En el Mes del Orgullo hay una empresa de calzado que no viste los colores del arcoíris porque lo lleva almacenado en su ADN cada día del año. Ni hace falta que modifique su logo –como lo hizo en otras ocasiones y lo hacen tantas empresas para ir a tono con la conmemoración LGBT+ anual– porque desde el primer instante ha sido una “marca diversa” y la comunidad, cree su fundador, lo tiene bien en claro.
“Acá no importa tu identidad sexo afectiva”, declara Daniel Uyazán, el colombiano que creó Zandan, un emprendimiento especializado en calzado hecho a mano y confeccionado en talleres de artesanos locales.
“Amo los tacones desde que tengo conciencia”, cuenta a Infobae el diseñador industrial de 29 años residente en Bogotá que antes de emprender la marca, nacida en 2016, hizo estudios técnicos en calzado y marroquinería.
Una vez se preguntó por qué los hombres “no podían” salir a la calle en tacones. No era el único en cuestionárselo. Supo casos de personas que sufrían “discriminación de marca” en los locales, donde era “un espectáculo completo” que un hombre se probara una prenda o calzado destinado en principio al público femenino, o que una mujer entrara en los probadores buscando medirse piezas “de hombres”.
“Hay mujeres lesbianas, por ejemplo, que quieren zapatos masculinizados y no encuentran tallas pequeñas de su estilo. Hay hombres que quieren zapatos feminizados y no encuentran tacones talla grande. Muchas drag queen no tienen quien les diseñe zapatos”, recalca.
Además de olfatear una necesidad en el sector, Daniel encontró en ese vacío dejado por otras marcas la posibilidad de “ofrecer un servicio sin estigmatización y sin prejuicios”. Porque, como reflexiona, “la moda es diversa y cualquiera puede usar lo que sea sin tener que etiquetarnos en lo convencional”.
Bajo esa premisa incluyente nació Zandan, un nombre compuesto por el “zan” del apellido Uyazán y el “dan” de Daniel. Así no entrega su nombre completo para dejar abierta la posibilidad de reflejar “otras personalidades”.
Inspirado en el movimiento drag, el ciberpunk y los superhéroes de Marvel
Cuando cursaba calzado y marroquinería en el Servicio Nacional de Aprendizaje, Uyazán recibió el Premio Mario Hernández, creado para exaltar el talento creativo de los colombianos. Su amor por los tacones lo llevó a estudiar el sector del calzado local, donde encontró que “nadie investigaba sobre los estilos de la comunidad LGBT+”, en especial las drag queens, “un nicho específico para el que nadie hacía zapatos”.
Al principio se enfrentó con “entornos muy heteronormativos” de la industria. “Al ser homosexual y exponer una idea tan abiertamente gay que tiene las banderas izadas de la comunidad LGBT+ recibes mucho rechazo”, comenta.
Fue la comunidad quien lo recibió de forma “sorprendente” y ayudó a crecer mediante el voz a voz, las recomendaciones de personas del sector, las redes, y alianzas comerciales con bares y discotecas.
Su paleta de colores escarchados hablan de sus influencias drag y ciberpunk. “Me inspiro mucho en las películas de ciencia ficción, soy un amante de los superhéroes de Marvel desde muy chiquito. Trato de aplicar eso a ciertos productos que hago. Además, pienso que empodera a nuestros fans”. Sus grandes referentes, no obstante, son las drags, a quienes no solo observa trabajar sino que dice escuchar todo el tiempo.
Los artesanos, corazón de cada zapato
Aunque menos visible, detrás de la confección hay dos artesanos mayores de 50 años que son “el alma de Zandan”. “Les debo mucho porque hoy en día es muy difícil conseguir guarnecedores, que son los que cosen, o soladores, que son los que ponen las suelas, porque no existe relevo generacional y pocos se arriesgan hacer zapatos porque, a diferencia de las prendas, son muy complicados de hacer”.
A propósito de la escasez de artesanos, el diseñador ve con preocupación “los abusos en el pago de la mano de obra y la informalidad” que viven quienes hacen zapatos.
El mundo de la moda rápida y de lujo “da empleo pero no paga precios justos”, advierte. Frente a eso, Daniel piensa que una respuesta es “consumir nuestros productos, la hiperlocalidad, apoyar la mano de obra local y el producto local sin importar donde estemos”.
Hecho a mano para reducir el impacto ambiental
Aunque han definido dos perfiles principales de compradores, “una mujer romántica y muy glam” y “una persona sin género y arriesgada en cuanto a la moda”, Zandan propone la misma versatibilidad y adaptabilidad característica de la comunidad LGBT+.
Uno de los productos más dispendiosos que han hecho, cuenta Daniel a Infobae, ha sido un encargo para un cliente mexicano que quería unas botas de equitación que sirvieran para llevar mientras conducía una moto. Pidió que tuvieran polainas con taches, además de un diseño en cuero con suela dentada, accesorios y otras especificaciones.
Para los diseños de ese tipo se toman las medidas para la talla y se trabaja con referentes que entreguen los clientes, pero sin copiarlos, subraya Daniel, centrándose en lo que necesita quien llevará el calzado y cómo lo desea lucir. Los materiales que usan son cuero y sintético, este último más frecuente entre las drag queens pues “permite acabados y colores más dinámicos”.
Cuando se trata de colecciones se trabaja con referentes más personales y se recurre a productos resistentes con la finalidad de crear diseños “atemporales” y “no generar tanto residuo”. De ahí que todavía utilicen la materia prima que en pandemia quedó tras recibir un capital de un fondo para emprendedores.
Y, como recalca Daniel, “todo se hace a mano, acá nada es industrializado”. Ese deseo también ocupaba sus búsquedas antes de presentarse en importantes pasarelas nacionales y decidir convertirse en “el primer colombiano en hacer una marca de calzado diverso”.
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