El escritor y activista prodemocracia Yang Hengjun, ciudadano australiano de origen chino, no apelará la condena a la pena de muerte suspendida que recibió a principios de mes por un tribunal de China por acusaciones de espionaje, anunciaron este miércoles sus familiares y amigos.
En un comunicado publicado por la organización Capital Punishment Justice Project (CPJP, siglas en inglés), los familiares y amigos de Yang expresaron sus dudas sobre la transparencia del sistema judicial chino y consideraron que la salud del académico es demasiado frágil para afrontar un proceso de apelación.
“No hay motivos para creer que el sistema que permitió la tortura sostenida de Yang y fabricó los cargos contra él sea capaz de remediar la injusticia de su condena”, indica el comunicado, que también denuncia la falta de pruebas en contra del académico.
Además, “el inicio de una apelación sólo retrasaría la posibilidad de recibir atención médica adecuada y supervisada, tras cinco años de trato inhumano y negligencia médica abyecta”, reza la nota.
La salud de Yang, quien padece de una grave infección renal, se está deteriorando aún más debido a la privación del sueño a la que ha sido sometido, así como por la administración errática de medicamentos y las condiciones en las que fue atado a una silla durante los cinco años de confinamiento, subraya el texto.
Un asunto clave para Camberra
Tras conocer la decisión de Yang, la ministra australiana de Exteriores, Penny Wong, dijo hoy en un comunicado enviado a EFE que el Ejecutivo de Camberra “entiende y respeta la difícil decisión” y reconoció la fortaleza de sus familiares y amigos.
El caso de Yang, cuyo plazo para apelar la sentencia venció el pasado 15 de febrero, es uno de los asuntos claves que han sido abordados en las recientes conversaciones entre China y Australia, que intentan desde 2022 normalizar sus relaciones diplomáticas.
“Todos los australianos desean que el Dr. Yang se reúna con sus seres queridos”, enfatizó Wong, después de prometer que el Ejecutivo de Camberra seguirá brindándole asistencia consular y presionando al “más alto nivel” por sus intereses y bienestar.
Condena tras un juicio opaco
El académico, de 57 años, fue condenado durante un opaco juicio el pasado 5 de febrero a la pena de muerte suspendida, lo que impide su ejecución en los próximos dos años si no comete ningún delito grave, una fórmula empleada por China para frenar las ejecuciones que suele aplicarse a otros delitos, como el narcotráfico.
Pasado ese período, la sentencia impuesta por China, que por su parte asegura que el caso fue abordado en concordancia con su sistema legal, se conmuta de forma casi automática por la cadena perpetua siempre y cuando se considere que el académico, quien debe permanecer en prisión, ha mantenido un buen comportamiento.
La sentencia contra Yang, quien escribía sobre temas políticos de China y EE.UU. en un exitoso blog, se emitió tres años después de que se celebrara un opaco juicio a puerta cerrada en su contra, tras ser detenido en 2019 en el aeropuerto chino de Guangzhou (Cantón, al sur del país) acusado de espionaje.
Yang, nacido en China en 1965 y quien obtuvo la ciudadanía de Australia en 2002, tras emigrar allí en 1998, residía con su familia en Nueva York cuando a principios de 2019 fue detenido en el aeropuerto de Cantón al realizar una escala camino a Australia, en pleno aumento del deterioro de las relaciones entre Pekín y Camberra.
Antes de mudarse a Australia, donde cursó un doctorado en la Universidad Tecnológica de Sídney, Yang había trabajado para el Ministerio de Seguridad de China.
Fuente: EFE