¿Por qué es que el estadounidense Richard Ford se ha dedicado a la literatura? La respuesta la puso él mismo, ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2016: porque ha “fracasado en todo lo demás”. Esa fue la mirada sobre sí mismo que dejó el novelista en una conferencia en Málaga, España.
Es que el autor de Canadá, Entre ellos y Acción de Gracias, nacido en 1944 en Jackson, Misisipi, estuvo a cargo de la inaguración de la tercera edición del festival literario “Escribidores”, que reúne a escritores de Europa y de América en esa ciudad ibérica. De esa misma inauguración participó el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez: se trató de un diálogo entre ambos.
En esa conversación, el estadounidense contó que, cuando era un estudiante, solía desaprobar sus exámenes. Fue su esposa, Kristina, quien “pensó que era una buena idea” que él intentara dedicarse a la escritura. Era algo para lo que no se necesitaba una formación específica y tan solo era preciso “ser constante”, según contó en la inauguración del festival.
“Cuando alguien abre uno de mis libros para leerlo, busca una razón para dejar de leer, y mi trabajo consiste en que no pueda parar”, describió Ford, que no cree que escribir una novela “sea algo muy duro”, porque si fuera muy difícil él no sería capaz.
Al decidir dedicarse a una profesión como la literatura es por una vocación o por sentir “una cierta llamada”, según Ford, que en su conferencia sumó que, “si eliges hacer algo, ya no te puedes quejar”. Se trata de un escritor que reconoce a Raymond Carver y Ernest Hemingway entre sus influencias más potentes.
El estadounidense recordó que, cuando daba clases hace años, les pedía a sus estudiantes que le dijeran qué es la literatura, y a continuación les decía su propia definición: “Es una manera de renovar nuestro mundo sensorial y nuestro mundo emocional, y de encontrar algo que no podemos encontrar en ningún otro sitio en el mundo”.
Su personaje más famoso, Frank Bascombe, “no es una persona, es un instrumento hecho de lenguaje”, y llegó a su vida para aportarle “una manera de hablar y una voz que podía ser al mismo tiempo seria y divertida”, algo fundamental, porque debía “dar dos caras siempre”.
“Gracias a Frank he podido sacar de mí mismo el máximo partido, me ha hecho reír todo el tiempo mientras escribía, y al final me ha hecho llorar incluso. ¿Qué puede haber mejor que hacer reír y llevar a las lágrimas a uno mismo?”, ha afirmado Ford.
La literatura, una obsesión
En esa misma conferencia, el bogotano Juan Gabriel Vásquez ha explicado que empezó a escribir “con 8 o 9 años”, pero vio que la literatura era “la vocación y la obsesión” con la que quería “vertebrar” su vida mientras estudiaba Derecho en 1993. “Me di cuenta de que no era solo mi ‘hobby’, era también una pasión, una llamada, una vocación y una manera de encontrar mi lugar en el mundo. Terminé la carrera de Derecho, me fui a París y empecé a escribir”, contó en Málaga.
Para el escritor colombiano, la literatura otorga “el poder de vivir vidas que no son las nuestras”, ya que “como seres humanos estamos frustrados porque solo tenemos una vida”, y la ficción es la única manera de poder vivir más vidas.
Vásquez considera agotador escribir una novela larga y ambiciosa, algo que ve como “una empresa enorme y un trabajo ingente”, porque es “muy complejo meter en la cabeza a todo el mundo que está en una novela y contener toda esa información mentalmente”.
A su juicio, “la única obligación del escritor es escribir bien”, pero él tiene “cierta querencia personal por el pasado”, que es “muy frágil”, y resalta que, “si queremos evitar que otros impongan su visión, debemos ser leales con el pasado”.
Con información de EFE.