En “Pachinko”, de Min Jin Lee, una de las novelas más aclamadas de los últimos años en Estados Unidos, varias generaciones de una familia coreana se debaten entre la tradición y la modernidad, lo familiar y lo extranjero, en un relato que es mitad saga familiar y mitad melodrama romántico, desarrollándose en distintos momentos históricos, que van desde la ocupación japonesa de la península entre 1910 a 1945 y el boom económico de la isla en los 80s.
En la flamante adaptación a serie del libro, estrenada por Apple TV+, uno de sus componentes más suntuosos y emotivos es la música original, a cargo del estadounidense Nico Muhly, un reputado compositor y arreglista queer que, de la misma manera, ha construido su carrera con un pie en la tradición clásica (óperas, música orquestal, de cámara) y otro en el presente, trabajando con Bjork, The National, Grizzly Bear y hasta Philipp Glass, de quien fue su aprendiz durante sus años como estudiante en Julliard y con quien luego ha seguido trabajando como colaborador.
Muhly es uno de los miembros del equipo creativo principal de la serie -que incluye a la showrunner Soo Hugh y el cineasta Kogonada- que no desciende de una familia del sudeste asiático, algo que, le dice a Infobae desde Londres vía Zoom, fue algo que tuvo en cuenta cuando se debatía si aceptar la propuesta de participar en la adaptación de “Pachinko”.
“Había leído el libro, creo que todo el mundo lo leyó en Estados Unidos cuando salió. Y me encantó, aunque sabía muy poco del tema, es un periodo de la Historia sobre al que los estadounidenses no nos enseñan mucho [en referencia a la ocupación de Corea por parte de Japón] en las escuelas. Y cuando Son Hugh me llamó y me dijo si quería formar parte del equipo, tuve que pensarlo, pero el hecho de que se hayan acercado porque les gustaba mi música anterior, me hizo sentir seguro de que era algo que yo iba a saber cómo hacer”, cuenta.
Sin embargo, Muhly confiesa que se impuso algunas reglas para abordar con sensibilidad culturas que no son la suya como la coreana y japonesa, más teniendo en cuenta las habituales acusaciones sobre “apropiación cultural” que se lanzan en Estados Unidos a artistas de todo tipo ante el menor coqueteo con géneros que están por fuera de sus esferas tradicionales.
“Lo primero que decidí, antes de aceptar el ofrecimiento, es que si lo hacía, no podía usar los instrumentos de esa época y de esos lugares, porque sería inapropiado como una persona blanca, y como una de las pocos personas que no son de Asia Oriental del proyecto, me parecía que no correspondía. No creo que haya una regla en este tipo de situaciones, no creo en los dogmas, pero creo que es importante entender las sutilezas y participar de estos debates, especialmente porque esto era algo tan preciso cultural e históricamente, que no quería equivocarme y arruinarlo. Y es que está lleno de ejemplos, y no hay que ir tan lejos como la canción de los siameses en The lady and the tramp, para ver con cuánta insensibilidad se ha abordado esto a lo largo de los años, y tampoco me gustaría pensar que le estoy quitando el trabajo a alguien que lo merece más”, afirma Muhly.
Por eso, explica, decidió recurrir a instrumentos como el oboe en lugar de otros más tradicionales como el shakuhachi (un tipo de flauta japonesa) para componer la música de la serie. “Si por razones artísticas hubiese necesitado hacer música con el shakuhachi, la habría compuesto con alguien mas, con una personal local, porque de lo contrario me hubiese sentido como esas personas blancas que se apropian de comidas étnicas y empiezan a vender un taco por 9 dólares… no me gustaría ser parte de ese universo”.
Una vez aceptada la propuesta, Muhly, quien es uno de los compositores jóvenes más requeridos en el mundo de la música culta, tuvo que enfrentar otro tipo de dilemas, como por ejemplo, cómo musicalizar las escenas entre la protagonista Sunja y su pretendiente Koh Hansu, un hombre poderoso que podría ser la salvación de la heroína, o tal vez su perdición.
“Sabía que tenía que tomar una decisión acerca de él, músicalmente hablando. Si era un monstro o un galán romántico. Eso fue algo difícil, pero ya tenía algo de experiencia con respecto a esa ambiguedad por haber hecho la música de la película The reader. ¿Es el personaje de Kate Winslet en esa historia una criminal de guerra? ¿Es una mujer enamorada? Tenés que entender lo que están contando”, afirma.
Muhly dice además que el proceso tuvo la particularidad de ser llevado adelante en su mayoría durante los meses de encierro impuestos por la pandemia Covid, por lo que fue casi todo realizando a distancia. “Con la showrunner debemos haber hablado unas 400 veces, pero recién nos conocimos en personas cuando estábamos haciendo la mezcla definitiva. Por suerte, ella me había enviado un documento increíblemente detallado de todo lo que pasaba en la serie y todo lo que quería musicalmente, asi que tenía en mi mente muy bien mapeado todo lo que se buscaba conseguir”.
Muhly cuenta además sobre el “intenso” trabajo que supuso tener que componer 4 horas y media de música para la serie. “Hacia el final, por ejemplo, estábamos terminando de grabar la música del capítulo 7, yo me tomaba 10 minutos, y me iba a terminar de escribir la musica del siguiente. Pero cuando fuimos a hacer la mezcla y vimos el producto terminado, fue algo conmovedor, porque la serie es fantástica. Me hizo muy feliz y orgulloso de ser parte de este proyecto”.
Las piezas musicales compuestas por Muhly, que poseen la misma elegancia clásica y melancólica que exuda la propia serie, están además disponibles para escuchar en todas las plataformas. ¿Le interesa que la gente pueda disfrutar su música separada de lo que fue originalmente pensada, o cree que solamente cobra sentido como parte de un todo audiovisual?
“En realidad intento no pensar en cómo la gente escucha mi música, porque no tengo ningún control sobre eso. Hace poco [el director italiano] Paolo Sorrentino puso una pieza mía de violín en uno de sus trabajos recientes y me pareció increíble, jamas se me hubiese ocurrido ponerla ahí, y después también me ha dicho mucha gente que estudian con mi musica de fondo. Obviamente yo jamas lo haría, pero me parece bien que le den el uso que quieran. Me gusta poder ser útil a las personas”.
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