Carne gobernada es el libro que, dice el mismo Fernando Savater, escribió sin plan. Así que allí cuenta cosas de su vida, sigue hablando —ya lo había hecho en La peor parte— de Sara, la mujer que compartió la vida con él durante 35 años y que murió en 2015. De su amor y de su dolor incurable. Se burla, pero más se enoja de que le digan que “el tiempo todo lo cura”. No, dice, no cura pero sí pudre: “Mi experiencia y la de cualquiera que no sea una pieza de ferretería con carné de identidad es que el tiempo todo lo pudre, todo lo marchita, todo lo arrebata, todo lo reduce a polvo y finalmente a nada”, dice, aludiendo al bello poema de Góngora.
Y también cuenta que afortunadamente encontró otra mujer, una pasión sexual potente y buena compañía. Pasión sexual y años de vida, señala. Es otro tema.
Pero el libro no es sólo eso. También, muy en el estilo confrontativo de Savater, se trata de sus opiniones políticas: en la charla que tuvimos para esta entrevista dice que aunque anduvo por el filo de la izquierda finalmente se ha volcado a la derecha. El tema del separatismo, que es crucial en España, lo toma de manera contundente: Savater no puede oponerse más.
También da una vuelta sobre el feminismo. El filósofo es un hombre crecido en el siglo XX y viene de otras luchas de las mujeres. Entonces la actual política de identidades, y algunos aspectos del feminismo de hoy le resultan contraproducentes para la ampliación de derechos. En Carne gobernada Savater señala que lo que llama “neofeminismo” impulsa una forma anticuada de erotismo en la que la mujer espera, no va a buscar. Acepta o rechaza, pero no impulsa. “La mujer siempre recibe al hombre, abierta de capa o espada en ristre. Pero nunca va a buscarlo ni lo reclama. No hay nada más desolador para quienes no nos conformamos con que la mujer diga sí y queremos que antes haya dicho: ‘Ven’”.
Le pregunté a este señor que se planta con voz firme frente a lo que se considera progresismo cómo sería un mundo mejor. ¿Y saben qué? Dijo algo parecido a lo que postula Michel Houellebecq en su último libro, Aniquilación. Habló de compasión, que no es “sálvese quien pueda” ni “que sobreviva el mejor”. Así me dijo: “Yo creo que me gustaría una sociedad basada en la solidaridad, en la compasión. Creo que ahora la compasión, que es una palabra que nunca ha tenido en los progresistas mucho mérito, hoy es muy importante. Es una sociedad compasiva… una sociedad, eh, que atiende a lo vulnerable que hay en el ser humano”.
Por supuesto hay mucho más.
Te dejo lo que marqué de Carne gobernada, el libro de Savater.
Mis subrayados
- “Sinceramente, no sé cómo alguien puede recordar su juventud sin sentir vergüenza, aunque haya sido tan disparatadamente feliz a ratos como la mía”.
- “Eso de la inteligencia artificial, que tanto preocupa a quienes deberían estar mucho más inquietos por la estupidez natural, (...) a los viejos nos puede venir bien”.
- “La principal función del Estado es favorecer a los pobres (no solo los lastimados económicamente sino también los menos despiadados, los que carecen de sentido práctico, los que hasta en el mejor de los mundos se quedarían rezagados) y protegerlos de la desventura”.
- “¡Ah, cómo detesto lo imperecedero! Todo lo eterno se burla de nosotros, nos desprecia. Estas páginas están escritas en elogio del tiempo medido en suspiros, no en invulnerables eones. El único y verdadero nombre de Dios es adiós”.
- “Pues sí, tengo setenta y cinco años. ¿No suena ridículo? Con lo joven que yo he sido siempre... y mira dónde he ido a parar”.
- “Borges escribió que quien se enamora funda una religión cuyo dios es falible: pero lo verdaderamente grave es que se trata de un dios mortal, que un día sin más ni más puede imponernos su ausencia como antes nos doblegó con su presencia”.
- “No me avergüenzo de haber sido durante tanto tiempo profesor de Filosofía porque es un ejercicio que mantiene en adolescentes y jóvenes el aprecio por lo inútil, por el juego sin finalidad productiva que es el rasgo más hermoso y sabio de la infancia”.
- “En efecto: cabe decir que la filosofía es vital porque se parece a la vida en que no sirve para nada. Es su lado diabólico, que viene de aquellos espíritus rebeldes que se acogieron al lema más hermoso: Non serviam! Antes de doblegarse ya para siempre al ‘sentido práctico’ de la vida adulta, que nos somete a mecanismos laboriosos para convertirnos en esclavos de lo necesario, es aconsejable triscar por un tiempo en el locus amoenus de la filosofía”.
- “Si alguien rompe con el capitalismo, ¿qué más se le puede pedir? Gracias a ese espejismo (bastante ridículo, todo hay que decirlo), una evidente estafa política como Podemos consiguió más de cuatro millones de votos, y alentó los movimientos más reaccionarios del país: separatistas, comunistas, psicópatas del sexo o la memoria histórica, etc.”.
- “No hay ideología política más contraria a los valores progresistas que el separatismo que subvierte la igualdad entre los ciudadanos y apoya el descarado egoísmo colectivo de las regiones, además de convertir a los vecinos en extranjeros en su propio país. Pues resulta que la izquierda ha descubierto en el separatismo unos aliados inapreciables”.
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