Anastasia y Anna son una pareja de mujeres rusas que llegó a la Argentina en enero de este año para pedir asilo por pertenecer al colectivo LGBT+, perseguido en su país por el régimen de Putin. Hace pocos meses lograron casarse bajo la Ley de Matrimonio Igualitario, que garantiza este derecho desde hace 12 años en el país y también a extranjeros.
”Cuando en enero nuestro avión llegó a la Argentina, Anna y yo comenzamos a llorar. No podíamos creer que éramos libres”, dijo Anastasia, para quien la Ley de Matrimonio Igualitario, a la que tildó de “una oportunidad maravillosa”.
”Nos conocimos en 2009, cuando yo era una activista LGBT+ y abogada de la organización ‘Krug Karelia’ -que ya no existe. En marzo del año siguiente formaron pareja y en 2016 tuvieron su primer par de hijos mellizos, Mikhail y Aksinia, y en 2019 nacieron sus hijas menores, Agata y Uma.
“En ese entonces, la situación LGBT+ en Rusia se volvió más difícil. Desde el 2013, cuando el Gobierno aceptó la ley que prohíbe la propaganda LGBT+, en efecto significaba que nos teníamos que olvidar de decirle a nuestros hijos que éramos una familia. Conocimos casos donde los chicos fueron tomados de familias LGBT+ y puestos en custodia. Comenzamos a tener miedo, y el miedo aumentó día a día”, explicó Anastasia.
La última situación crítica que vivieron fue en 2021, cuando la policía visitó su casa para preguntarle a Anastasia con quién vivía y quién criaba a sus hijas menores.
”Cuatro meses después de esto, vendimos nuestro departamento, todas nuestras cosas, renunciamos al trabajo y nos fuimos de Rusia”, contó. Anastasia y Anna siempre quisieron casarse, y para ellas es importante tener todos sus derechos “como familia, como pareja y como dos mamás”.
”Aceptación, respeto y derechos jurídicos es lo que necesitamos. Cuando supimos que en Argentina se nos podía proporcionar esas cosas decidimos venir”, relató. En enero de este año llegaron a la Argentina y el 11 de marzo se casaron. ”Fue el casamiento que soñamos. Nuestros amigos rusos y argentinos, hermosos vestidos, todos felices”, dijo Anastasia.
Luego de la celebración, pidieron asilo en el país: “Sabemos que la gente en Rusia que nos conoce saben que dejamos el país por ser una familia lesbiana, y nuestros amigos nos dicen que es mejor para nosotras no volver. Igualmente no queremos hacerlo”.
La Ley de Matrimonio Igualitario logró un antes y un después en sus vidas. ”Es una maravillosa oportunidad para que familias absolutamente diferentes puedan tener derechos y garantías de que son visibles, son aceptadas y son importantes”, sostuvo Anastasia.
Desde enero de 2010 hasta junio de 2020, 43 personas obtuvieron efectivamente la protección del Estado argentino en calidad de refugiados, según los últimos datos de la la Comisión Nacional de Refugiados (Conare). ”En general vienen a solicitar refugio, y al estar acá se enteran que se pueden casar y muchos deciden hacerlo, sabiendo que pueden acceder a ese derecho en este país”, explicó Maribe Sgariglia, integrante de la Federación Argentina LGBT y la Defensoría LGBT, perteneciente a la Defensoría del Pueblo porteña.
Las razones para pedir asilo, dijo Sgariglia, “tiene que ver con la situación de persecución que hay en sus países de origen debido a su orientación sexual o identidad de género que hace que las personas se vean en la necesidad de huir. En este caso fue venir a la Argentina a solicitar refugio para pedir la protección de parte del Estado argentino”.
Putín endurece su persecución a las personas LGBT+
Esta semana, los legisladores del partido de Vladimir Putin anunciaron la ampliación de la llamada ley de “propaganda gay” para incluir también a adultos, oficializando la cacería a las existencias LGBT+ que se viene dando en Rusia desde hace una década.
Esta normativa, vigente en Rusia desde el 2013, se ha utilizado para impedir las marchas del Orgullo LGBT+ y para detener a los activistas que defienden los derechos del colectivo en ese país. Si bien fue presentada originalmente como una ley para evitar que los menores de edad estén expuestos a “valores no tradicionales”, en la práctica ha borrado de la vida pública rusa a las personas LGBT+.
“Proponemos ampliar de forma general la prohibición de este tipo de propaganda, independientemente de la edad del público, tanto en los medios de comunicación, en internet, en las redes sociales y en los cines y online”, dijo el jefe de la comisión de información de la Cámara Baja rusa, Alexander Khinshtein, en su canal de la aplicación de mensajería Telegram.
El presidente del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, dijo la semana pasada que, dado que Rusia ha abandonado el organismo de vigilancia de los derechos humanos del Consejo de Europa tras la invasión a Ucrania, ahora podrá prohibir la promoción de “valores no tradicionales”. “Las exigencias de legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo en Rusia son cosa del pasado”, dijo. “Los intentos de imponer valores ajenos a nuestra sociedad han fracasado”.
La homosexualidad fue un delito en Rusia hasta 1993 y se clasificó como enfermedad mental hasta 1999. En ese década, parecía que Rusia continuaría por el camino de aceptación social de las personas LGBT+ que estaba ocurriendo en Europa y el mundo, pero la llegada de Putin al poder frenó cualquier chance de inclusión o tolerancia a las diversidades.
En los últimos años, Putin ha redoblado en sus políticas homofóbicas y en su hostilidad discursiva y legislativa contra las personas gays y trans, creando un verdadero régimen de terror para los ciudadanos rusos de la comunidad LGBT+. Putin se ha alineado estrechamente con la Iglesia ortodoxa rusa -que rechaza las relaciones entre personas del mismo sexo-, habiendo hecho de su conservadurismo social parte de una narrativa de renacimiento político y cultural ruso que ahora también se utiliza para ayudar a justificar la invasión de Ucrania.
Putin codificó el año pasado en la Constitución la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, y ha respaldado el régimen de Ramzán Kadírov, el primer ministro de Chechenia, que integra la Federación Rusa, que ha sido señalado por numerosas organizaciones internacionales y gobiernos por la violación reiterada de los DDHH., especialmente los de las personas LGBT+, con reportes de la existencia campos de exterminio para acabar con sus vidas.
La llamada ley contra la “propaganda gay” ha prohibido cualquier muestra pública de visibilización de la existencia de la comunidad LGBT+, censusando películas que muestren parejas del mismo sexo, desmentelando las asociaciones de derechos LGBT+ y hasta prohibiendo las banderas del arcoíris en la vía pública.
Los cambios a las leyes rusas también bloquearon la posibilidad a las personas trans de adopción. Las personas homosexuales tampoco tienen permitido adoptar, y varias familias homoparentales han tenido que huir del país debido a denuncias de vecinos alertando a la Justicia de la situación.
(con información de Télam)
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