Postales de un Orgullo multitudinario en la Ciudad de México

Más de 250 mil personas se congregaron este sábado en el regreso presencial de la celebración a la capital mexicana. Una oportunidad de festejar el amor y la libertad con creatividad y alegría, pero también de visibilizar las muchas deudas del Estado con el colectivo diverso

Guardar
Según el gobierno local, hubo
Según el gobierno local, hubo más de 250 mil personas en la Marcha del Orgullo de este sábado (Foto: Gobierno de la Ciudad de México)

En la Glorieta de los Insurgentes, uno de los lugares que la comunidad LGBT+ mexicana ha hecho suyo desde hace ya varias décadas, hierve la piel de la ciudad en colores, identidades, historias.

En un bajopuente, un chico se quita una camisa convencional y se la cambia por una camiseta sin mangas con la leyenda “Soy la más”. Acto seguido comienza a pintarse el rostro emulando la bandera de la diversidad. Se mira en un espejo, y después de un par de retoques, se da por satisfecho y se une a la marea humana que es tan heterogénea que de no ser por los tonos arcoíris, no podría saberse por qué se encuentra coexistiendo y apretujada en este breve espacio.

Los váqueros mexicanos también se
Los váqueros mexicanos también se hicieron presentes en la Marcha del Orgullo (Crédito: Pável Gaona)

Por la calle de Génova, un grupo de mujeres trans se dirige hacia la Glorieta de la Diana Cazadora, uno de los monumentos más emblemáticos de la Avenida Reforma y de la Ciudad de México entera. Este monumento es donde se dará el banderazo de salida de un evento al que este sábado convocará a más de 250,000 personas. A una de ellas se le atora un tacón en una alcantarilla traicionera y se rompe la fantasía de su zapato alto. Está a punto de caer de bruces, pero una de sus compañeras la sostiene, en una alegoría hermosa que demuestra cómo cuando las cosas están mal, lxs hermanxs — no de sangre, sino las que unx elige— siempre están ahí para apoyarte.

“¡No importa, sigo perrísima y fabulosa, y la que soporte!”, grita a todo pulmón. Corre y se coloca otra vez de uno de los contingentes más combativos: el de La Casa de Las Muñecas Tiresias, una asociación de la sociedad civil sin fines de lucro que vela por poblaciones vulnerables, sobre todo personas trans, comunidades racializadas y migrantes que se encuentran en la indefensión en tierras que lxs rechazan. Aún no llegan a la Avenida Reforma ni se han unido al cuerpo principal de la marcha, pero no hace falta, este grupo de mujeres trans ya va haciendo lo que mejor sabe hacer: apropiarse del espacio por medio de su existencia misma. Porque cuando se es una persona trans, el solo hecho de existir, y de caminar con orgullo por las calles, es un acto formidable de resistencia.

Cuando el amor se vive en familia, las cosas cambian para bien

Una familia marcha en el
Una familia marcha en el centro de la Ciudad de México. Le dijeron a Infobae que lo hacen para "apoyar la diversidad" (Crédito: Pavel Gaona)

Ya en Avenida Paseo de la Reforma, alrededor de las 10 de la mañana se respira algarabía. Esa es la hora en la que el gobierno de la capital mexicana citó a los asistentes, aunque el banderazo de salida, como suele hacerse tradicionalmente, sería a las 12 del día. “¡Mamá, pero pónmela bien!”, dice un niño refiriéndose a una corona con los colores de la diversidad. Con una de sus manos sostiene un dinosaurio de juguete y con la otra una banderita multicolor. Esta familia entera ríe, se acicala y posa para la foto. “Nos gusta apoyar, no nada más el futuro, sino el presente ya es diverso”, dicen con orgullo.

Más adelante, una mujer sonriente sostiene una pancarta en forma de corazón con la frase “te regalo abrazos de mamá”. Más de unx se le acerca y la abraza. Hay suspiros y hasta algunas discretas lágrimas. El acto que lleva a cabo esta mujer va más allá de lo simbólico: según la Encuesta Nacional de Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género 2018 llevada a cabo por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), un 22% de personas jóvenes que se identifican como LGBT+ en México dejaron o fueron expulsadas de sus hogares debido al rechazo familiar.

Los dos años de pandemia lejos de mejorar las cosas, las empeoraron. Las personas de la diversidad tuvieron que (sobre)vivir fuera de sus espacios seguros de interrelación —escuelas, reuniones con amigos, lugares de esparcimiento—. Por eso hoy, dos años después de que la marcha estuvo suspendida por la pandemia de la COVID-19, se siente un ánimo de liberación.

