Bruce LaBruce, una leyenda del cine gay suelta en Buenos Aires

El provocador director canadiense presentó en el BAFICI su más reciente película, mezcla de porno, cine noir y comedia feminista. Infobae habló con él sobre los retos de filmar durante la pandemia y por qué la solidaridad del colectivo LGBT+ lo inspira a seguir haciendo películas.

Bruce LaBruce, ícono del cine gay underground (Prensa Bafici).

Los tiempos parecen haber finalmente alcanzado a Bruce LaBruce, ese eterno agitador cinematográfico de la anarquia sexual y el hedonismo político. Si bien los vaticinios de una revolucion sexual inédita despues de la pandemia no se materializaron, y los augurios de que el Covid traería consigo el fin del capitalismo probaron ser exagerados, lo cierto es que las relaciones nunca han sido más abiertas, el sexo es algo cada vez más presente en nuestras vidas (al menos en su carril digital), y escuchar hablar a adolescentes sobre la “politización” de sus deseos es algo tan común que los libros sobre teoría feminista para “las pibas” están entre los más vendidos en las librerías. Exceptuando la presencia de zombies, podríamos estar viviendo en una película de LaBruce.

Por ello, parecía lógico que el director canadiense fuese uno de los principales homenajeados en la edición número 23 del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), en la que además de brindar una masterclass titulada “El pornógrafo reacio” ante un auditorio pletórico de fans porteños, presentó su más reciente película “The affairs of Lidia”, una comedia porno dónde el golpe más fuerte de la sátira se lo lleva la monogamia.

Antes de la charla, y en medio de una vertiginosa estadía porteña que lo ha visto disfrutar tanto de los postres del mítico Café Valerio como de la carne argentina en el flamante club queer Puticlú, LaBruce habló con Infobae sobre cómo fue filmar bajo las órdenes de la conocida productora de porno feminista Erika Lust, las ventajas de estrenar sus películas en ciudades donde la pelea por los derechos LGBT+ son todavía una cosa de todos los días, y su falta de familiaridad con el cine latinoamericano.

LaBruce, durante su masterclass el pasado martes en el Bafici. (Prensa Bafici)

-Estamos en el año 2022 y las formas en la que nos relacionamos sexo-afectivamente están cambiando. Tu nueva película parece reflejar eso y parodiarlo a la misma vez.

-La película fue hecha para una compañía llamada Lust Films, que es una productora de porno ético y feminista ubicada en Barcelona que hacen sus películas desde una perspectiva femenina. Para empezar, el porno puede ser muy problemático en cuanto a la representación de las mujeres, entonces hacer una película para esta compañía para mi es más político, es más feminista. Además, estaba trabajando para una productora de contenidos heterosexuales y bisexuales, entonces hacer esta película fue un desafío incluso para mí en términos del contexto sexual actual. Pero respondiendo a tu pregunta, sí, es una película anti monogamia. Lidia, la protagonista, proclama “damas y caballeros, estamos aquí reunidos para declarar que la monogamia está muerta”. La mayoría de la pornografía heterosexual se trata de la objetificación de las mujeres pero esta película está contada a través del punto de vista de Lidia, de su mirada, su deseo.

-Nombraste a Lust Films, la productora de Erika Lust, reconocida directora de porno feminista. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con ella?

-Ya había trabajado con ellos, hice tres cortos de media hora para la serie XConfessions, dos de ellos los filmé en Barcelona, así que había tenido un trato directo. Lidia se filmó en Montreal, así que trabajé con un productor, Joe Balass, quién trabajó conmigo en el lugar. Pero Erika Lust supervisó todo el proceso.

-Se podría decir que The Affairs of Lidia también es un fashion film. El vestuario cumple un rol importante.

-Es que cuando Erika Lust me propuso hacer una película y tuve que pensar un argumento, recordé que siempre quise hacer una película que transcurriera dentro del mundo de la moda, porque siempre estuve obsesionado con los fashion films como Faye Dunaway en “Puzzle of a Downfall Child” o “The Eyes of Laura Mars”, Diana Ross en “Mahogany” o una película hecha a finales de los 60s llamada “Who are you, Polly Maggoo?” y todas esas películas son siempre sobre una modelo o un fotógrafo que está teniendo un ataque de nervios que de alguna forma es una crítica al mundo de la moda. Lo que hice fue pastiche de todas esas películas.

-El tono es satírico de todas formas...

-Sí, la película es una sátira, pero una sátira cariñosa. Amo el mundo de la moda pero puede ser absurdo, narcisístico, frívolo, pretencioso y, por supuesto, hipercapitalista. Entonces estaba feliz de hacer un fashion film y nos tomamos seriamente el tema del vestuario. Hice llamadas públicas en redes sociales para encontrar diseñadores jóvenes pero también tengo muy buenos amigos en Toronto que están en el negocio de proveer ropa vintage para películas, así que conseguimos un montón de D&G, Versace, Gucci, Fiorucci auténticos.

-En la película te divertís mucho mezclando varios géneros. Porno, obviamente, pero también comedia, misterio y elementos del film noir más camp. ¿Cómo surge esa combinación?

-Bueno, es la combinación de lo inesperado, ¿no? Es gracioso porque para este proyecto originalmente había pensado en hacer una película más seria. He visto una película de Philippe Garrel llamada “In the Shadow of Women”, que es sobre una mujer que descubre que su esposo le es infiel y comienza a seguirlo por todos lados. También estuve viendo películas de Hitchcock y Antonioni. La escena del comienzo de “El Eclipse” donde Monica Vitti rompe con su amante dentro de una habitación. Todo es muy estético y minimalista, incluso los diálogos, pero es un drama. Pero en esta película tenía que trabajar con actores porno que no están tan experimentados en trabajar con diálogos, entonces decidí ir por el lado de lo más camp.

Pornógrafo punk... Bruce LaBruce (Matias Arbotto)

-Ya que mencionás a los actores porno, me gustaría que hables un poco de cómo fue armar el elenco. Skye Blue, que hace de Lidia, tiene muy buen timing para la comedia.

-Si, ella está genial, también Sean [Ford] y Drew [Dixon], que hacen de la pareja gay. La verdad es que fue muy dificil. La película fue filmada entre octubre y noviembre. Fue una “película Covid” así que la gente tenía que testearse todo el tiempo, y a eso se le suma que es una película porno, así que todos los actores también tienen que testearse por ETS. Todos tenían que ser bisexuales, estar vacunados, así que fue complicado encontrar performers que cumplan con todos los criterios. Incluso sucedió que dos de los actores que había convocado dieron positivo en sus tests de ETS así que tuvieron que ser reemplazados. Drew, que hace de Sandro, el fotógrafo, llegó al set a último momento, cuando ya habíamos empezado a rodar. Por suerte resultó ser un actor increíble porque él tenía formación profesional. Muchos de sus diálogos fueron improvisados. Todos los actores dieron lo mejor de sí, porque fue una filmación muy intensa. Se rodó todo en siete días, con días de catorce horas.

-Hablás de las dificultades de filmar en medio de la pandemia, ¿cómo creés que ha afectado el Covid a las películas independientes?

-Bueno, yo tenía dos proyectos para rodar en México y en Chile, y por la pandemia tuvieron que ser suspendidos. Realmente no sabemos si vamos a poder continuarlos porque afectó la cantidad de dinero que los gobiernos estaban dispuestos a otorgar a las películas de sus países. Además si sos un director extranjero, estás a lo último de la listas para recibir subsidios, así que eso fue un gran golpe para mí. Yo tuve suerte porque en el 2019 estábamos terminando “Saint-Narcisse”, tuvimos que suspender la producción en 2020, terminar la post producción en cuarentena y pude mostrarla en Venecia cuando había terminado la primera ola. Vino la segunda y después de esa pude presentarla en Munich. O sea que fui uno de los afortunados, porque la película no se perdió y pude mostrarla. Muchas películas independientes de bajo presupuesto quedaron perdidas en estos años de pandemia por los problemas con la distribución, el hecho de no poder estrenarlas, no poder asistir a festivales.

-En este punto de tu carrera, siendo una figura de culto y un director que estrena sus películas en festivales importantes, ¿todavía sigue siendo dificil conseguir financiación?

-Sí, desafortunadamente sí. Es como empezar desde cero cada vez, ¿sabés? Mi reputación como un pornógrafo pone a la gente nerviosa. Les tengo que asegurar de que no va a haber porno en esta película, nada super explícito, los tengo que convencer. Se está volviendo cada vez más complicado trabajar en películas independientes. Todo el mundo está trabajando en televisión.

-¿Y eso no te tienta?

-Todo el mundo me dice que tendría que ofrecerle algo a Netflix, pero de ahí a que me digan que sí...

-¿Y en tu país?

-La verdad es que no logro ser financiado en la Canadá inglesa porque es más convencional, así que hice mis últimas cuatro películas en Quebec, la provincia francesa. Así que trabajo con productores de distintos países.

-¿Y qué le aporta a tus películas que sean realizadas en países que no son el tuyo?

-Yo hago dos tipos de películas, usualmente: las más pornográficas y las que no tienen escenas explícitas. Estas últimas son las que se estrenan en los festivales más famosos, tuve premieres en Sundance, Locarno, Venecia, pero casi que prefiero los festivales más pequeños a los que me invitan en Lima, Santiago, Bogotá o Belgrado. Usualmente son países en los que la comunidad LGBT+ tardó más tiempo en obtener derechos, incluso en algunos de esos lugares todavían están peleando por ellos. Y eso me recuerda más a cuando yo empecé a hacer películas y qué tan disruptivo me hacía sentir representar escenas de sexo gay como una declaración política. Las comunidades LGBT+ de estas ciudades tienen más energía, son más radicales, más anarquistas. Hay más solidaridad entre gays y lesbianas, entre personas de distinto género, trans, no binarias y hacen que mis películas y sus declaraciones políticas todavía tengan sentido porque son comunidades que viven lo mismo que viví yo. Eso me da mucha energía.

-Por último, estás familiarizado con el cine latinoamericano independiente? ¿Algún director que te guste?

-Soy muy malo con estas preguntas, siempre me olvido de los nombres. El director que hizo “Una mujer fantástica” me gusta [Sebastián Lelio]. Pero en general he visto más las películas políticas sobre América Latina, por ejemplo, “Missing”, de Costa-Gavras, sobre los desaparecidos en Chile, o “No”, con Gael García Bernal. Pero sí, debería ver más cine latinoamericano.

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