Hace 30 años, cuando doña Hermilda de los Dolores Gaviria Berrío se enteró del asesinato de su hijo, Pablo Escobar Gaviria, el mayor narcotraficante en la historia de Colombia, su camino al lugar del suceso fue un completo acto de determinación. Llegó a pie, con pasos cortos, cargando consigo el peso de la tragedia. A su llegada al barrio Los Olivos en Medellín se vio rodeada por una multitud conmocionada, dividida entre la esperanza y el miedo.
Deseando el descanso eterno para su hijo, doña Hermilda pronunció algunas palabras para los medios, entre la gente, que, sin saber que ella era la madre de ‘El Patrón’, la condujeron hasta el cuerpo de un hombre joven que se encontraba tendido en una parcela del césped. Un agujero se destacaba en el centro de la frente, como si fuera un tercer ojo. Doña Hermilda gritó que ese no era su hijo, riéndose ante las autoridades, diciéndoles que habían matado al hombre equivocado.
Agentes de la Policía se abrieron paso entre la muchedumbre, cargando en una camilla el cuerpo sin vida de un hombre gordo y barbado, empapado en sangre. La madre de Escobar tardó un rato en reconocerlo, víctima del dolor y también del alivio, aceptó que ese, evidentemente, sí era su hijo.
“Al menos ahora descansa”, fue lo que le dijo a uno de los reporteros, confirmando lo innegable. Doña Hermilda había perdido a su hijo, pero el país se había librado de una de sus mayores pesadillas.
En 2001, casi una década después de la caída del narcotraficante, el periodista estadounidense Mark Bowden sorprendió al mundo con la publicación del primer libro que narraba en detalle los últimos días de ‘El Patrón’, su cacería por parte de las autoridades, la operación para dar con su paradero y su posterior ejecución. Bajo el título de Matar a Pablo, esta obra se convirtió rápidamente en referencia del periodismo literario. Originalmente publicado en inglés, el libro acaba de reeditarse en España, de la mano de la editorial Big Sur, con la traducción de Sandra Lafuente.
En las cerca de 360 páginas que lo componen, Bowden se adentra en la trepidante historia detrás del plan secreto que los gobiernos de Colombia y Estados Unidos llevaron a cabo para dar con la captura del capo del narcotráfico. A través de documentos confidenciales, testimonios de militares, agentes de seguridad y funcionarios, el autor repasa uno a uno los acontecimientos que pusieron fin a uno de los periodos más sanguinarios de la historia reciente de Colombia, y a uno de los personajes más astutos y fríos del siglo XX.
Escobar encarnaba la dualidad delictiva y social: mientras acumulaba riquezas inimaginables y ordenaba la muerte de cientos de personas, realizaba obras sociales en Medellín, mostrándole a sus habitantes una cara que no era la suya. Construyó una mansión extravagante, la Hacienda Nápoles, y financió un barrio completo, pero también incrementó los índices de violencia y crueldad.
El relato de Bowden detalla el recorrido criminal de Escobar desde sus inicios como ladrón de autos hasta convertirse en un traficante con una red de distribución internacional. Manipuló la política, alcanzando incluso un cargo como diputado suplente, mientras destruía el Estado de Derecho en Colombia.
Durante muchos años, el gobierno de Estados Unidos, en manos de Ronald Reagan y George Bush padre, lideró una guerra contra el narcotráfico, presionando a Colombia y desencadenando la cacería de Escobar. Esta búsqueda culminó en su captura, pero a un costo elevado en términos de recursos y desafíos políticos.
Matar a Pablo es una crónica de cómo la ambición desmedida, la violencia y el narcotráfico chocaron con los esfuerzos por el control político y la justicia internacional. El relato llega al clímax con la caza de Escobar, un hombre que, al final, cayó víctima de sus propias indulgencias y excesos.
Treinta años después, Colombia sigue lidiando con las secuelas de esta época, enfrentando la persistente sombra del narcotráfico. El libro de Bowden ofrece una visión de Escobar alejada de su mitificación cultural, mostrando a un hombre despreciable y cruel, cuya historia, pese a su repulsión, resulta adictiva en su narración. En últimas, hablamos de uno de los criminales más famosos del mundo.