Una década derribando prejuicios, un programa de radio a la vez

Infobae estuvo en los festejos por los 10 años de “No se puede vivir del amor”, envío que gira en torno a la comunidad LGBT+, y habló con su alma máter, el periodista y activista Franco Torchia. “Diversidad es no creer que existe un destino único”, afirmó.

El periodista Franco Torchia, conductor del programa radial "No se puede vivir del amor". (Gustavo Gavotti)

En la noche del pasado viernes, parado sobre el escenario del anfiteatro del Parque Centenario, en el barrio porteño de Caballito, el periodista Franco Torchia cerraba su discurso invitando a su audiencia a disfrutar de “todo ese enojo mutado en fiesta”. No era para menos: No se puede vivir del amor, el programa emitido por la radio de la Ciudad de Buenos Aires dedicado exclusivamente a temas vinculados a la comunidad LGBT+, cumplía 10 años al aire, y su alma máter había decidido hacer una celebración tan inclusiva, hedonista y política como su propio envío radial.

Torchia, posiblemente el mayor referente argentino del activismo LGBT+ a nivel masivo de los últimos años, le dijo a Infobae que su programa había nacido de un deseo de orientar su trabajo periodístico, que en el pasado transitó géneros más ligados a la comedia híper-ácida y la “actualidad” en programas como Cupido e Intratables, hacia zonas históricamente soterradas por los medios tradicionales.

“Para ellos, la diversidad sexual siempre ha sido accesoria, un factor culpógeno vivido como ajeno, importante en efemérides y sujeto a agendas internacionales, pero no mucho más”, asegura Torchia, quien presume -con razón- que su programa ha colaborado a cambiar ese paradigma, todavía vigente en demasiados canales de televisión y medios gráficos, de representación magra, carente de empatía y a base de escándalos cuando se trata de disidencias de género y orientación sexual.

Torchia fue entrevistado por María Eugenia Ludueña, de Agencia Presentes, durante los festejos por los 10 años del programa (Gustavo Gavotti)

Torchia confiesa que tener un espacio en la radiofonía pública dedicado a visibilizar voces y temáticas marginadas es una tarea gratificante, aunque le haya ganado hostilidades. Pero al tratarse de un medio financiado por los contribuyentes, apunta, siempre supo que era su obligación informar de una manera rigurosa y teniendo en cuenta el bien común, más allá de tener en claro la deuda histórica que estaría saldando.

Hacer el programa, sugiere, es dar cuenta de las múltiples maneras en que la sociedad ha hecho daño -y sigue haciendo daño- a las personas LGBT+.

“Lidiar a diario con los asesinatos sistemáticos de personas trans y travestis; con ataques homo y lesboodiantes; con una industria social fuertemente agresiva y exterminadora de personas queer, intersexuales y asexuales. Lidiar a diario con el seguimiento intensivo de esas experiencias y a la vez, suministrarles marco, ponerlas en relación directa con los factores que desencadenan esas condiciones de sojuzgamiento e inhumanidad. También, lidiar a diario con las afrentas institucionales, religiosas, estatales y familiares que contribuyen a pulverizar todo atisbo de diferencia”, repasa.

Franco te escucha

No se puede vivir del amor es, indudablemente, un refugio para imaginar una sociedad inclusiva, y un espacio cuya misión es poner en el debate público realidades negadas. También es, a falta de un término más técnico, un programa que puede ser extremadamente divertido. Por eso, fue perfectamente lógico que su fiesta por los 10 años comenzara con un bloque de ballroom musicalizado por DJ Emme Sega. En escena, ocho performers colorearon el escenario con una rutina de voguing que, ante todo, desprendía la alegría y el orgullo de ser parte de un movimiento artístico que es también un círculo de contención y pertenencia (además de una disciplina con cada vez más adeptos en la capital argentina)

Entre lxs artistas se encontraban Laurent Tropikalia, madre de House of Tropikalia, y también voguers como Tian Aviardi, quien comparó el programa de Torchia con el movimiento ballroom.Es un espacio seguro, libre, que abraza y teje redes de disidentes para visibilizar problemáticas de nuestra comunidad, en especial la comunidad trans, que está bastante golpeada. La sociedad siempre nos ha negado, pero acá podemos ser nosotros mismos”.

Tian, uno de los performers en los festejos en la gran noche de "No se puede vivir sin amor" (Gustavo Gavotti).

Sobre el escenario, Tian y el equipo de performers desfilaron y posaron acompañados por efectos visuales hipnóticos: círculos concéntricos, imágenes de galaxias, viajes por el espacio hacia un mundo donde reina la celebración por la vida y la libertad de las identidades. A continuación, tomaron lugar en escena una tríada de drag queens interpretando la transformación de una sirena a quien le es arrancada la cola de pez hasta quedar de pie como una figura humana. Por detrás, un juego de luces e imágenes que remiten a un incendio, el fuego como fuente de energía y elemento transformador desde, quizás, una furia desbocada.

Formando parte de este trío se encontraba Lesexe Bellum, importante artista del drag proveniente de la provincia de Tucumán. “La escena drag avanzó un montón todos estos años y la gente también se familiarizó muchísimo con el tema”, dijo. Lesexe afirmó además que el trabajo de Torchia es importante porque exhibe un respeto hacia las personas LGBT+ que no siempre es común entre los comunicadores argentinos.

La artista drag Lesexe Bellum y numerosos voguers también se hicieron presentes (Gustavo Gavotti).

Tras el primer bloque performativo, Franco Torchia subió al escenario para ser entrevistado por María Eugenia Ludueña, la cofundadora y codirectora de Agencia Presentes, un medio dedicado al periodismo de género y diversidad. Luego llegó el turno de Leo García, autor autor de hits como “Morrissey” y “Reírme más”, quien brindó un concierto enérgico y nostálgico. Incluyó, como había anticipado Torchia, el cover de la icónica “Bizarre Love Triangle” de New Order.

En el medio del pogo estaba Victoria Molotok, artista drag y activista en la ONG Impulse Buenos Aires, dedicada a promover la concientización sobre enfermedades de transmisión sexual. Había acudido a la celebración para apoyar a alguien que, dijo, “siempre había respaldado al colectivo trans”.

“Es la única persona que nos ha defendido siempre de una manera pública, especialmente en momentos donde nadie daba la cara por nosotras. Nos representó, nos dio una voz. Eso vale. Y escucharlo es como sentirte abrazada”, expresó.

La activista Victoria Molotok destacó que Torchia siempre defendió al colectivo trans, "especialmente en tiempos en los que nadie lo hacía" (Gustavo Gavotti)

Una trinchera para la comunidad LGBT+

A lo largo de los diez años, por Nadie puede vivir del amor han pasado miles de ciudadanos a pie contando sus historias de lucha y resistencia (y amor), teóricos prestigiosos, dirigentes políticos, artistas reconocidos y emergentes, todos ayudando a Torchia a crear una suerte de archivo radiofónico de la historia LGBT+ de Argentina, usualmente relegada al basurero de la memoria.

De los activistas que estuvieron en las primeras épocas del programa se hizo presente José María Di Bello, mitad del primer matrimonio igualitario realizado en el país en el año 2009, antes de que se impulsara la ley, aprobada un año después. Di Bello, presidente de la fundación GEP, que trabaja por reducir el estigma y discriminación asociados al VIH/SIDA, le dijo a Infobae que No se puede vivir del amor ha sido una “trinchera que ha acompañado e impulsado procesos importantes para la comunidad LGBT+ en Argentina como la Ley de Identidad de Género y la Ley de Cupo Laboral Trans”.

Leo García llevó su pop melódico a la celebración de "No se puede vivir del amor" (Gustavo Gavotti)

“El trabajo de Franco tiene que ver con la construcción de una sociedad más igualitaria, más libre, y con más y mejor amor. Con reivindicar las identidades y transformar la vergüenza en orgullo. Con celebrar la vida”.

La fiesta por la década del programa está por su llegar a su fin, pero le hacemos a Torchia la última pregunta, sobre la idea de amor que su programa -desde el calamaresco título- pone en debate. Si no se puede vivir del amor, ¿de qué sí?

“De ese amor romántico, heterocisexista, clasista y telenovelesco no se pudo vivir nunca, en realidad. Yo creo en la vincularidad colectiva. Yo en estos diez años aprendí, cuestioné y crecí gracias a estar en contacto con muchísimas personas. En la Argentina todavía existe la creencia de que sólo una urna electoral cambia el mundo. Y no: los destinos también se cambian entre sí y a pesar de sí. Además, no hay un destino único. Eso es diversidad.

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