Las preocupaciones por la seguridad tras el magnicidio de Shinzo Abe en Japón se contagian a los países vecinos. Tras el asesinato del ex primer ministro la semana pasada en plena calle, Corea está reforzando la seguridad de figuras políticas de alto perfil, instituciones y eventos masivos, como el Pride Parade que se realizará este sábado.
El Servicio de Seguridad Presidencial de Seúl dijo que fortalecerá las medidas de seguridad para el presidente Yoon Suk-yeol, y la Agencia Nacional de Policía ordenó a las sucursales regionales que intensifiquen la vigilancia para proteger a las figuras clave.
“Estamos revisando nuestro sistema de seguridad para el presidente tras el tiroteo de Abe y tomaremos las medidas necesarias para fortalecer nuestra postura de seguridad”, dijo a Reuters un funcionario de la agencia presidencial.
Abe, el primer ministro con más años en el cargo en Japón, fue asesinado a tiros el viernes durante un discurso de campaña en la ciudad occidental de Nara en un asesinato que sorprendió a un país donde la violencia política y los delitos con armas de fuego son extremadamente raros.
La policía también se está preparando para el Festival de Cultura Queer de Seúl, que comenzará este sábado con el Pride Parade y continuará con distintos eventos hasta fin de julio, incluyendo un festival de cine LGBT+ y varias fiestas nocturnas en Itaewon, el distrito de la comunidad diversa en la capital surcoreana.
Se espera que a la Marcha de este sábado asista el nuevo embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Philip Goldberg, quien fue confirmado por el Senado estadounidense a comienzos de mayo.
Un pequeño grupo de personas de organizaciones ultra-conservadores se manifestaron frente a la embajada de Estados Unidos el pasado fin de semana luego de la llegada de Goldberg a Seúl, acusándolo de que su país “promovía la homosexualidad” en el país asiático.
“Estamos planeando reforzar la seguridad ya que hay una serie de factores de riesgo con los grupos de oposición que también realizarán un mitin al mismo tiempo”, dijo un oficial de policía sobre el evento del sábado.
La seguridad de los embajadores de Estados Unidos en Seúl ha sido motivo de controversia. En 2015, un hombre de Corea del Sur cortó en la cara al entonces embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Mark Lippert, con un cuchillo para frutas en un foro, dejándole una herida profunda en la cara que requirió 80 puntos de sutura.
Y en 2019, hasta 20 manifestantes escalaron el muro del complejo residencial del embajador de EEUU, la segunda entrada ilegal allí en poco más de un año. La policía reforzó la seguridad en el sitio después de que el Departamento de Estado de EE. UU. se quejara públicamente.
La homosexualidad no es ilegal en Corea del Sur y existe una creciente aceptación pública de las relaciones LGBT+. Pero el país está lejos de garantizar la igualdad de derechos a las personas LGBT+, que no cuentan con matrimonio igualitario o ningún otro tipo de reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo.
Además, tampoco existen leyes para proteger a las personas de actos de discriminación en el trabajo en base a la orientación sexual y de género, y la homosexualidad todavía es un tema tabú en las familias y empresas.
Sin embargo, las personas trasgénero pueden cambiar su género y su documento a partir de los 20 años, y recientemente un tribunal anuló la sentencia que condenaba a dos miembros masculino del Ejército surcoreano por haber tenido sexo.
De todas formas, la llegada a la presidencia este año de Yoon Suk-yeol, quien hizo campaña con un discurso conservador y prometiendo que eliminará el Ministerio de Igualdad de Género y Familia, ha hecho pensar al activismo diverso que las legislaciones a favor de las personas LGBT+ y las políticas públicas inclusivas no serán una prioridad para la nueva administración.
(con información de Reuters)
SEGUIR LEYENDO: