Una nueva biografía titulada Juana de Arco desafía la tradicional imagen de la heroína francesa, presentándola no como la doncella de aspecto delicado popularizada por la Historia, sino como una mujer de complexión robusta que encontró en la venganza su fuente de empoderamiento. Este giro en la narrativa sobre Juana de Arco, quien jugó un papel primordial en la Guerra de los Cien Años dirigiendo las tropas de Carlos VII contra Inglaterra, ha sido revelado por la autora Katherine J. Chen.
Durante siglos, la figura de Juana de Arco, ejecutada en la hoguera en 1431 y canonizada como la Doncella de Orleans, se ha envuelto en una aura de santidad y pureza. Las descripciones tradicionales la construyen casi como un ser celestial, guiada por voces divinas y capaz de liderar a sus hombres en batalla manteniendo su castidad y apariencia inmaculada. Estas representaciones la colocan lejos del barro y la sangre típicos de la guerra, una narrativa que Katherine J. Chen busca desmontar mostrando una versión más humana y terrenal de Juana.
El libro de Chen no solo reexamina la apariencia física de Juana de Arco, sino que también profundiza en sus motivaciones, sugiriendo que fue el deseo de venganza, y no solo una misión divina, lo que la impulsó a tomar las armas. Esta perspectiva ofrece una visión más compleja de su carácter, alejándose del estereotipo de la virtuosa mujer guerrera para presentarla como un personaje con motivaciones profundamente personales y emocionales.
Juana de Arco, una biografía que acabar de editar en español el sello Destino tras ser elogiada en su versión anglosajona por escritoras como Hilary Mantel o Margaret Atwood, retoma con mirada renovada y desromantizada la historia de la campesina medieval que llega a ganarse la confianza de la monarquía francesa y libra decenas de batallas hasta que es apresada por los ingleses y quemada en Ruan, nada menos que tres veces para no dejar rastro de su cuerpo, el 30 de mayo de 1431.
Para Katherine J. Chen, autora de este nuevo texto, Juana de Arco no fue una delicada heroína sino una osada guerrera. Así lo definió la escritora en una entrevista reciente con el diario español El Mundo, donde describió: “Ella no fue una santa, fue una soldado. Ganó batallas imposibles. Para acabar pasando en la cárcel gran tiempo de su corta vida y arder finalmente en la hoguera. Cuando leemos las transcripciones de su juicio parece imposible la elocuencia que muestra una persona tan joven rodeada de enemigos”.
El libro, que causó revuelo hace unas semanas por su portada diseñada con Inteligencia Artificial -un motivo por el que algunas librerías españolas decidieron retirarla de la venta- está planteado como una novela histórica que consagra a una Juana de Arco terrenal y falible que duda de su fe pero se ve empujada a actuar por los acontecimientos que le toca vivir: una mujer poco agraciada estéticamente y con una clara conciencia de su contexto social e histórico.
El texto, que retoma el registro de otras novelas históricas actuales de escritoras como Maggie O’Farrell o Hilary Mantel, está escrito en presente y con una fuerte dedicación a los detalles que rodean al personaje. Para Chen, el objetivo era bajarla del pedestal en el que la historia le ha colocado. “Quería mostrar su naturaleza adolescente, su naturaleza rebelde”, indicó.
La autora es hija de una inmigrante china nacida en Shanghái que llegó a Estados Unidos en 1989 sin conocer el idioma pero tratando de escapar de la pobreza. “La pobreza ha sido una fuerza impulsora en mi literatura”, aseguraba en una charla reciente en la Universidad de Brown, donde actualmente trabaja en su doctorado.
En este nuevo abordaje, la Juana de Arco de Chen irrumpe como una mujer movida por el deseo de venganza contra los que quemaron su aldea, y violaron y condujeron a la muerte a su hermana, que recita de memoria la lista de los que ella considera responsable y quiere eliminar: “Juan de Lancaster, duque de Bedford, regente de Inglaterra; Felipe, duque de Borgoña; Enrique VI, futuro rey de Inglaterra. Soy Juana, voy a por vosotros”, dice la novela.
Según este nuevo relato, la guerrera es pobre, analfabeta y crece escapando del maltrato físico de su padre. A partir de un elemento histórico, los intentos que hizo por aprender a escribir su nombre durante su tiempo en prisión mientras duraba el juicio que la condenó a la hoguera, Chen introduce un elemento fundamental en el tiempo en que Juana vivió: las primeras bibliotecas medievales en lengua romance, donde a partir de una escena inventada mientras está en la corte del rey Carlos VII, accede a algunos libros que son descritos como obras de arte.
Fuente: Télam S.E.