La jugadora trans que abandona el fútbol por sufrir discriminación: “Estoy cansada de los insultos y la sospecha”

La futbolista catalana Valentina Berr anunció su retiro en pleno Día del Orgullo denunciando la transfobia de la prensa y en las redes sociales. Habló con Infobae sobre la dificultad de tomar esa decisión, el debate sobre las deportistas trans en competencias femeninas, y sus planes para el futuro.

Valentina Berr (de amarillo) jugó en tres equipos, el último de ellos el Club Esportiu Europa, antes de anunciar su retirada (Foto: Marc Domingo).

A pesar de sentirse contenta por pasar más tiempo con su gato, los últimos días de Valentina Berr han sido caóticos. La futbolista nacida hace 28 años en Ripollet, un municipio situado a menos de media hora de Barcelona, eligió el pasado 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBT+, para anunciar su retiro del fútbol profesional, el deporte que desde niña le ayudó a llenar “un vacío identitario” que tenía porque, como lo cuenta en entrevista con Infobae, “desde pequeña mi género me chirriaba bastante, sin entender muy bien la razón”.

A las directivas del Club Esportiu Europa, equipo catalán en el cual jugaba en la liga femenina de fútbol, les ha tomado por sorpresa la salida de la atacante, lo que evidencia el desconocimiento de los problemas que afectan a las mujeres trans en el mundo del fútbol, en donde lo femenino equivale a menor visibilidad y salarios inferiores a los de sus pares masculinos. “Solamente se habla de nosotras para problematizarnos, como si no fuéramos parte del deporte y no tuviéramos nuestros propios problemas dentro de él”, subraya la jugadora.

En el comunicado anunciando su decisión argumentó que “no colgaba las botas” sino que se las hacían colgar, y contó que decidía retirarse sobre todo para proteger su salud mental. “Psicológicamente no he podido soportar la presión de ser permanentemente sospechosa, y de estar obligada a cumplir un límite de testosterona (que muchas compañeras que no son trans pueden sobrepasar de largo). O que haya cientos de mensajes en redes insultándome y humillándome. O tener que esconderle a mi familia que en la prensa se ha insinuado que yo en realidad no soy una mujer, sino ‘un señor que se hace pasar por mujer para abusar de niñas en los vestuarios’”, explica en un post de Instagram que suma actualmente más de seis mil likes y cientos de comentarios, en su mayoría apoyándola por su situación.

Valentina dice que en el mundo del deporte existen muchas personas que se salen de los moldes heteronormativos. Cree que si se juntan pueden combatir la LGBTIfobia.

Recientemente el lugar de las personas trans se ha puesto en duda dentro de los organismos deportivos. La Federación Internacional de Natación (FINA) informó el pasado 19 de junio que no permitirá que atletas trans participen en competencias femeninas de élite, a raíz de una polémica desatada en torno a la nadadora trans estadounidense Lia Thomas, que pasó de un equipo masculino a uno femenino tras hacer su transición.

Según Berr, la normativa sobre los límites de testosterona que imponen las federaciones es “un tanto ambigua”. Cuenta que ni los médicos del club, ni de la federación deportiva –estos últimos les hacían revisiones médicas anuales– le han dicho “prácticamente” nada. “Ha sido un tema por el que apenas me han preguntado, y que he ido controlándome yo misma a través de analíticas y demás con mi endocrina”, explica Valentina. Más allá de esto, cree que no existe una infraestructura ni siquiera para aplicar de forma correcta la regulación vigente.

Desde su retiro profesional, la jugadora española ha recibido mensajes de apoyo tanto de deportistas trans como de otras compañeras del equipo y personas desconocidas. También ha recibido mensajes de odio, “cosas incluso denunciables”, comenta, pero intenta hacerles el menor caso posible.

