Responder al odio con orgullo y alegría: la lección de los actores de Heartstopper al mundo

Un video viralizado este fin de semana del elenco de la exitosa serie confrontando a manifestantes anti-LGBT+ en el Pride de Londres nos recuerda que los espacios diversos siguen siendo violentados por discursos de odio. Pero también que las nuevas generaciones ya no se quedan calladas.

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En el video que se viralizó este fin de semana, los actores de la serie Heartstopper saltan y bailan ante manifestantes LGBT (Video: Twitter @SkyScottBeasley)

Se llaman Joe Locke, Jenny Walser, Kit Connor, Sebastian Croft, Tobie Donovan, Corinna Brown y Kizzy Edgell. Tal vez a los millennials o a la generación X estos nombres no les digan mucho, pero son un referente indiscutible para las nuevas generaciones al protagonizar una de las series más recientes y exitosas de Netflix: “Heartstopper”. Juntos acudieron este sábado al Pride de Londres y nos regalaron un momento para la posteridad. Con la fuerza de su algarabía, este grupo de jóvenes actores, acaso sin saberlo, hicieron del festejo un acto político que ya se ha viralizado en las redes sociales: bailando y levantando con alegría el dedo medio, estos chicos mostraron que las nuevas generaciones no están dispuestas a callar y aceptar la violencia de grupos antiderechos.

El video en cuestión —que ya cuenta con miles de shares y comentarios en Twitter— fue compartido originalmente por Scott Beasley, periodista del canal de TV británico Sky News. En él se puede ver cómo un hombre de edad avanzada tironea furioso a un chico que forma parte de los festejos del Pride en la capital inglesa. Al punto donde se sucitaba el enfrentamiento acudieron los actores, quienes mostraron su apoyo bailando, ondeando banderas multicolores y haciendo señas con las manos. Sin recurrir a la violencia, estxs chicxs golpearon a los reaccionarios en donde más les duele: demostrando que la alegría, el festejo y la libertad de ser, ya son en sí mismos actos de resistencia.

Al ritmo de “I wanna dance with somebody” (un poderoso himno LGBT+ discotequero de los años ochenta), estos centennials lograron su objetivo: hacer enfadar todavía más al agresor, que no tuvo opción que soltar al chico al que estaba jaloneando. La policía británica también hizo lo suyo poniéndose del lado de los jóvenes, en una pequeña muestra de lo mucho que han cambiado las cosas —al menos en algunos países, hay que decirlo— donde la fuerza del Estado está cambiando la brújula y está para proteger y no para hostigar a la diversidad.

“Heartstopper” y la representación positiva

Estrenada el 2022 de abril de 2022, la serie basada en la novela gráfica y cómic web del mismo nombre se convirtió en un clásico instantáneo apenas llegó a la plataforma de streaming. Una de las cosas que más llamó poderosamente la atención fue la unanimidad de la crítica alrededor de ella, logrando un 100% de reviews positivas en Rotten Tomatoes. Desprovista de dramas y desgarro, “Heartstopper” reveló algo que puede parecer obvio, pero que mostró hacia donde va la nueva producción y consumo de contenidos: las nuevas generaciones LGBT+ ya no autoperciben su realidad teñida de tristeza y sufrimiento y reivindican su derecho a sonreír. Si hacemos una comparativa con cómo se tocaba el tema de la diversidad en películas en los años noventa, basta echar un ojo a “Philadelphia”, estrenada en 1993. Por supuesto estamos ante una piedra angular del cine de la diversidad y que toca temas importantísimos como la epidemia del VIH y el sida, y sin embargo, al revisitarla hoy se siente un tanto anacrónica. No porque haya que olvidarla ni dejar de reconocer su valentía para la época, pero vista ahora, funciona mejor como un recordatorio doloroso de cómo se vivía la diversidad hace unas décadas y el “castigo” al que se estaba destinado por ser distinto.

