El libro de fotos que captura los amores que no podían decir su nombre

El flamante “Loving. Una historia fotográfica” compila 300 imágenes de amor masculino desde fines del siglo XIX a la primera mitad del XX. La colección desempolva registros que fueron excluidos de los relatos oficiales, recordándonos sus omisiones deliberadas y las vidas invisibilizadas.

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Una de las fotos de amor masculino incluidas en el libro "Loving. Una historia fotográfica" (Cortesía de Nini-Treadwell Collection Loving, por 5 Continents Editions).
Una de las fotos de amor masculino incluidas en el libro "Loving. Una historia fotográfica" (Cortesía de Nini-Treadwell Collection Loving, por 5 Continents Editions).

“Siempre, ante la imagen, estamos ante el tiempo”: la máxima que abre el monumental ensayo Ante el tiempo del historiador del arte Georges Didi-Huberman, suma nuevos sentidos con la flamante publicación en español del libro Loving. Una historia fotográfica, más de 300 fotografías de la colección de Hugh Nini y Neal Treadwell.

Juntos desde hace treinta años, Nini -un ex bailarín y actual maestro de danza- y Treadwell -profesional de la industria cosmética- iniciaron hace dos décadas una investigación acaso infinita por tiendas de antigüedades de todo el mundo, tras tropezar en Texas con una misteriosa foto de 1920 en la que dos hombres se funden en un abrazo intenso. La reciente edición, que reúne imágenes de amor romántico masculino desde 1850 a 1960, es una poderosa sucesión de instantes de pasión oculta, miradas cómplices, escondites para el placer y risas a pesar de la clandestinidad; un manifiesto homoerótico y una prueba reveladora de la resistencia y la fuerza estratégica de quienes izan su deseo y desafían a su tiempo.

Parejas homosexuales de todo tipo y factor dominan las páginas de Loving en playas, parques, puentes, trincheras de guerra, lagos, campos, terrazas y autos estacionados lejos del centro. Son soldados, mineros, nadadores, marineros, ciudadanos de traje y corbata, obreros y trabajadores rurales. Son identidades anónimas y universales, emparentadas en sus caras de ocio frente al sol, tomadas de la mano o mirándose fijo mientras pisan la espuma de las orillas. En el libro hay algunas fotos de estudio y pocas de living; alguna foto en una cama transitoria y ninguna que no cuente con una figura cómplice que está fuera de cuadro pero es responsable de todo: aquel o aquella que dispara la cámara y retrata con mirada “accidental”, que asume el riesgo y también el compromiso de documentar uniones del mismo sexo en tiempos históricos de persecución y garantía de muerte. De esos terceros que hicieron historia capturando lo incapturable, sólo asoman a veces sus sombras.

Portada de "Loving. Una historia fotográfica". (Fotografías: cortesía de Nini-Treadwell Collection Loving, por 5 Continents Editions).
Portada de "Loving. Una historia fotográfica". (Fotografías: cortesía de Nini-Treadwell Collection Loving, por 5 Continents Editions).

Publicado por 5 Continentes y Duomo Ediciones, Loving sintetiza una colección ya integrada por más de 3 mil imágenes compradas presencialmente o vía web y provenientes de Australia, Bulgaria, Canadá, Croacia, Francia, Alemania, Japón, Letonia, Reino Unido, Dinamarca y Norteamérica. Después de adquirir la primera foto, los coleccionistas en cuestión dieron en una subasta digital con un retrato de dos soldados de los años cuarenta posando mejilla contra mejilla, enmarcados por la expresión “Tuyo siempre” grabada en el cristal. Según Nini y Treadwell, “tenían en los ojos la misma expresión inconfundible que los de la primera foto que habíamos encontrado muchos meses antes”.

Con ese método personal de detección de miradas incuestionablemente románticas, el matrimonio fue sumando piezas aportadas por expertos y comerciantes. El desafío investigativo más fuerte, sin embargo, pasó a ser encontrar la manera de descartar fotografías de amistad: hace cien años, los abrazos entre amigos varones eran muy habituales en la mayoría de las sociedades occidentales. Así, los coleccionistas sólo pasaron a adquirir instantáneas en las que como mínimo estuvieran convencidos al 50% de que los hombres fotografiados estaban enamorados. Todas las fotos incluidas en el libro cumplen con ese requisito y una de ellas ocupa un lugar muy especial.

