Si Rosalía y C.Tangana son los reyes indiscutidos de la música española mainstream diseñada para un público global, Cariño pica en punta entre la nueva generación de bandas indies que cuentan sus reproducciones en los cientes de miles en lugar de las decenas de millones. Este trío de mujeres que no pasan la treintena actualiza el sonido “tonti pop” de los 90/2000, que tuvo a Los Fresones Rebeldes y la Casa Azul como sus principales cultores, y los moderniza con temáticas que van desde lidiar con tu primo libertario, la ubicuidad del reggaeton y hasta obsesionarte con alguien viendo sus fotos en Instagram.
Cariño presenta además otra novedad con respecto a esa escena musical asociada generalmente a bandas lideradas por hombres heterosexuales (aunque decididamente betas): sus 3 integrantes son miembros del colectivo LGBT+, e inclusive dos de ellas (María, voz y teclado) y Paola (guitarra) se conocieron a través de una app de contactos lésbicos. Una de sus canciones, “Bisexual”, de su primer disco publicado en el 2018, se convirtió en un himno centennial gracias a su manera despreocupada y humorística de hablar sobre la fluidez sexual.
La más reciente prueba del éxito de Cariño fue su concierto celebrado el pasado miércoles en la Ciudad de México, la penúltima parada de su gira por el continente que las llevó desde Buenos Aires hasta el Festival de Coachella, en la que la sala B del Auditorio Nacional se vio rebasada de fans que coreaban no solo sus temas “viejos” sino las canciones de su nuevo disco (Cariño, 2022), pese a tener apenas días en las plataformas. Era una escena reminiscente de los años de la Biebermanía, pero con verdaderas lesbianas esta vez.
“Lo que sucede cuando venimos a México es muy especial, nos acogen muy bien. La primera vez que vinimos y vimos cómo el público reaccionaba, dijimos Dios, aquí parecemos grandes estrellas. En España y en otros lados la gente también se alegra de vernos y nos quiere, pero aquí nos celebran mucho”, dice a Alicia Ros Prieto, bajista, cantante y compositora de Cariño, quien recibe a Infobae sentada en un hotel de Roma Norte, el barrio hipster de la capital mexicana.
Se trataba del regreso del trio mexicano a la CDMX tras dos años particularmente duros debido a la pandemia. ¿Cómo fue vivir ese parón justo cuando la banda comenzaba a despegar? “Pues fue una mierda”, admite sin eufemismos. “Nos afectó muy negativamente, como a todo el mundo. Teníamos planeado tocar ese año en Coachella, y recién pudimos hacerlo ahora. Aunque por otro lado, a nivel grupo nos vino muy bien, porque llevábamos dos años sin parar, saliendo mucho de fiesta, sin pasar casi por casa, y nos sirvió para tomar consciencia de lo que habíamos logrado y preparar el disco con un poco más de tiempo, porque el anterior lo hicimos en dos meses. Para este, metimos mucha más mano, y además crecimos como músicas, sabemos tocar mejor, producir mejor. Tener tiempo nos ha venido bien”.
El disco homónimo, una sucesión de canciones pop perfectas, breves y ultra-melódicas, combina la simpleza del punk con la dulzura del mejor synth-pop español. Destaca la contribución de la chilena Javiera Mena, quien produjo la canción “Tamagotchi”, que acerca a las Cariño al hyperpop más acelerado y azucarado en un relato sobre no aceptar la misma desconsideración que una mascota virtual.
“Javiera Mena y María se hicieron muy amigas, porque Javiera está viviendo en Madrid y nos vemos en las mismas fiestas. Así que trabajar juntas fue algo muy natural, no fue Vamos a pedirle a Javiera Mano que nos ayude sino más bien, Venga, vamos a hacer una canción. Y salió una mezcla entre música urbana y PC Music, algo un punto techno incluso, porque la grabamos en la casa de Javiera con sus sintes”.
La afinidad latinoamericana no se acaba ahí. Alicia dice además que se sienten parte de una escena madrileña y regional y menciona a la banda argentina Las Ligas Menores como una de sus inspiraciones.
“En Madrid se ha formado una escena con artistas de Sonido Muchacho [sello por el que han fichado] en la que estamos nosotras, Carolina Durante y Natalia Lacunza, por decirte algunos. Colaboramos en proyectos, tocamos en los mismos sitios, salimos juntos, así que somos una especie de lobby. El lobby musical de Sonido Muchacho. Tenemos más que ver con ellos que con Rosalía”.
Tontipop contra el machismo
Pese al éxito y las buenas reseñas de sus dos discos, singles y recitales en vivos, Alicia cuenta que han sentido la negatividad por parte de personas de la industria, generalmente hombres, debido a que no solo son un trío de mujeres sino que hacen un tipo de música, el tonti top “hazlo tú mismo”, que la vieja guardia “rockista” considera frívolo y popero.
“Cuando comenzábamos, a algunas personas les molestó que nos fuera bien, siempre era el rollo de Son tres tías que no saben nada de música y poniendo en duda que hiciéramos nuestras propias canciones. Nos preguntaban mucho eso: ¿Hacéis vueltras letras? Cuando hay un grupo de chicas a las que les va bien, siempre sucede lo mismo. Les pasó a Hainds también, que directamente las odiaban. A los Carolina Durante nadie les pregunta eso ni los lapidan”, señala.
Por último, le preguntamos a Alicia si piensa que un grupo como el suyo, compuesto por mujeres queer, tiene algún rol en la “batalla cultural” contra la ultraderecha, encarnada por Vox, que ya es la tercera fuerza política en España impulsando un discurso -y una plataforma legislativa- hostil hacia el colectivo LGBT+. ¿Componer alguna canción más abiertamente política es una posibilidad?
“No lo sé, porque finalmente tus vivencias personales ya son políticas. Si tú hablas de que no tienes dinero para pagar el autobús, por ejemplo, estás enviando un mensaje político. Pero nunca nos lo hemos planteado, porque nuestras canciones van sobre estar enamorado o tener el corazón roto, sobre cosas sentimentales. Igual ahora que lo dices, sí, deberíamos hacer alguna canción política y aportar lo nuestro para evitar que la ultraderecha llegue al gobierno en España”.
SEGUIR LEYENDO: