Hay una idea interesante que trae el sociólogo noruego e investigador de los procesos de paz Johan Galtung. En sus trabajos pone el foco en los distintos tipos de violencia, la teoría sobre los conflictos sociales y las guerras pero hay un concepto central que destaca: el periodismo de la paz.
Según Galtung, en una situación hipotética, si un periodista está frente a un incendio cuenta sobre el “humo” de los acontecimientos, pero lo importante está en el fuego o en descubrir qué o quién generó ese siniestro. De eso se trata, entonces, de una propuesta de movilización y acción comunicativa para el cambio social.
Con esta premisa se embarca ―en sentido literal y simbólico― el periodista, escritor y cineasta mexicano Diego Enrique Osorno para escribir En la montaña, obra ganadora del quinto Premio Anagrama de Crónica/Fundación Feltrinelli.
Lo que los zapatistas realizan ―y Osorno registra― se lo puede definir como una “travesía inversa”, un viaje que emula a aquellos en los que los conquistadores llegaban al llamado Nuevo Mundo, pero en sentido contrario y lejos de la conquista. El término que emplean es el de diálogo.
El libro, elegido por el jurado formado por Martín Caparrós, Carlo Feltrinelli, Leila Guerriero, Juan Villoro y Silvia Sesé, versa entre la crónica y relato íntimo, y parte de la invitación que Osorno recibe por parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para subirse al barco ”La montaña”.
En esa embarcación, una delegación de zapatistas cruza el océano Atlántico, dando inicio a una travesía de los pueblos originarios por los cinco continentes a lo largo de los próximos años. En este viaje que registra En la montaña hay varias travesías: la de los movimientos zapatistas desde su levantamiento hace 30 años a hoy, la de las utopías y luchas sociales, y las del periodista que narra.
“Los zapatistas, hace un par de años, decidieron hacer este viaje en sentido contrario, un poco con la lógica que también se ha construido este movimiento: a contracorriente”, cuenta Osorno en una entrevista para Radio France Internacionale en español por el estreno del documental que nace de esta experiencia, La montaña. “Esto es histórico para nuestros pueblos”, dice que fueron las palabras de los zapatistas.
La relación de Osorno con el movimiento comienza en 2003, cuando el foco de la prensa ya no estaba allí. Y así, en 2020, lo invitan a hacer un registro externo del viaje, que comenzaría un año después. “Con independencia y autonomía”, apunta.
En la montaña ahonda en los 52 días que los zapatistas viajan por el Atlántico, navegando y fondeando en distintos puertos, pero también detalla con más precisión qué fue y qué representa este movimiento en el panorama político y social actual.
A través de su cuenta de Instagram, Osorno dice tras conocerse el fallo del jurado que “En la montaña es una crónica concebida en 2018, tras una serie de entrevistas iniciales en las montañas del sureste mexicano, aunque venía gestándose tiempo atrás, a fuego lento, con investigación e inmersión pacientes”.
A su vez, agrega que trató “de seguir la existencia de un movimiento rebelde cuyo sorpresivo levantamiento armado emocionó al mundo, transformó la vida política de México y, sobre todo, cambió la realidad de miles de indígenas mayas que aún resisten en Chiapas”.
Y cierra diciendo que aprecia que En la montaña haya sido distinguido porque relata “una historia palpitante que algunos buscan enterrar en el fango de la desmemoria. Me siento agradecido y comprometido con este andar”.
A más de cinco siglos del encontronazo de dos civilizaciones, los zapatistas navegan a bordo de un velero hacia horizontes desconocidos llevando las historias de resistencia, una manera simbólica de reescribir la Historia.
“Se trata de no generar una invasión o una conquista, todo lo contrario, generar un espacio de diálogo, de construcción de resistencia frente a un escenario de crisis civilizatorio que los pueblos originarios mayas están viendo”, detalla Osorno.
Los zapatistas hoy
En enero de 1994 el Muro de Berlín ya había sido derrumbado y la Unión Soviética y el bloque socialista también formaban parte de los escombros del siglo XX. Lo que Francis Fukushama caracteriza de modo tajante en su libro El fin de la historia y el último hombre: la historia, como lucha de ideologías, ha terminado.
Hasta ese año, a su vez, las luchas campesinas habían motivado reformas agrarias. Sin embargo, el mismo día que entra en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá, un grupo de indígenas se levanta al sur de México, en Chiapas, conocidos como Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), por el alzamiento armado y por su vocero, el Subcomandante Marcos. Ese alzamiento que inició en ese entonces continúa.
Sin embargo, desde hace más 20 años ya no aparecen con armados. ¿Por qué? Porque los zapatistas se dedicaron a construir, en las miles de hectáreas que ocuparon, espacios autónomos, denominados “caracoles”. Allí no entra el gobierno ni los espacios políticos.
Los ideales del movimiento zapatista se centraron en reivindicaciones de derechos y tierras para las comunidades indígenas, la autonomía y autogestión de sus territorios, además de la crítica al modelo económico neoliberal y al gobierno mexicano por considerar que profundizaban las desigualdades sociales.
Osorno, que dirigió la serie 1994 (Netflix), que aborda distintos acontecimientos ocurridos en ese año en México, hace una semblanza del movimiento zapatista, desde aquel grupo guerrillero clandestino hasta el grupo contemporáneo que ha sabido crear comunidades autónomas. “Iniciativas civiles que tienen una carga utópia y, a la vez, poética”, define Osorno para el medio francés.
Hoy el movimiento zapatista mantiene una postura de resistencia y ha logrado crear autonomías en distintas zonas de Chiapas, gestionando recursos, educación y servicios de salud por su cuenta. Aunque su presencia armada se ha reducido significativamente, siguen ejerciendo influencia política y social dentro y fuera de México, particularmente en círculos y movimientos de izquierda y en causas indigenistas a nivel mundial.
“Nuestro futuro es despertar a la gente”
En 2021, los zapatistas deciden salir al mundo. Con un diagnóstico alarmante del mundo, entre un sistema al borde del colapso y la crisis climática, el movimiento traza un nuevo objetivo: establecer alianzas en los cinco contienentes, una suerte de “despertar miradas”. ¿Cuál es su arma? La palabra.
También es la herramienta de la que se nutre Osorno para el libro recientemente galardonado En la montaña. En sus páginas hace un repaso de la historia del zapatismo, a través de la crónica, los testimonios y con un ejercicio de reflexión, no solo desde el periodismo sino también desde un punto de vista mucho más íntimo y personal.
Antes del libro, el escritor, periodista y cineasta mexicano dirigió el documental sobre esta historia titulado La montaña. Junto a la cinematógrafa María Secco, llevan la crónica hacia la narración audiovisual. Osorno es reconocido por sus coberturas han abarcado buena parte de los principales conflictos del México del siglo XXI, así como de algunos otros países.
Como guionista y director Osorno también cuenta con reconocimientos, como el José Rovirosa de la UNAM, el India Catalina de Cartagena de Indias y el Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, entre otros. Ahora, antes de subirse al barco, los delegados zapatistas le pidieron cuidar las identidades con los pasamontañas y tapabocas ―el viaje fue en plena pandemia de covid-19― y, con sentido del humor, según relata Osorno, que ningún miembro del movimiento aparezca vomitando.
En ese documental, casi como una antesala del libro ganador del Premio Anagrama de Crónica/Fundación Feltrinelli se escuchan las siguientes frases, mientras ojos profundos, recortados por pasamontañas penetran al espectador: “Nuestro futuro es despertar a la gente”, “Elegimos la rebeldía, es decir, la vida”, “Me he propuesto cambiar el punto de partida: elegir el destino de su mirada”.
“Para cambiar el mundo primero hay que cambiar la forma en que lo miramos”, eso es lo Osorno considera que los zapatistas enseñan durante la travesía. El autor de libros como Slim. Biografía política del mexicano más rico del mundo, Nosotros somos los culpables, El Cártel de Sinaloa y Contra Estados Unidos afirma que hay gente que comparte la misma idea de lucha porque tienen el mismo sufrimiento.
Osorno es oriundo de Monterrey, una ciudad industrial en el norte de México, cerca de la frontera con Texas, Estados Unidos. “Nacer en una ciudad así me marcó una adversidad, una opresión”, asegura en la entrevista con el medio francés. Por eso narra, por eso escribió En la montaña.
Los incas conquistan Europa
El libro de Diego Enrique Osorno no fue el único en pensar en una “travesía inversa”. En el caso de Civilizaciones, el libro del escritor francés Laurent Binet, explora una arriesgada ucronía, en la que el inca Atahualpa en una posición donde viaja a Europa para conquistar el imperio de Carlos V.
En una entrevista con Infobae, el escritor galardonado con el Premio Goncourt, dijo que para escribir Civilizaciones “la primera pregunta fue: ‘Y si los indígenas invadieran Europa’. Y la segunda: ‘Cómo’. Así comenzó”. Es decir, como Osorno y el viaje de los zapatistas, piensan en una Historia invertida. La diferencia es que en el libro ganador del Premio Alfaguara de Crónica, el viaje es un hecho. Y el diálogo, también.
Civilizaciones se basa en un hecho histórico ―el viaje de Colón a América―, y desarrolla una realidad alternativa en donde los indígenas reciben al explorador con armas y sin ingenuidad, lo que lleva a preguntarse cómo habría cambiado el sentido de la Historia bajo estas circunstancias.
Binet se entrega a un juego de imaginación, equipando a los indígenas con acero, pólvora y anticuerpos para enfrentar a los europeos, enfatizando que el cambio de un solo elemento puede alterar el curso completo de la historia. Esta propuesta es un ejercicio de creatividad y literario, y también un comentario sobre el poder, la conquista y la resistencia, manteniendo siempre un enfoque crítico y reflexivo hacia los eventos históricos y su narrativa.
Cuestiones como la migración y la crisis de los refugiados también encuentran eco en Civilizaciones, poniendo de relieve la relevancia de la historia y la literatura para reflexionar sobre los temas más apremiantes de la actualidad.
Ahora volvamos a Johan Galtung. En la montaña, la obra ganadora del Premio Anagrama de Crónica promete ser una muestra del periodismo que promueve el intelectual: un libro que se mete en las complejidades de los movimientos sociales, de sus raíces y su actualidad.