En los atentados yihadistas cometidos en España o contra españoles en el extranjero desde 1984 murieron trescientas personas y con ellos, trescientos proyectos de vida arrebatados. En el libro Las víctimas de la yihad, Chelo Aparicio y Ana Aizpiri los reconstruyen para que no se olviden.
El libro, que está dedicado “a todas la víctimas del terrorismo, a sus familiares y amigos. Por lo que fueron y por la pérdida irreparable que su ausencia ha supuesto para toda la sociedad”, según se lee en sus páginas, surge como una idea del Centro Memorial de las Víctimas de Terrorismo.
Desde el atentado de corte yihadista en España del restaurante “El Descanso” en Madrid en 1985 que dejó 18 muertos, hasta los de 2017 en Barcelona y Cambrils (Tarragona) con 16 fallecidos, pasando por los del 11 de marzo en 2004 en Madrid, con 193 víctimas mortales, Aparicio y Aizpiri repasan las acciones de la yihad en España, pero también las que en 14 países mataron a españoles.
Los datos
Un arduo trabajo de estas dos periodistas arroja estos datos: 300 víctimas mortales de atentados cometidos en España o contra españoles en el extranjero desde 1984, de ellas, 181 hombres y 119 mujeres.
Un total de 232 víctimas murieron en España, mientras, la yihad segó la vida de 68 españoles en el extranjero: 21 en Afgnistán, 11 en Irak, 8 en Yemen, 6 en Líbano y otros 6 Marruecos y 3 en Burkina Faso. Además, en Argelia, Francia, Israel, Sri Lanka y Túnez murieron dos españoles en cada caso, y en Estados Unidos, Egipto y Gran Bretaña, uno.
Por tipo de atentado, 246 fallecieron por la explosión de bombas, 34 por disparos, 16 fueron atropellados, 3 por arma blanca y 1 por los aviones que se estrellaron en las Torres Gemelas de Nueva York.
Respecto a la nacionalidad de las 300 víctimas, 223 eran españolas, 16 rumanas, 7 colombianas, 7 ecuatorianas y 6 peruanas. El resto se reparten en otras 27 nacionalidades, desde la afgana a la ucraniana.
Entre las víctimas hay once menores.
Reconstruir las vidas arrebatadas por la sinrazón
“Francisco soñaba con la próxima graduación de su hijo Marcos como ingeniero agrónomo...”. “Perfeccionista y ordenada en extremo, desde pequeña le encantaban las cajitas, ya fueran de cartón, de madera o de latón, que decoraba y clasificaba”. “A Alicia le gustaba madrugar. Antes de salir a trabajar dejaba hechos los zumos para Juan Ignacio, Ángel y Gema, que se quedaban en casa”.
Son algunas de las frases recogidas de las semblanzas que Aparicio y Aizpiri hacen de las víctimas tras una larga labor de búsqueda de los testimonios que familiares y allegados de los fallecidos trasladaron en su día a los medios de comunicación.
Las autoras buscaron el impacto y las reacciones que amigos y familiares manifestaron en su momento y en días posteriores al atentado, “cuando está muy vívida la experiencia, después de vivir el trauma de que le arrebaten la vida de su familiar”.
Con ellas “hemos reconstruido las vidas de esas personas que fueron eliminadas por los grupos terroristas. Hemos hecho una semblanza, en la medida de lo posible, de lo que eran esas 300 personas que vivían con dignidad, con su trabajo o su falta de él, con sus familias, sus relaciones, sus ilusiones, sus proyectos”, explican las autoras.
Y lo hicieron para que quede un “rastro” de esas personas a las que “unas ideologías fanáticas” quitaron la vida. “Es un intento de restitución -añaden-, un homenaje a todas ellas y una contribución para que se vaya labrando la memoria colectiva de las víctimas de terrorismo, que han formado parte de la sociedad en la que vivían”.
No resultó fácil encontrar reseñas de las vidas de todas las víctimas, sobre todo de las que murieron en los atentados de la década de los 80 del siglo pasado porque entonces no había la misma reacción periodística que ahora en el momento de describirlas.
Aparicio y Aizpiri no quieren mencionar ningún caso concreto de víctimas que les haya impresionado y recalcan: “Al hacer esta semblanza, al tratar de reconstruir la vida de esas personas a las que borran de la faz del mundo, todas te impresionan, porque cada una de ellas son una vida”.
Fuente: EFE