Todo empezó con una carta. Una carta que hablaba de admiración literaria. Entonces, no: todo empezó con una novela que generaría admiración y daría lugar a la carta. Así: todo empezó con una novela de la uruguaya Cristina Peri Rossi que se llamba El libro de mis primos y que había llegado a manos del argentino Julio Cortázar, que ya vivía en París.
La novela se había publicado en Montevideo. Y gira alrededor de “una familia regida por un sistema jerárquico, autoritario y violento, que hacia el final es destruida por “los primos”, esto es, los niños de la familia”, dice la investigadora Pia Pasetti en un artículo sobre la autora uruguaya. La conclusión de la académica es política: “El libro de mis primos condensa un clima de época, de efervescencia política, signado por la emergencia de movimientos sociales revolucionarios sumamente relevantes para la sociedad y cultura occidental”.
Algo de esa efervescencia habrá impactado en Cortázar, que lo leyó y le mandó una carta a Peri Rossi a la revista Marcha, que había publicado el libro en Montevideo. Sólo que para cuando llegó la carta ella llevaba un año viviendo en Barcelona, hacia donde partió en 1972. Decía Cortázar: “El libro me buscó a mí, Cristina: fíjate vos que yo estaba escribiendo entonces una novela que se iba a llamar El libro de Manuel y voy y me topo con el tuyo, que se llama El libro de mis primos, y esa noche, cuando me lo puse ller -porque lo empecé a leer de noche, entre el humo de la pipa y un disco de Ray Charles que sonaba como los dioses— me di cuenta de que mi libro era uno de tus primos, fijate vos, Manuel estaba de alguna manera entre tus primos o era uno de ellos, de manera que si yo quería seguir escribiendo esa novela iba a tener que reescribirla (...) así que antes de tirar a la chimenea el libro que estaba escribiendo decidí escribirte esta carta, porque ya Manuel y tus primos son como de la familia”.
No tenía mal ojo Cortázar: con los años, en 2021, Peri Rossi ganaría el Premio Cervantes, el más importante en idioma español.
Pero algo más vio el escritor desde París. Además de las coincidencias, de la afinidad, algo más vio: “Entonces miré la contraportada del libro y vi tu carita dulce y un poco tristona, tu carita hermosa y tu mirada profunda y supe quién era la mujer que había escrito unos primos que se parecían a Manuel sin saberlo, porque mientras vos escribiste esos primos yo estaba escribiendo a Manuel y los dos sin saberlo, y ahora se han venido a encontrar”.
El editor de Marcha le mandó la carta desde Montevideo. Ella se sorprendió, se maravilló. Le contestó contándole todas las vueltas por el mundo que habían tenido que ocurrir -el libro de ella, en barco a París, la carta de él primero a Montevideo y de ahí a Barcelona) para que ellos se encontraran. Cortázar se entusiasmó y llamó: “El azar no existe, es una de las formas que tenemos de encontrarnos o de separarnos, yo tenía que encontrarte como fuera, la carta era el vehículo de un deseo muy fuerte, una conjunción, de modo que hizo lo que tenía que hacer: buscarte donde ella sabía que vos estabas (...)”
Dos meses y muchas cartas más tarde él la invitó a París. Se encontraron en una estación de tren famosa, la gare de Austerlitz. Lo cuenta ella en el libro Julio Cortázar y Cris: “Acababa de perder un gran amor, además de haber perdido la revolución, mi casa, mi familia, mis libros, mis alumnos, mi ciudad y mi pasado, de ser “innombrable” en Uruguay (a no quejarse: yo solo perdí mi nombre, otros perdieron la vida). Pero el exilio me acababa de regalar algo con lo que no había soñado: el encuentro con Julio Cortázar, en la gare de Austerlitz”.
Ella lo vio alto, larguísimo. Le preguntó si había leído Papaíto piernas largas. Él le dijo que sí, que había leído ese libro para chicos de la Colección Robin Hood. “Pero a mí me gustaría ser otra cosa, no tu papá”.
Ese deseo persistiría y chocaría con un muro. Aunque serían cómplices para siempre, aunque el amor que los uniría sería incuestionable, ese gran amor que ella había perdido era una mujer y mujeres serían los grandes amores que vinieron despúes.
Con todo, y sabiendo esto, él le escribió poemas de amor y de deseo. En los que deja claro lo que quiere y lo que no pasará. Bellezas literarias a las que vale la pena asomarse. Aquí, algunos de esos poemas.
De “Cinco poemas para Cris”
En realidad poco me importa
que tus senos se duerman
en la azul simetría de otros senos.
Yo los hubiera hollado
con la cosquilla de mi roce
y te hubieras reído justamente
cuando lo necesario y esperable
era que sollozaras.
***
(Me gustaría que creyeras
que esto es el irrisorio juego
de las compensaciones
con que consuelo esta distancia.
Sigue entonces danzando
en el espejo de otro cuerpo
después de haber sonreído
apenas
para mí).
De “Otros cinco poemas para Cris”
Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive en la derecha.
De “Cinco últimos poemas para Cris”
Nunca sabré por qué tu lengua entró en mi boca
cuando nos despedimos en tu hotel
después de un amistoso recorrer la ciudad
y un ajuste preciso de distancias.
Creí por un momento que me dabas
una cita futura,
que abrías una tierra de nadie, un interregno
donde alcanzar tu minucioso musgo.
Circundada de amigas me besaste,
yo la excepción, el monstruo,
y tú la transgresora murmurante.
Vaya a saber a quién besabas,
de quién te despedías.
Fui el vicario feliz de un solo instante,
el que a veces encuentra en su saliva
un breve gusto a madreselva
bajo cielos australes.
***
Anoche te soñé
sacerdotisa de Sekhmet, la diosa leontocéfala.
Ella desnuda en pórfido,
tú tersa piel desnuda.
¿Qué ofrenda le tendías a la deidad salvaje
que miraba a través de tu mirada
un horizonte eterno e implacable?
La taza de tus manos contenía
la libación secreta, lágrimas
o tu sangre menstrual, o tu saliva.
En todo caso no era semen
y mi sueño sabía
que la ofrenda sería rechazada
con un lento rugido desdeñoso
tal como desde siempre lo habías esperado.
Después, quizá, ya no lo sé,
las garras en tus senos, colmándote.
Quién es Cristina Peri Rossi
♦ Nacióa en Montevideo, Uruguay, el 12 de noviembre de 1941
♦ Se exilió en España.
♦Su obra abarca la poesía, el cuento, la novela, y el ensayo, destacándose por su compromiso con los derechos humanos, la sexualidad, y la crítica social.
♦ A lo largo de su carrera, Peri Rossi ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su contribución a la literatura. Entre ellos, el Premio Loewe a la Creación Literaria en 2008 por su obra poética PlayStation, y el Premio Cervantes en 2021, considerado el galardón más prestigioso de la literatura en lengua española, por el conjunto de su obra literaria.
♦ Su producción literaria es vasta y diversa, incluyendo obras notables como La nave de los locos, una novela que explora temas de deseo, exilio, y la búsqueda de la libertad a través de una narrativa alegórica y rica en simbolismo; y Estado de exilio, un poemario que refleja su experiencia personal del exilio y la dictadura, evidenciando su habilidad para entrelazar lo político con lo poético.
♦ Su obra a menudo desafía las normas de género y sexualidad, ofreciendo una perspectiva crítica y renovadora sobre la identidad, el deseo, y la libertad personal.