En 1945, dos soldados estadounidenses subieron a los Alpes austríacos y un amigo les hizo una foto abrazados en la nieve. La insinuación que asoma allí se completó luego con otras 150 imágenes de esa misma situación que uno de los amantes mantuvo escondidas en una caja de zapatos hasta principios de los años 90, cuando se las entregó a un pariente junto con el anillo que lucía en esa ocasión. Luego, murió. Como en esta experiencia, Loving presenta amores vivos con mayoría de hombres muertos. Las piezas más cercanas en la historia son de hace 70 años.

Si de anillos se trata, el volumen incluye una cantidad asombrosa de fotos de dos hombres con anillos u otras joyas que simbolizan unión, en general muy discretas. Los soldados en fuga amorosa por los Alpes austríacos tienen una en la que miran el anillo. Otro archivo muestra cómo un varón joven de comienzos del siglo XX pone un anillo de bodas en el dedo del otro. Detrás, un hombre mantiene su mano derecha en alto, declarándolos marido y marido con la Biblia abierta en su mano izquierda. Pero sin dudas, la imagen más vehemente en esta dirección es una foto de hace 120 años en la que dos jóvenes de no más de 25 años sostienen un cartel que reza “No casados pero con ganas de estarlo”.

El libro compila 300 retratos de una colección de 3 mil fotografías provenientes de distintas partes del mundo (Cortesía de Nini-Treadwell Collection Loving, por 5 Continents Editions)
El libro compila 300 retratos de una colección de 3 mil fotografías provenientes de distintas partes del mundo (Cortesía de Nini-Treadwell Collection Loving, por 5 Continents Editions)

Con orgullo pretérito y explosivo, el libro de Nini y Treadwell es la contratrama del canon sexoafectivo dominante, un museo portable que no casualmente logra materializarse en plena temporada de proyectos sobre memorias disidentes y archivos sepultados. A 53 años de Stonewall, las redes alojan cada vez más afiches, artículos periodísticos y material audiovisual digitalizado de las aventuras desobedientes de aquí y de allá. Al igual que con los vínculos, los nombres, los derechos y las formas, la memoria LGBT+ no reacciona tarde: asoma cuando puede. Y si hay una virtud museística en esta publicación, es precisamente la de agrupar documentos muy anteriores a la efervescencia de los años 60.

La edición también alberga la primera “selfie gay”: una pareja de 1900 colocó una cámara delante de un espejo y se fotografió con un aparato inventado en 1902, el disparador Faries (un cilindro metálico que abría el obturador). Al pie de la foto se lee “En el espejo”.

Asimismo, hay fotos tomadas en gabinetes, espacios más resguardados y libres de terceros amenazantes. Desde 1930 en adelante, muchos hombres decidieron posar al amparo de paraguas o sombrillas. Cada vez más, los autores fueron encontrando retratos muy parecidos. Hoy acumulan casi 50 imágenes así y aseguran que se trata de un código cifrado que no reconocía épocas ni fronteras. Paraguas como arcoiris. Refugio y protección. El tiempo de lo que se ve no tiene tiempo. Hay denominadores comunes en los modos de tomarse las manos, de apoyarse uno sobre el otro y de descansar sobre el cuerpo ajeno. La colección, que coincide con la historia misma de los primeros cien años de la fotografía, desempolva registros excluidos hasta del valor de la cotidianidad. Ese margen, hoy, le recuerda al centro sus omisiones deliberadas.

Uno se acuesta sobre el otro, que está boca abajo sobre el pasto. Otro rodea con sus piernas la cintura de su compañero, que hace equilibrio sobre un cerco. Uno acaricia el pecho de otro y muchos se sientan sobre las piernas de sus novios. La Torre Eiffel, un castillo, una galería en primavera y el capó de los autos. La pileta del ejército, los botes de un club y los muelles del mundo. Con Loving, el tiempo de las imágenes ajusta su cobertura. Tal como apunta el traductor Paolo María Noseda en el prólogo, entre la mítica figura de los amantes de la cueva de Ain Sajri (Jerusalén) de hace 11 mil años y el beso de dos policías que el artista visual Banksy pintó en la puerta de un pub de Brighton, (Inglaterra) en 2004, aparecen ahora estos momentos, “cuerpos con luz propia”. Luz que consumieron para poder vivir.

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