Fueron más de cien las mujeres que se animaron a sumarse a este loco proyecto de querer ser libro en medio de una emergencia sanitaria global. Por mail, por WhatsApp, por Zoom o por teléfono. Como fuera. El objetivo era reunir los testimonios de mujeres artistas, “de amiga en amiga, de mujer a mujer, como en una cadena virtuosa”, y preguntarles cómo era el vínculo que las unía al arte, en cualquiera de sus formas y expresiones.
Se parecía más a una quimera que a una realidad. Pero sí. Al final, el amor fue más fuerte, como nos dijo Tanguito. Y las 260 páginas de El arte está en casa, de Mariela Ivanier, vieron la luz. “De esa forma, en más de un año de proceso, se fue armando este proyecto que involucra la amistad, la generosidad y el talento de más de 140 mujeres a las que el arte las apasiona”, escribe Ivanier en el prólogo de la obra editada por Gaby Comte y Tomas Linch para Planeta
Hay algo que me encanta del libro y es que invita a navegar un mar infinito de clasificaciones y definiciones del arte según la interlocutora a cargo. Cada capítulo es un color y una textura diferente, un diseño (a cargo de Guillermo Miguens) que acompaña el testimonio de artistas plásticas, fotógrafas, escritoras, diseñadoras, periodistas, curadoras, coleccionistas y directoras de cine, que hacen de esta propuesta editorial una obra de características únicas.
“Escuchar qué inspira a las artistas -escribe la autora-. (…) A todas y a cada una las fuimos convocando y cada vez se fueron sumando más. Y cada respuesta fue trazando un mapa, que siempre estará inacabado y en progreso (…) y que intenta dar cuenta de qué forma impacta en la vida de cada una”.
¿Qué significa el arte? ¿Cómo se vive desde la perspectiva femenina? ¿Cuáles son los próximos desafíos que enfrentarán las mujeres en el arte y la sociedad? Estos y otros interrogantes fueron el disparador para que este libro comenzara a escribirse y sirviera de inspiración para reflexionar acerca del arte -en todas sus expresiones-, del proceso creativo y del impacto que tiene actualmente en la vida de las personas.
Las respuestas fueron variadas y muchas, para cuestiones tan personales y abstractas de definir. “El arte fue mi primer amor”, dijo Amalia Amoedo, artista visual, con 22 años en el mundo del arte. “Ser artista es una bendita maldición, en cualquier lugar y tiempo. No se elige serlo, simplemente surge en el interior de uno mismo. Ya no habrá escapatoria”, asegura Haydee Acero, artista plástica. “Hay muchos caminos en la vida y el arte es uno de ellos. Y hay infinitas formas de estar en contacto con él: producir obra, apoyar artistas, coleccionar, promocionar”, opina Claudia Akian, coleccionista y empresaria.
“El arte es la expresión de esos talentos únicos que venimos a compartir con el mundo”, reflexiona Celina Cano, consultora y coach. “Renata Schussheim fue una gran influencia para mí –cuenta Gaby Herbstein, fotógrafa-. Fui a una muestra de ella cuando yo tenía 16 años. (…) Y fue un quiebre para mí, me voló la cabeza. Esa fue mi primera influencia y sí, fue una mujer”. “El arte ha sido y es un espacio de autorescate, de búsqueda y encuentro. Las manifestaciones artísticas son espejos en donde mirarme y al verme, encontrar al otro”, confiesa Verónica Martínez Castro, abogada y artista plástica.
Lanzado a fines de 2022, El arte está en casa ha tenido un largo y fructífero recorrido tanto dentro como fuera de Argentina. Las presentaciones locales fueron varias: en el Auditorio del Museo de Bellas Artes (CABA), en el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza, en CIRCA galería de arte en Rosario, Santa Fe, en Colección Rivarola, en el Centro Cultural Paco Urondo, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en la Asociación de Artistas Plásticos de Bariloche y en la Feria del Libro de Buenos Aires, entre otros. También se presentó en Uruguay, España y Estados Unidos, con buena repercusión.
“¿Para qué hago este libro? Por puro gusto -escribe la autora en el último párrafo de la introducción-, por pasión y por convicción de que el arte nos mejora la vida, y nos permite también compartir con otros el mejor lado de la vida”. Y sí. Algo de eso hay, ¿no? A quién no le mejora la vida leer una buena novela y comentarla con amigos, ver esa obra de teatro que tanto estabas esperando, escribir un texto que luego leerán miles, o asistir a esa muestra que por fin llegó al país para sacarnos un poco del sopor. El arte convoca, reúne, suma. ¡Y mejor aún si el arte está en casa!