¿Qué motivó a escribir a Isabel Allende?

Isabel Allende es una de las escritoras más destacadas de la literatura contemporánea de habla hispana, conocida mundialmente por sus tramas envolventes y su capacidad para entrelazar la historia personal con la colectiva. Desde su primera novela, La casa de los espíritus (1982), hasta sus trabajos más recientes, Allende ha explorado las complejidades del amor, la memoria, la política, el duelo y la desigualdad, convirtiéndose en una voz fundamental para entender tanto el pasado como el presente de Latinoamérica y su influencia en el mundo. Pero, ¿qué motivó a Isabel Allende a escribir?

Isabel Allende nació en 1942 en Lima, Perú, en el seno de una familia chilena. Su padre era primo de Salvador Allende, el presidente socialista de Chile derrocado por un golpe militar en 1973. Este contexto político y su historia familiar marcarían profundamente a Allende, tanto en su vida personal como en su carrera literaria. Aunque comenzó su carrera en el periodismo, trabajando en televisión y prensa en Chile, el golpe militar que estremeció a su país natal en 1973 la llevaría por caminos inesperados.

Efectivamente, el golpe militar de 1973, liderado por Augusto Pinochet, transformó radicalmente la vida de Allende y la de miles de chilenos. Allende se vio forzada al exilio en Venezuela, donde viviría durante más de una década. Este periodo de exilio sería crucial para el desarrollo de Allende como escritora. La distancia física de su tierra natal y la experiencia del desarraigo la motivaron a buscar una forma de reconectar con sus raíces y dar voz a las historias y los traumas de su país y su familia.

La primera novela de Allende, La casa de los espíritus, comenzó como una carta a su abuelo moribundo en Chile. Este intento de conexión personal evolucionó rápidamente hacia una novela que no solo captaba la historia de su familia, sino también la complejidad sociopolítica de Chile.

Con elementos de realismo mágico, la novela aborda temas de amor, violencia, y desigualdad a lo largo de varias generaciones de la familia Trueba, sirviendo como un microcosmos del propio Chile. Esta obra señala el inicio del compromiso de Allende con la exploración de la memoria colectiva y personal a través de la literatura.

Influida por el realismo mágico de Gabriel García Márquez, Allende ha sabido crear un estilo propio donde la realidad y la fantasía se entrelazan para revelar verdades más profundas sobre la condición humana y la sociedad. Sin embargo, a diferencia de García Márquez, Allende les da a sus narrativa un sentido de urgencia y una perspectiva decididamente feminista, enfocándose en las vidas, luchas y resiliencia de sus personajes femeninos.

Otro factor importante en la motivación detrás de la escritura de Isabel Allende ha sido su compromiso con los problemas sociales, políticos y de género. Sus experiencias de exilio y su crítica a las dictaduras y regímenes autoritarios en Latinoamérica han permeado su trabajo, así como su defensa de los derechos de las mujeres ha informado la creación de personajes femeninos fuertes y complejos.

Un aspecto profundamente transformador en la vida y obra de Isabel Allende fue la muerte de su hija, Paula Frías Allende, en 1992. Este trágico evento marcó no solo un momento de dolor insuperable para la autora, sino que también influyó de manera significativa en su trayectoria literaria y en su percepción del mundo y de la escritura.

Paula Frías Allende, la hija de Isabel Allende, cayó en coma en 1991 debido a complicaciones por la enfermedad de porfiria mientras estaba en España. Su condición llevó a Isabel Allende a pasar largos periodos al lado de su cama, un tiempo durante el cual comenzó a escribirle una carta que eventualmente se transformaría en el libro Paula. Este libro, publicado en 1994, no solo relata la vida y la muerte de su hija sino que también se adentra en la historia familiar de la autora, entrelazando recuerdos personales con la historia de Chile y las experiencias de exilio de la familia.

La importancia de la muerte de Paula en la vida de Isabel Allende es palpable no solo en el emotivo relato que constituye el libro Paula, sino también en cómo este evento reorientó las motivaciones y temas de su escritura posterior. Allende, que ya exploraba la memoria, la identidad y la historia personal y colectiva en sus obras, se volcó aún más hacia estas cuestiones, profundizando en temas como el duelo, la pérdida, el amor y la resiliencia. La muerte de Paula le otorgó a su obra una capa adicional de introspección y empatía por el sufrimiento humano, elementos que han tocado a lectores alrededor del mundo.

Paula -un gran libro de Allende- constituye un parteaguas en la obra de Allende, una especie de memorial literario que combina la narración autobiográfica con la exploración de las emociones más profundas y universales, como el amor de una madre por su hija y el enfrentamiento al dolor y a la muerte. Este libro ha servido no solo como un tributo a su hija sino también como consuelo para muchas personas que han enfrentado pérdidas similares.

Además, la experiencia de escribir y publicar Paula llevó a Isabel Allende a crear en 1996 la Fundación Isabel Allende, dedicada a proteger y empoderar a mujeres y niñas en todo el mundo. Esta fundación es un testimonio del compromiso de la autora con causas de justicia social y equidad, influenciadas por la pérdida de su hija y por su desejo de transformar el dolor en acciones con un impacto positivo.

Así, la tragedia personal se transformó en una fuente de inspiración para tocar temas universales, consolidando el papel de Allende como una de las voces más humanas y compasivas de la literatura contemporánea.

Hoy, la obra de Isabel Allende abarca más de veinte títulos, traducidos a más de 35 idiomas y con más de 74 millones de libros vendidos en todo el mundo. Ha recibido numerosos premios, incluido el Premio Nacional de Literatura de Chile en 2010 y la Medalla de la Libertad en Estados Unidos en 2014. Pero más allá de los números y los honores, el legado de Allende radica en su habilidad para tejer narrativas que, al mismo tiempo que entretienen, impulsan a la reflexión y la empatía. Lo que no impidió que en los últimos tiempos dos de sus obras -La casa de los espíritu” (1982) y Más allá del invierno (2017)- hayan sido censuradas en el estado de Florida, en Estados Unidos.

En una época en la que las voces femeninas están encontrando un nuevo impulso y reconocimiento en la literatura y más allá, la obra de Isabel Allende sigue resonando con lectores de todas las edades y de todo el mundo. Su escritura, arraigada en las experiencias personales de exilio, lucha y amor, nos recuerda el poder de las historias para inspirar cambio, comprensión y, sobre todo, esperanza.

Volvamos al principio: ¿qué motiva a Isabel Allende para escribir? ¿Qué la hizo empezar otra vez este 8 de enero? La respuesta surge de una combinación compleja de experiencias personales, historia familiar, compromiso político y social, y una profunda exploración de la memoria y la identidad. A través de su vasta obra, Allende sigue demostrando que la literatura no es solo una forma de arte, sino también una herramienta poderosa para la introspección colectiva y el cambio social.