Todo empieza con una mujer contando plata. Muy poca plata, demasiado poca plata. Tiene algo menos de dos dólares. Y sólo falta un día para la Navidad. Va a estar muy difícil comprarle un regalo a su amado.
La mujer -se llama Delia- está casada con Jim. Y está muy enamorada. Viven en Estados Unidos, en un departamento muy barato. Ella tiene una única riqueza, su hermosa cabellera. Él sólo tiene su reloj de oro.
Con esos datos empieza El regalo de los Reyes Magos, un cuento de O.Henry, el escritor estadounidense que nació en 1862 y murió en 1910 y que se puede descargar gratis de Bajalibros. Cuenta la leyenda que lo escribió presionado por la obligación de entregarlo e impulsado por una botella de whisky.
“O. Henry nos ha dejado más de una breve y patética obra maestra”, supo decir el escritor argentino Jorge Luis Borges, quien incluyó piezas del autor en sus antologías -entre ellas, este cuento- y hasta se atrevió a intervernir en uno de los relatos de O.Henry, El sueño.
Una vida novelesca
En realidad, el escritor nació con el nombre de William Sydney Porter en Greensboro, Carolina del Norte. Su madre murió cuando él era muy chico y con su padre, que era médico, se fueron a vivir a la casa de la abuela. Era un buen estudiante, en 1881 se recibió de farmaceútico.
Pero la vida se iba a a agitar. El joven Sydney se fue a trabajar a un rancho en Texas y más tarde a vivir con un amigo en Austin. El amigo tenía un gato que se llamaba Henry. De su relación con él -Oh, Henry, le decía- saldría su seudónimo.
Por entonces aprendió varios idiomas, entre ellos el español, se fugó con una mujer de buena posición, tuvo una hija que murió y luego otra.
También empezó a trabajar como cajero en el First National Bank, en Austin. Atentos: este dato será importante.
En 1894, lanzó una revista semanal cómica titulada The Rolling Stone. Tras el fracaso de esta iniciativa, Porter se incorporó al periódico Houston Post: fue periodista, columnistas y hasta dibujó caricaturas.
Pero -acá viene lo del banco- en febrero de 1896, fue imputado por desfalco de recursos bancarios. Huyó: sus amigos lo ayudaron y se fue a Honduras. Pasó allí sólo seis meses: su mujer estaba muy enferma y decidió volver a Austin.
Lo juzgaron y recibió la pena mínima: cinco años, de los que cumplió tres años y tres meses por buena conducta. Desempeñándose como farmacéutico nocturno en el hospital penitenciario, escribió para sostener económicamente a su hija Margaret. Sus relatos de aventuras en el suroeste de Estados Unidos y Centroamérica ganaron rápida popularidad entre los lectores de revistas. Al salir de prisión, W.S. Porter ya se había transformado en O. Henry.
Los años siguientes los pasará en Nueva York. Es la misma ciudad que retrató otro escritor, Stephen Crane: pobreza, trabajadores, una dura pelea contra el hambre. O. Henry ya será un escritor, creará el personaje de Cisco Kid, publicará varias colecciones de cuentos, vivirá para escribir y escribirá para vivir. El alcohol lo perseguirá.
Un estilo
O. Henry se distinguió por sus narraciones que se enfocaban en la vida de todos los días, en particular la de los habitantes de Nueva York.
Sus cuentos revelaban cómo los sucesos fortuitos moldeaban los caracteres de sus personajes, a través de un humor que oscilaba entre lo melancólico y lo sarcástico.
Era característico en sus obras presentar desenlaces sorpresivos, un recurso que se asoció estrechamente con su estilo. No obstante, este rasgo distintivo eventualmente le restó aprecio crítico cuando perdió popularidad.
Borges, que no regalaba elogios, sentenció: “Edgar Allan Poe sostenía que todo cuento debe redactarse en función de su desenlace; O. Henry exageró esta doctrina y llegó así al trick story, al relato en cuya línea final acecha una sorpresa”.
El regalo de los Reyes Magos
Así, nos espera una sorpresa al final de El regalo de los Reyes Magos, un cuento breve, muy apto para leer en voz alta. O varias sorpresas. Delia tomará una decisión drástica. Y teme a la reacción de Jim, que llega a la casa cansado y sosteniendo sobre sus hombros la misma pobreza.
Los lectores también tememos su reacción. Delia ha puesto su corazón en intentar complacer a su marido. Pero a veces esas decisiones pueden ser contraproducentes.
El final -no se cuenta el final, hay que leerlo- hará pensar y hará sentir. La Navidad es sus valores más profundos.