Una madre y un hijo
Una madre y un hijo marchando juntos este sábado, y sostienen una pancarta sobre el apoyo que le brinda (Crédito: Pavel Gaona)

Pero también hay familias que aportan un toque de esperanza. Una mamá y su hijo sostienen una pancarta con un poderoso mensaje: “Mi hijo siempre fue libre de sentirse como quisiera en casa. Siempre lo supe y mi amor fue, es y será igual. Lo admiro, apoyo y vivo con ORGULLO con él su sexualidad. Nuestra casa es un lugar seguro para su pareja y amigues de la comunidad”. Con el Ángel de la Independencia a sus espaldas, un monumento que simboliza la victoria y la libertad, esta familia sonríe para la cámara y la imagen queda para el recuerdo.

Creatividad, fiesta y protesta

Visibilizar a las personas trans
Visibilizar a las personas trans y sus dificultades ha sido históricamente una de las consignas del encuentro

A más de 40 años de la primera marcha del orgullo en la CDMX —la primera se celebró en 1978 y fue un contingente solidario con la lucha estudiantil— las cosas han cambiado mucho. A ese respecto hay opiniones encontradas: hay quienes sostienen que un movimiento que en décadas anteriores era político y con espíritu de protesta, hoy se ha convertido en un “parade” como se vive en otras grandes ciudades en el mundo, como Madrid, Río de Janeiro o Los Ángeles.

Sin embargo, es innegable que hay razones para celebrar. Ya no ocurren las famosas redadas en las que la policía local apresaba a las personas de la diversidad donde “se sospechaba” de sus reuniones. Se les atrapaba en condiciones infrahumanas en las famosas “perreras”, como si se tratara de animales peligrosos. Al día de hoy —junio de 2022— en 27 de 32 entidades federativas de México, el matrimonio igualitario es una realidad. Y aunque hay mucho por hacer —sobre todo en cuanto a protección de personas trans y no binaries —, el mirar hacia atrás en la historia nos da muchos motivos para celebrar.

Y eso hace un sinfín de personas: ya sea a pie o en los carros alegóricos de los antros, ondean banderas, bailan, se hacen selfies para el recuerdo. Con la sonrisa a flor de labios gritan a todo pulmón su felicidad e incluso lo hacen sin palabras: les basta con mostrar con orgullo sus colores. Frente a la de las esculturas más famosas de la Avenida Reforma, unx chicx posa como si fuera una figura angélica bajada del cielo. Al igual que en Las Escrituras, aquí lxs ángeles no tienen sexo, y se visten de pestañas kilométricas, tacones altísimos y por supuesto con la gama cromática del orgullo. Drag Queens, vaqueros y hasta un gemelo perdido de Freddie Mercury engalanan este recorrido.

Una participante ofreciendo "abrazos de
Una participante ofreciendo "abrazos de mamá" emocionó a los participantes (Crédito: Pavel Gaona)

Pero no todo es celebración: un chico sostiene un cartel que, contundente, lanza un grito de protesta en contra del gobierno federal exigiendo abasto seguro y continuo de tratamientos antirretrovirales para el VIH. Este hombre es la prueba de que el espíritu indómito de la protesta no se ha extinguido, a pesar de la presencia de las marcas y su pink washing, de los carros alegóricos de música electrónica y de los partidos políticos que sin empacho se introducen en los contingentes de lucha social.

¿Esto es una marcha de protesta o es un carnaval de celebración? Es ambas. México sigue siendo un país donde la violencia LGBTfóbica pervive como la mala yerba, y los grupos más conservadores últimamente se han reagrupado y han salido del clóset de la intolerancia.

Muchas de las reinas locales
Muchas de las reinas locales no solo marcharon, sino fueron parte de las performances en el escenario del Zócalo (Crédito: Pável Gaona)

Pero también se celebran los derechos ganados, el amor, y la libertad de vivir la identidad y expresión de género con orgullo. A medio camino entre el respeto y la violencia, México se vistió de alegría, demostrando que el solo existir es un acto de gran valor.

Este sábado el Paseo de La Reforma avanzó a paso imbatible hacia la plaza principal de esta urbe: el Zócalo de la Ciudad de México. Ellas, ellos y elles fluctúan entre la fiesta y la protesta, haciendo historia una vez más. Sí: a pesar del odio. A pesar de la violencia. A pesar de las normas opresivas. Como se dice en el slang drag local de esta estrambótica Ciudad de México: “¡Y ni modo! Soporten! Grítenlo, hermanas!”.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar