“Tenemos un año de relación y desde el primer momento supimos que éramos el uno para el otro”. Jordan y Jackson se conocieron en Perú pero decidieron que el lugar de su casamiento sería Buenos Aires. En su país solo podían aspirar a una unión civil pero lo que ellos deseaban era convertirse en esposos para formar una familia. Después de mucho averiguar, dieron el paso y el próximo 15 de julio el altar los espera. Ese mismo día, mucho antes de que se conocieran, una votación histórica en el Congreso argentino lo hizo posible, cuando la Cámara de senadores aprobó la ley de matrimonio igualitario un jueves por la madrugada hace 12 años atrás.
Desde que Argentina se convirtió en el primero de la región y décimo en el mundo en permitir el casamiento entre personas del mismo sexo, la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) estima que más de 400 parejas LGBT de extranjeros desembarcaron con la ilusión de poder unirse legalmente en uno de los pocos países que permite el casamiento de los ciudadanos no residentes. Y muchos aprovechan el viaje para organizar su luna de miel recorriendo Misiones, Salta o la Patagonia con sus grupos de amigos. Las buddymoon (”luna de miel con amigos”) son la última tendencia turística -ayudada por el cambio favorable- para las personas que buscan compartir el viaje de bodas en un destino que les asegure igualdad de derechos.
“Vivimos en un país donde no se pueden comprar dólares pero las personas pueden cambiar de género y las parejas se pueden casar fácilmente, es muy interesante”, le dice a Infobae Laetitia Orsetti, fundadora de Fab Weddings. Se trata de una de las pocas empresas de wedding planning especializada en casamientos LGBT+ que ofrece sus servicios enfocados a turistas extranjeros. “Las parejas necesitan esta etapa para seguir con sus vidas y Argentina ofrece lo que pocos países en el mundo. Un 25% de las bodas en el mundo, la gente quiere hacer destination weddings -no quieren casarse en su país- y las opciones siempre eran Las Vegas, el Caribe o México, pero Buenos Aires ofrece la posibilidad de casarse de una manera super linda”.
Orsetti es oriunda de Texas, llegó hace 20 años a Buenos Aires para estudiar español y finanzas durante seis meses, pero terminó por adoptar el territorio porteño como residencia permanente. “En el 2010 estaba trabajando en una empresa de marketing y tenía muchos amigos que trabajaban en la noche, en los eventos, pero más que todo había estado en muchas bodas y las argentinas son las más divertidas. Cuando salió la ley fue como 1 más 1: entre los amigos que estaban trabajando en producción y arte, los contactos que tenía, la empresa se fue armando muy naturalmente. Quería ayudar a parejas para casarse acá, como dicen en Francia: mariage pour tous. Fuimos la primera empresa en Argentina enfocada en este sector y lo lanzamos con un desfile para parejas LGTB+ con la participación de diseñadores argentinos. Era una visión global”.
Hacer el amor y el dinero
Además de contar con una legislación pionera, Argentina es una de las dos naciones -junto a Canadá- que habilita el matrimonio igualitario para las personas no residentes, pero de una manera más ágil y a bajo costo.
“Hay un fenómeno que venimos observando en los últimos 10 años, después de que nos convertimos en el primer país de Latinoamérica en tener el matrimonio igualitario: empezó a suceder algo que los norteamericanos llaman buddymoons, que es viajar a casarte a un país donde respeten tus derechos y hacerlo acompañado de tus amigos. Hubo ciudades que específicamente trabajaron con esto, lo que hicieron fue acortar los tiempos que los y las argentinas tenemos para casarnos: en Salta, Puerto Madryn, Mendoza, Rosario y Buenos Aires -tanto en la Ciudad como en la Provincia-, lograron reducir los tiempos para hacer el trámite a cinco días”, apunta Pablo de Luca de la Cámara de Comercio LGTB Argentina.
Se trata de una tendencia que proliferó durante la última década y promete un fuerte impacto en la promoción del turismo internacional. El caso de Nueva York es ilustrativo: en 2012, un año después de la aprobación del matrimonio igualitario, la ciudad reportó 259 millones de dólares en ingresos como producto de los viajes de bodas.
En Argentina, todavía se trata de un fenómeno emergente que recibió el coletazo de la pandemia. Desde la FALGBT, María Rachid señala que “no hay muchos matrimonios de extranjeros en otras provincias, en general, vienen a la Ciudad de Buenos Aires”. Según los datos del Registro Civil de la CABA, desde la sanción de la ley hasta diciembre de 2021, fueron 5933 parejas las que legalizaron su matrimonio en la ciudad. De ellas, la Federación que conduce Rachid estima que más de 400 corresponden a extranjeros no residentes.
Vacaciones y política
José Efraín y Luis hicieron match un 30 de agosto hace cinco años y desde el primer “hola” en la pantalla no se separaron más. En Barranquilla tuvieron su primera cita presencial pero buena parte de la relación transcurrió a distancia: José es puertorriqueño pero reside en Estados Unidos, mientras que Luis vive en Venezuela. A los retos de la virtualidad y la pandemia, se sumó la imposibilidad de casarse, por distintos motivos, en sus países de residencia.
“Por los diferentes requisitos de visado que varios países actualmente exigen a los venezolanos para poder viajar, Argentina representa en estos momentos una de las pocas oportunidades reales de matrimonio para parejas del mismo sexo, como nosotros”, explican.
Su historia es similar a la mayoría de las parejas que recurren a los servicios de Fab Weddings. “El 90% de las parejas se conocieron online y la mayoría de ellas fue amor a primera charla, chatean varios años antes de conocerse y luego se quieren casar. Después se vuelven cada uno a su país y comienzan a tramitar una visa de esposos para poder vivir juntos”, explica Laetitia.
La empresa que dirige Orsetti es más que un servicio de wedding planner; organizan toda la logística previa al viaje, asisten a las parejas con los trámites burocráticos y hasta les facilitan los testigos ante el Registro Civil cuando no tienen familia o amigos que los acompañen.
“Nosotros ofrecemos vacation weddings, la mayoría es la primera vez que vienen al país y -en muchos casos- hace mucho que no se ven entonces para ellos, cada momento, es algo super precioso. Las bodas son súper emocionantes porque la mayoría de ellos han tenido muchos problemas para poder estar juntos y casarse, ellos lo viven con mucha emoción”. Desde que comenzó el negocio, planificaron casamientos de parejas provenientes de más de 40 países: latinoamericanos, europeos, indios y hasta libaneses -donde el colectivo homosexual es perseguido penalmente.
Según De Luca, “hay de todo, muchos que son de países latinoamericanos donde no tenían posibilidad de casarse en sus países, pero también hubo casos, como el de un senador australiano con su novio alemán: ellos [Alex Greenwich y Victor Hoeld] vinieron a casarse acá como una manera de reivindicar derechos porque en Australia no salía la ley de matrimonio igualitario y en Alemania no existía la ley tampoco en aquel entonces”.
Si bien la pandemia supuso un impasse para el sector, una vez terminada la cuarentena, los viajes de bodas se reactivaron casi al instante para el negocio de Orsetti. “Ni bien se abrieron los aeropuertos en noviembre, empecé a tener solicitudes y ahora tenemos un montón, hay muchas parejas de Latinoamérica -principalmente de Perú, Venezuela y República Dominicana-, tengo a dos chicas de Perú que se casaron acá con dos vestidos, dos ramos y ahora van a volver para festejar su aniversario”.
Desde la Cámara de Comercio LGBT esperan recuperar el pico de 600 mil viajeros que llegó a tener el país en 2019. “Cuando viajamos, la primera preocupación que tenemos es cuál es la seguridad física y política que tenemos en los países que visitamos y un país que le da igualdad a las personas transgénero, que da igualdad en los derechos matrimoniales, donde se puede adoptar, es un mensaje más que directo. Desde 2010 en adelante se nos hizo bastante más fácil comunicar que Argentina era un destino que le daba la bienvenida a viajeras y viajeros LGBT+”.
Desde Perú, Jordan y Jackson siguen con entusiasmo todos los preparativos de su boda. “Estamos a punto de viajar para cumplir nuestro sueño de estar unidos y poder tener los mismos derechos que cualquier pareja. Será un momento muy especial”.
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