¿“Hearstopper” carece de conflicto y todo es rosa en ella? Por supuesto que no. Aborda temáticas como el bullying escolar, la homo, les y transfobia, las dificultades de salir del clóset cuando se crece en entornos tradicionalmente masculinos. Pero el tono que prevalece es siempre el del amor. Al final todo se resuelve para bien y estos chicos tienen la oportunidad de ser quienes son en un entorno de respeto. Y es muy saludable que las nuevas generaciones crezcan con referentes en los que tienen pleno derecho a ser felices.

Uno de los momentos que define mejor el cambio de actitud respecto a la diversidad y que está magníficamente retratado en “Hearstopper” ocurre cuando el personaje de Nick Nelson, el chico atlético estrella de su equipo de rugby, se descubre como bisexual. Gracias a Internet, una herramienta mediante la que se documenta, se informa y es capaz de poner en perspectiva que no está solo y no hay nada malo en él. Una herramienta que de haber tenido los adolescentes en los 90, seguro habría evitado muchos momentos de dolor.

Los protagonistas de la serie "Heartstopper", uno de los fenómenos de ficción del año.
Los protagonistas de la serie "Heartstopper", uno de los fenómenos de ficción del año.

Pero el punto conmovedor ocurre cuando decide contárselo a su madre —interpretada por la siempre magistral Olivia Colman— quien jamás lo rechaza ni lo hace sentir culpable, sino que lo abraza y le dice: “Perdón si te hice sentir que no podías contarlo”. Esta manera tan natural de poder hablar de las sexualidades diversas dentro y fuera de la familia se repite a lo largo de la serie. Al final no hay nada malo en los personajes y si hay momentos duros en la historia, ocurren debido a las trazas de una tradición machista que persisten como la mala hierba y se traducen en violencias normalizadas como la del acoso escolar.

Otro personaje de gran poder y que merece una mención aparte es Elle, quien además de ser una joven trans en la serie lo es también en la vida real. Elle no solo acude a la preparatoria del género que le corresponde, jamás es señalada por otras chicas por ser trans ni se aborda su presencia en la narrativa desde una mirada morbosa. Por el contrario, el que sea una mujer se cuenta de forma tan natural, que incluso su mejor amigo hetero Tao se enamora de ella, poniendo los puntos sobre las íes acerca de que un hombre hetero no deja de serlo cuando el objeto de su afecto es una mujer trans.

“Es que las cosas ya no son como antes”, se quejan algunos. Sí: ya no son como antes, porque la diversidad en los medios ha dejada de ser vista como algo cómico, o el punta de partida para un drama desgarrador. Las nuevas generaciones de la diversidad están tomando en sus manos su legítimo derecho a vivir sus vidas libremente y sin vergüenza.

El orgullo es más visible, pero también la intolerancia

Volviendo al episodio ocurrido en el Pride de Londres, este tiene un gran valor más allá de un video viral. Es una representación de cómo los grupos más conservadores están reagrupándose, y la violencia contra la comunidad LGBT+ no cesa, aún en países occidentales y considerados “respetuosos” con la diversidad. Según reportó el diario británico The Guardian, la violencia homofóbica y las ataques transfóbicos escalaron de manera sostenida entre 2019 y 2021 durante los tiempos de la pandemia.

El que grupos antiderechos estén manifestándose abiertamente en las celebraciones del Pride en Londres y en distintas ciudades del mundo, muestra que no solo los personajes LGBT+ son más abiertas: también la intolerancia ha salido del clóset y ya no tiene empacho en nombrarse a sí misma.

Lo ocurrido este fin de semana donde los actores de “Heartstopper” desafiaron a los antiderechos es una metáfora y al mismo tiempo un termómetro de lo que está ocurriendo a nivel global: el mundo de los grises y conservadores está en un “estira y afloja” frente a las nuevas generaciones, orgullosas de ser quienes son, y mostrando sus colores como una forma de resistencia.

Es por ello que contenidos como “Heartstopper” y la también brillante “Sex Education”, ambos disponibles en Netflix, son tan necesarios. Porque abordan la diversidad desde una óptica distinta, actualizada, fresca. Son la prueba de una generación que ya no está dispuesta a callar y que, cueste lo que cueste, va a celebrar sus colores. Y a mostrarle al mundo que amar y ser feliz es también un acto político y de gran valor que vale la pena celebrar.

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