María Celeste Iannelli nació el 10 de abril de 2002 en Morón, provincia de Buenos Aires. A sus catorce años, el 24 de agosto de 2016, fue diagnosticada con leucemia. La vida de Celeste cambió para siempre. Una adolescencia que se transformó por completo. Una dinámica familiar que se tuvo que amoldar a las nuevas necesidades. Una prueba difícil del destino que hizo que una adolescente se convirtiera en una luchadora, por la vida, y por la concientización de la donación de sangre y médula ósea.
Luego de sus primeros siete meses de tratamiento, Celeste comenzó a recobrar fuerzas e intentó buscar algo en que ocupar su tiempo en el hospital. Así fue como un día su mamá le dio una lapicera y la joven empezó a escribir sobre su día a día en una servilleta, que luego se convirtieron en varias más. Así nació su primer libro Diario de la servilleta. Una chica con leucemia... y una plaqueta que quiere contarlo todo ( publicado por editorial Planeta en 2021).
Su tratamiento y experiencia de vida la animó a formar parte del mundo de las redes sociales. Comenzó subiendo videos a YouTube donde, al principio, se filmaba dando consejos y mensajes esperanzadores a otros pacientes oncológicos, en base a su experiencia personal. De YouTube pasó a Instagram y de esta red a TikTok. Su trabajo en redes hablando de autoestima, su enfermedad y apoyando a otros jóvenes que estaban atravesando momentos difíciles se transformó en parte de su rutina.
Hasta que en el 2022 sufrió una recaída y le tuvieron que trasplantar la médula ósea. La donante fue su hermana Camila. Su tiempo en las redes sociales, conversando y ayudando a otros adolescentes, disminuyó un poco a raíz de su nueva internación.
Sin embargo, esta fue una nueva oportunidad para que Celeste se animara a escribir una nueva historia para llegar a sus seguidores y a aquellos que más necesitan palabras para seguir adelante. Arukah, pasos de valentía llegó a las librerías e Infobae Leamos pudo conversar con Celeste sobre su proceso creativo y su rol como influencer.
Autoestima, bullying, autoaceptación
Mía es una adolescente que se despierta en un lugar desconocido, “Arukah”. Allí encuentra a Steven, un compañero y guía que la llevará a recorrer este maravilloso lugar en donde Mía vive muchas experiencias y emociones diferentes que la llevan a reflexionar sobre su vida.
La novela aborda más de 90 temas en relación de la vida de un ser humano. Algunos de ellos son: Autoestima, bullying, amistad, compañerismo, valentía, autoaceptación, empatía, perdón y autoperdón, rencor, el pasado, presión social, estereotipos de belleza, el miedo, críticas, envidia, comparación, odio, amor, identidad, paz y bienestar, trabajo en equipo, frustración, el reconocimiento y la vanidad, errores, heridas emocionales, indiferencia social, salud y enfermedad, conciencia sobre los trastornos alimentarios, persistencia, entre otros.
Es una lectura nutritiva para cualquier persona. Ideal para trabajar en escuelas.
-¿Celeste, ¿cómo podrías definir hoy en día tu perfil de lectora? ¿Y tu perfil de escritora?
-La verdad es que leo mucho la Biblia y me baso mucho en eso. Todavía no entré en la lectura de ficción, me gustaría, pero a veces me pasa que no tengo tiempo y priorizo otras cosas. No soy re-lectora, sí leo todos los días. Más que nada la Biblia o libros que tengan que ver con la espiritualidad. Me fui dando cuenta de que a medida que uno lee va adquiriendo conocimientos nuevos de un montón de cosas. También de cómo se va escribiendo una novela o cómo se van desarrollando los personajes.
-¿Y qué aprendiste?
-Lo que me encanta de la literatura es que te podes imaginar un mundo con lo que quieras. Puedo imaginar y flashear, irme por las ramas, y no tengo que preocuparme por el presupuesto de cómo voy a llevar a cabo la historia, como pasa en el cine. Porque a través de la literatura podés llevar a la gente adonde vos te estás imaginando las cosas. En los procesos de escritura traté de leer a referentes. Por ejemplo, ahora estoy escribiendo un guion y estoy leyendo varios guiones de otras personas para que me vayan enseñando en el proceso de escritura.