A Valentina le gustaría que sus palabras llegaran a todas las personas que son atacadas por no hacer parte de los moldes heteronormativos. “El sistema se encarga de hacernos sentir que somos ‘la rara’ y que estamos solas en esto. Y eso no es cierto. Somos muchas, y no hablo solo de mujeres trans, sino de toda persona que se salga de la normatividad. Si nos juntamos todas nosotras, también con quienes nos apoyan sin vivir nuestra realidad, somos las suficientes como para combatir estas discriminaciones tránsfobas, racistas, LGBTIfóbicas, clasistas, etc. que existen en el fútbol”.

Romper con los estereotipos en el fútbol

Valentina empezó jugando en la categoría más baja de Catalunya, la Segunda Catalana, y fue escalando hasta afianzarse en varios equipos de la Primera Nacional Femenina, división del sistema femenino de ligas de fútbol de España. Vistió la camiseta del Terrasa FC, el Levante las Planas y finalmente el CE Europa.

Desde los diez años le gustaba jugar con la pelota en las calles de su ciudad. “Era la típica patatilla friki que iba todo el día con la pelota en los pies”, cuenta. Para ella, el fútbol era “una manera de estar conectada con su niñez”, o más específicamente –y ahora que lo ha dejado sin saber hasta cuándo– “jugar a fútbol era, en muchos aspectos, ser una niña pequeña de nuevo, sin que importara todo lo demás”.

La nadadora Lia Thomas ha sido objeto de discriminación luego de su transición. (Brett Davis-USA TODAY Sports)

Ver jugar a Ronaldinho la hizo soñar con hacer parte un día del deporte profesional. “Tengo la sensación de que para él el fútbol conformaba una parte esencial de su identidad, y a mí eso me ayudó mucho desde pequeña”, recuerda. Otra futbolista que le cautiva mirar es Ludmila, delantera del Atlético de Madrid “que rompe completamente con el estereotipo de princesita frágil y vulnerable que nos imponen a las deportistas, que cada vez estamos rompiendo más”.

En la cancha dice que se le da “bastante mal” la confrontación cuerpo a cuerpo, pero asegura que tiene la suerte de poseer otras habilidades. Le gustan “los regates, los recursos originales, los detalles técnicos”. De pierna zurda, su posición preferida es la de atacante. Prefiere andar por la banda derecha para entrar en diagonal y disparar a la portería, pero esta temporada jugó en punta y también lo disfrutó.

“Estamos en una fase de denuncia de la transfobia”

Además de su lugar en la cancha, Valentina disfruta de otros proyectos desde los cuales divulga contenido sobre las realidades de personas LGBT+. En el programa La respuesta a todo (Instagram @larespuestaatodo), las charlas giran en torno a preguntas que reciben diariamente las personas trans en diversos contextos: “¿Te has operado?”, “¿Cómo te llamabas antes?”, “¿Cuándo te convertiste en chica?”. Se hacen en público respondiendo los interrogantes de los asistentes, y en su formato podcast invitan a otras mujeres trans para hablar de todo lo que deseen.

Su retiro le permitirá dedicarse más a proyectos como este, así como pasar más tiempo en casa jugando a la pelota con su gato. Pero a la vez no le apetece nada, reconoce. “Creo que tengo que desintoxicarme un poco de todo lo malo que he ido tragando dentro del fútbol, disfrutar también de todo lo que el fútbol te quita, y si acaso más adelante veremos qué es lo que me apetece y lo que puedo hacer”, dice a Infobae.

Uno de sus sueños es ser entrenadora de categorías inferiores. Le gustaría acompañar a quienes empiezan a crecer futbolísticamente, a aprender y entender este deporte. “He sido una persona muy ‘mami’ desde siempre, y contribuir a través del fútbol a la educación de niñas y jóvenes para mí sería una maravilla”, puntualiza.

Objetivos así los asume como un trabajo a largo plazo, igual que la lucha contra la discriminación hacia la diversidad sexual. “Todavía estamos en una fase de denuncia de estas realidades; no se están tomando medidas reales para erradicar la transfobia en el deporte. No cambiará nada hasta que haya una conciencia colectiva, hasta que los clubes se unan y hagan frente a las federaciones internacionales y a quienes rigen las normativas. Estos cambios son maratones”, finaliza.

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