En Chile, la explosión de la cultura ballroom hace evolucionar a la pista de baile

Una subcultura que tuvo su origen en la Nueva York de los 80s tiene una segunda vida gracias a la popularidad de talent shows como Legendary y de la escena drag. En la nación chilena, 22 “casas” batallan todos los fines de semana combinando destreza, fantasía y conciencia política

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Casa pionera... La House of Keller (crédito: Kike Palacios @kpfotografiachile)
Casa pionera... La House of Keller (crédito: Kike Palacios @kpfotografiachile)

Desde hace un tiempo a esta parte, parecería que no hubieses un solo fin de semana en la agenda nocturna LGBT+ en Chile sin un evento relacionado a la escena de ballroom, con batallas de voguing y enfrentamientos entre “casas” siendo ya un nuevo clásico de las vidas diversas y urbanas de los jóvenes chilenos. ¿Pero cómo explicar este nuevo fenómeno en la región?

Primero, un poco de historia. El vogue o voguing es un tipo de danza urbana performática que desde sus inicios se ha perfilado como un baile de resistencia para la población LGBT+. Esta subcultura nació entre las décadas de los 60 y 80 en los salones de baile en Harlem, Nueva York, como una forma de resistir a la discriminación hacia las personas trans, latinas y afrodecendientes que en ese entonces eran marginadas por la sociedad.

Desde aquel momento a la fecha, la cultura ballroom sigue vigente, creciendo y sus poses expandiéndose alrededor del mundo y en América Latina. Chile es uno de esos casos donde esta disciplina fabulosamente queer, de la mano de recientes avances a favor de la comunidad LGBT+ como el matrimonio igualitario, se ha popularizado a niveles impensados años atrás.

La historia es relativamente reciente. En Chile, en el año 2015, se creó la primera casa de vogue, llamada House of Keller, por su madre Muva Keller y del príncipe Tofu Quing. Desde ese momento, se ha perfilado como la casa pionera e impulsora de la cultura ballroom en el país trasandino.

Al hablar de voguing, estamos refiriéndonos a una batalla de elegancia, una guerra, pero donde las armas son el vestuario, el maquillaje, el peinado y un par de tacos que buscan resaltar la feminidad que junto a la creatividad y el talento son vitales para derribar a los oponentes en una pasarela o en una pista de baile. En el vogue no hay violencia, eso sí, mucha sátira y distintos tipos de categorías de competencias.

De entrada, Tofu Quing le explica a Infobae la diferencia entre ballroom y vogue. “Ballroom es la cultura y el vogue es la performance dentro del ballroom”, explicó.

“Hay batallas de pasarela que no es solo baile, mucha gente de ballroom hace hincapié con eso porque cuando se habla de ballroom la gente habla de el baile solamente y deja atrás un poco el estudio de pasarela, make up, face, etc”, resaltó Quing.

Quing tiene 36 años y trabaja como chef de cocina en Santiago de Chile, la capital nacional, y en sus tiempos libres es uno de los líderes de House of Keller.

“La cultura llegó aquí (Chile) de mano de Muva Keller y yo, que soy su primer hijo. Nosotros conocimos de ballroom en nuestro primer contacto que fue directamente con gente de la escena de Nueva York. Es una cultura que se expande después de los 90 hacia Europa y luego baja a latinoamérica recientemente hace ocho años gracias a los mass media, ya que está cultura era algo que no se conocía”, dijo Quing.

Tofu Quing, una de las figuras históricas de la escena ballroom en Chile (crédito: Kike Palacios @kpfotografiachile)
Tofu Quing, una de las figuras históricas de la escena ballroom en Chile (crédito: Kike Palacios @kpfotografiachile)

La creación del voguing fue inspirada en las poses de las modelos de la revista Vogue, la encarnación de todo lo que esa comunidad no podía acceder. Era lo más cercano a la fama, la fortuna, el estrellato y los focos. Y aunque en un principio, se intentaba emular y repetir los estereotipos de feminidad blanca, la belleza, la sensualidad y la clase, con los años eso se fue reivindicando y se abrió espacio a lo disidente.

Para este chef, el voguing genera un cruce generacional que también “llama y convoca a personas que aman la performance, a la gente que le gusta el drag, que le gusta bailar, a la gente que le fueron negando ciertos espacios o vivencias con la exploración de su cuerpo, así como, cuerpas gordas, cuerpas transexuales, cuerpas marginadas de por si en el colegio, en las universidades, en los trabajos, encuentran un lugar de validación a través de la performance”.

En los últimos años el vogue ha aumentado su conocimiento público con series como Pose y talent shows como Legendary. Sin embargo, fue la cantante Madonna en 1990 quien lanzó al estrellato global -muchos la acusaron de apropiarse de ella para explotarla- está subcultura underground con una canción que lleva el mismo nombre. Fue ella misma quién asistió a algunas competencias para interiorizarse sobre el tema en un club llamado Sound Factory en Manhattan.

La canción de Madonna se convirtió en el número uno en 30 países alrededor del mundo y el voguing fue lanzado al reconocimiento internacional. Sin embargo, muchos años pasaron antes de llegar a Latinoamérica.

El debate sobre la apropiación

Quing recordó que en un principio en Chile comenzaron a realizar instancias “pequeñas y locales” llamadas kikis, donde se hacían batallas de pasarela y de voguing. “En mi caso, no tenía ningún contacto con la danza, no venía del mundo de la danza, en cambio mi mamá, Muva Keller, sí. Ella era profesora de otras danzas urbanas y yo comencé tomando clases con ella” relató.

