jeisson en el Voluntariado Diverso, con quien realizó trabajos de comunicación y fue vocero en algunos momentos.
Harley explica que la comuna 13 es un lugar “de resiliencia”, donde “ni las balas del Estado ni las balas de los ilegales van a transformar nuestras dinámicas sociales o a solucionar nuestras problemáticas”. El también residente de la Comuna explica que allí no existe actualmente “un conflicto abierto” entre los grupos ilegales, pero hay “un control territorial en cada barrio, que tiene subdividido a la Comuna”. El lugar donde fue encontrado el cadáver del activista era una zona rural, oscura, llena de vegetación y árboles, parecida a los “botaderos” donde el narcotráfico dejaba cadáveres en los años 80 y 90.
Según los detalles de la investigación en curso, el asesinato de Jeisson “no necesariamente se debe a una retaliación del conflicto armado en el lugar”, revela Harley. De acuerdo con Juan Felipe Ortiz, “es muy probable que haya sido una muerte mandada a ejecutar. No se sabe quiénes la ordenaron, pero los hechos apuntan a que era una trampa, a que estaba orquestado”, dice. El cuerpo de la víctima, afirma, fue encontrado con todas sus pertenencias, incluyendo su teléfono celular, ya en poder de las autoridades.
El análisis que hace la Alianza Social LGBT+ de Antioquia sobre los asesinatos señala que en ellos “la orientación sexual y expresión de género se volvió llamativa y determinante a la hora de focalizar a las posibles víctimas”. Explica que los grupos criminales han hecho una observación de las formas de relacionarse (en sitios públicos, parques, discotecas, en redes sociales o app de citas) para hacer a la población LGBT+ víctima de sus propósitos criminales. Harley pide sin embargo que no se debe demonizar “el uso de las redes sociales y plataformas digitales”, pues el Estado “debe dar verdaderas garantías de seguridad” sin estigmatizar “nuestras dinámicas de socialización y vida sexual”.
SEGUIR LEYENDO: