Cuando en octubre de 2021 vio la luz el primer tráiler de Lightyear, el mundo del entretenimiento se sacudió por el regreso de una de las franquicias más exitosas por parte de Pixar. El hype parecía unánime: el avance de poco más de minuto y medio prometía lo que todos los fans esperarían de ese evento cinematográfico: aventuras, momentos de acción emocionantes e incluso referencias al mundo de juguetes protagonizado por Woody, Buzz y compañía.
Sin embargo, lo que parecía una espera generalizada pronto dividió a las audiencias, cuando en marzo de 2022 se anunció que la película contaría con presencia LGBT+, específicamente la participación de una mujer abiertamente lesbiana, quien besaría a su pareja de forma explícita en la pantalla. Este anuncio se dio en medio de protestas de empleados de Pixar, quienes denunciaron que de forma repetida y sistemática se estaban bloqueando todas las referencias o personajes LGBT+ en sus contenidos, según reportó la “biblia de Hollyood”, Variety.
El tan sonado beso entre dos mujeres —y que hoy es la manzana de la discordia que ha causado una oleada de homo y lesbofobia que comenzó incluso desde antes del estreno de la cinta—, habría sido previamente censurado por parte de los ejecutivos de Disney. El reintegrarlo a la narrativa de la nueva película de Pixar sería una manera de protestar no solo por la censura de esta cinta, sino también de proyectos anteriores donde se había buscado representación LGBT+.
Para quien aún no haya visto Lightyear, esta no es una película que de ninguna manera toque el tema LGBT+ de manera sostenida o durante toda la trama. Es, de hecho, una de las representaciones más orgánicas y mejor logradas, cosa que deberían tener en cuenta quienes continuamente se rasgan las vestiduras ante la famosa “inclusión forzada”.
Las escenas de la pareja lésbica representan solo unos cuantos segundos en una cinta que dura en su totalidad una hora con 45 minutos. No se está forzando nada: se está mencionando —de forma muy ligera y conmovedora, por cierto— que existen modelos de familia distintos al de la familia heterosexual. Con cronómetro en mano, podemos afirmar que el famoso beso no dura siquiera un segundo. No hay intenciones sexuales en él y no hay nada de “perverso” o “adoctrinador”, como sostienen sus detractores.
Este beso de menos de un segundo ha causado que cadenas como Cineplanet, en Perú, colocaran una leyenda alarmista que reza “contiene escenas con ideología de género”. Esta cadena de cines —que irónicamente cuenta con los colores del arcoíris en su logo— ya se pronunció al respecto y sostiene que lo retiraron en cuanto fue detectado y que continuarán “difundiendo y reforzando nuestras políticas con el objetivo de contribuir a tener una sociedad basada en el respeto y la inclusión”.
Un caso más grave ocurrió en Guatemala, pues en las salas de Cinema Bistro, de la cadena Albacinema, se pudo ver impresa una leyenda advirtiendo sobre la “ideología de género”. El que este cine no se haya retractado forma parte de un clima antiderechos en aquel país. En marzo de este mismo 2022 fue aprobada una ley que prohíbe el matrimonio igualitario y que eleva las condenas por abortar. Esta ley llamada “Ley para la Protección de la Vida y las Familias”, también prohíbe que se mencione cualquier aspecto que tenga que ver con la diversidad sexual en las escuelas. Por lo tanto, que aparezcan mensajes así y que la cadena no se haya disculpado —como sí hizo Perú—, parece ser una confirmación de cómo se encuentra la situación de la diversidad sexual en ese país.
Los derechos LGBT+, bajo amenaza
México es un país en el que la Suprema Corte ya se ha pronunciado en pro de los matrimonios igualitarios. Apenas el pasado 13 de junio el estado de Veracruz aprobó esta figura legal, siento la entidad 27 de 32 en hacerlo. Este hecho histórico anotó una victoria más para un país que ya solo requiere de una ley que termine por homologar estas uniones entre personas de la diversidad.
Sin embargo, eso no quiere decir que todo esté ganado en el país. La diputada América Rangel Lorenzana, integrante de uno de los partidos más conservadores de México (el Partido Acción Nacional) ha hecho lo propio para lanzar una piedra de odio sobre Lightyear, dejando claro que tanto ella como su partido seguirán promoviendo su postura antiderechos.
A través de su cuenta de Twitter, la diputada afirmó: “Todos los padres de familia con los que he platicado en estos días me han dicho que NO llevarán a sus hijos a ver “Lightyear” por introducir propaganda de ideología de género. Si en verdad la película fracasa será una tremenda derrota para la izquierda radical”.
Casos como el de esta diputada abiertamente LGBTfóbica, así como lo ocurrido en Perú y Guatemala, son una muestra de que en Latinoamérica no estamos tan lejos de representantes políticos y empresarios antiderechos como suponíamos. Si bien consideramos a Medio Oriente como una región especialmente intolerante con la diversidad —en aquellas latitudes Lightyear ya ha sido prohibida en 14 países que se rigen bajo la ley Islámica—, la intolerancia está más cerca de lo que pensamos.
Si hasta Estados Unidos presenta leyes antiderechos como la llamada “Don’t Say Gay” de Florida, no debe asombrarnos que en México y América Latina la derecha más conservadora esté también mostrando cada vez con más claridad sus verdaderas posturas. Es por eso que nunca se pueden dar por hecho los derechos y las libertades. La homofobia y lesbofobia siguen lantentes, y ha bastado un beso de menos de un segundo para que los ideales de inclusión y respeto a la diversidad se vean amenazados por ideas que en 2022 deberían estar ya superadas y sepultadas.
Citando a Chris Evans, quien da voz al famoso explorador espacial en la película que hoy está en medio de la controversia: “La verdad es que esas personas son idiotas. Siempre va a haber gente miedosa y poco informada que prefiere aferrarse al pasado. Son como dinosaurios”. Touché.
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