Agregó qué “pudimos educarnos respecto de cómo abrir instancias acá, sin pasar a llevar y sin apropiarnos culturalmente de algo que le pertenece directamente a gente afrodescendiente y mujeres trans. Nosotres acá miembros de la comunidad LGBT+ en distintas áreas laborales, estudiantiles o culturales quisimos llevar algo acá con la misma dinámica, de crear un circuito, llamar gente y convocar. Para poder armar esto fuimos instruyendonos tomando clases con exponentes y conversando haciendo contactos con gente de la cultura neoyorkina, parisiense y brasilera con la cual tenemos una estrecha conexión”.

Según recuerda, “Muva y yo éramos personas que tenían muchas ideas en la cabeza pero no sabíamos cómo accionarlas, pero una vez que nos conocimos fue como concretar cosas y fuimos haciendo de a poquito y la gente fue llegando, y fuimos visibilizando lo que había y se dio que una maricona, vio a otra maricona, y otra maricona dijo “yo voy también” y así se empezó a convocar y no paro hasta el día de hoy que vemos que hay más de 20 casas en todo Chile, hay competencias todos los meses, y tuvo un comienzo y eso fue House of Keller”.

El programa "Legendary", de HBO Max, donde la competencia es por ser el mejor en voguing (EFE/Zach Dilgard HBO Max)
El programa "Legendary", de HBO Max, donde la competencia es por ser el mejor en voguing (EFE/Zach Dilgard HBO Max)

Y aunque el vogue mayormente se conoce como un baile performático, es más que eso, lejos del glamour esconde en la mayoría de las ocasiones el dolor de muchas personas segregadas y discriminadas, incluso hasta por sus propias familias. Ese es el lado menos esplendoroso del voguing, como se ve en la película “Paris is burning”, y está estrechamente relacionado con su irrupción ya que la mayoría de quienes lo impulsaron, convivian en “casas” luego de haber sido expulsados de las suyas por ser o amar distinto a la heteronorma. O en otros casos, por tener VIH+.

Aquellas casas normalmente eran bautizadas y llevaban el nombre de famosas casas de moda. Sus miembros utilizaban el nombre de ellas en sus apellidos, reemplazando el de origen, adquiriendo una nueva identidad colectiva. Las madres o padres de las casas ofrecían una familia en comunidad para quienes eran socialmente marginados por razones de género, sexualidad y/o raza con el objetivo de entregar un espacio seguro donde el voguing era lo que les unía. Aparte de las madres, hay príncipes y princesas, quienes son herederos y manos derechas de las madres.

La búsqueda del reconocimiento en una sociedad hostil

House of Keller está compuesta en la actualidad por 17 integrantes. Partieron haciendo clases individuales y grupales, en lugares cerrados y en espacios públicos de Santiago. También se desplegaron a otras regiones.

En el año 2016, un año más tarde del nacimiento de la casa de los Keller, nació House of Antrax en Concepción, a casi 500 kilómetros de Santiago. La cual fue fundada por Kriss Antrax, un psicólogo clínico de 25 años. Antrax dijo a Infobae que partió de manera muy incipiente. “Empecé a tomar clases de voguing cuando venía gente de Santiago a Concepción, y después fui viajando a tomar clases allá y a competir”, afirmó.

Ballroom federalista... House of Antrax, la principal "casa" en la ciudad de Concepción.
Ballroom federalista... House of Antrax, la principal "casa" en la ciudad de Concepción.

House of Antrax es la segunda casa más antigua de Chile y la primera en regiones. Actualmente la integran 11 personas. “Somos la casa pionera al sur de Chile, la segunda casa a nivel nacional, la primera en región, por lo tanto siento que nosotres abrimos el espacio para que las balls se hicieran en espacio públicos, de hecho, la primera ball en espacio público que se hizo en Chile fue en Concepción, en junio del 2019. Surgió esta necesidad de tomarse las calles y de empoderarse también”, resaltó el psicólogo, en referencia al crecimiento del voguing en Chile y todo el continente.

Para él, el voguing “es pura resistencia, porque el ballrooms tiene un contexto político y social muy fuerte, porque surge de la necesidad de reconocimiento de una sociedad que te invalida constantemente, entonces ballroom surgió para eso, para poder resistir y validarse entre nosotres, como cuerpos e identidades que no son hegemónicas, y la idea de abrir un espacio para que todes puedan participar y se sientan comodes”.

“En Concepción, las balls son super sanas, son familiares y creo que eso caracteriza también la escena penquista, de que acá hay mucha buena onda”, enfatizó Antrax.

Quing y Antrax coinciden en que además de atravesar los prejuicios de la sociedad, también deben luchar económicamente para sostener viva esta cultura. “Somos una escena autogestionada, todo lo que generamos lo hacemos en la misma, incluso los premios, las medallas y los premios que se dan, se hacen a través de la gorra, es puro talento”, concluyó Quing.

Desde la creación de las casas Keller y Antrax, en 2015 y 2016 respectivamente, surgieron otras en todo el territorio nacional, actualmente suman un total de 22 que desde el baile y la performance expresan con su cuerpo su derecho a ser, manteniendo vivo el voguing como una forma de liberación, resistencia y de autoexpresión.

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