-¿Estás interesada en empezar a escribir guiones?
-Ahora estoy haciendo el guion de Arukah de forma totalmente autodidacta por mi salud, ya que no puedo ir a una escuela o tener una responsabilidad porque a veces me siento bien y a veces no. Entonces aprendí yo sola a escribir guiones mediante internet. Y también tengo un familiar que está en el mundo del cine, puntualmente en la parte de producción, y le hago algunas preguntas sobre cosas que no entiendo. Así fui aprendiendo, lo mismo que con escribir libros. Me vienen las ideas así, sin haber leído mucho, y tengo la necesidad de plasmarlo de alguna forma.
-¿Cómo fue el proceso creativo de Arukah?
-Todo lo que hago primero me lo imagino como una película, yo voy por el ámbito audiovisual, me encanta. Crear historias para verlas después en la tele, en el cine, en una serie. Así me pasó también con mi primer libro Diario de una servilleta, me imaginé cómo todos los componentes de mi sangre tomaban vida. Y eso en realidad me lo imaginé como una película. Pero como con 14 años no sabía cómo se podía hacer una película animada, decidí escribirlo. Así tal cual me volvió a pasar con Arukah. Por eso esta historia esta muy bien organizada cronológicamente, es lineal. Lo imaginé tipo guion, como película o serie. Es un poco caro hacerlo. Pero lo veo posible en un futuro, por eso estoy escribiendo el guion.
-¿Quién va a leer Arukah?
-Lo que me gusta de Arukah es que por más que está destinado a un público adolescente o joven es como para cualquiera, lo puede leer un adulto que también va a encontrarse con mensajes de acuerdo a su edad. Algo así como pasa con la lectura de El Principito.
-Arukah es una novela que busca la superación de tus seguidores. ¿Cuándo hiciste el click que te abrió la puerta a la redacción de esta historia?
-En el 2020 empecé a hacer mucho contenido que tenía que ver con el cuerpo, con los estereotipos de belleza, con la autoestima, con la percepción que tenemos en las redes sociales de nuestra imagen, y ahí me fui encontrando con muchas personas que estaban atravesando trastornos de alimentación. No fue algo buscado ni planeado, de a poco me fui dando cuenta de que haciendo ese contenido ayudaba a mucha gente que estaba pasando por eso. Y hablando con ellos, sobre todo con chicas, ahí fue cuando dije que todos esos mensajes que yo daba en las redes sociales los quería poner en un lugar, en un libro, en una película. Los quería contar de una forma dinámica, creativa. Mezclar esas dos cosas, poder llevar un mensaje positivo de una forma creativa para que todo el mundo lo entienda. Y así fue como nació, con querer ayudar y hacerlo de esta manera. Por eso cada capítulo, es un escenario diferente, un nuevo desafío, muy ilustrativo.
-Contanos un poco cómo empezó tu proyecto personal en las redes sociales ayudando a otros jóvenes.
-Cuando empecé le ponía muchas ganas, en realidad ganas le pongo siempre, lo que sí al principio le dedicaba mucho tiempo a las redes, estaba todo el día. Hacer contenido es una cosa que uno desde afuera lo ve como fácil y no lo es. Te demanda mucho tiempo, sos la guionista, la productora, la editora, hacés todo en uno y entonces me dedicaba mucho a hacer videos, a pensar ideas, crear muchos videos y fotos. Me la pasaba editado. Y también el contacto con la gente, tener un tiempo para hablar, antes era mi día completo haciendo eso.
-¿Y después?
-Después me fue pasando que en el 2022 empecé a hacer unas giras con mi familia, dando charlas por Argentina, íbamos a diferentes provincias a hablar sobre la donación de médula ósea y recorrimos varios lugares. Ahí los tiempos fueron distintos, no podía dedicarme a las redes como antes. Y después me pasó con el tema del tratamiento. Cuando tuve la recaída en octubre del 2022 ahí dejé de hacer el contenido de la autoestima, no es que lo dejé de lado, pero me tuve que dedicar cien por ciento a mi tratamiento y subía lo que era mi día a día. Y ahora de a poco estoy volviendo.
-¿Qué cambió?
-Tal vez no me estoy dedicando al contenido inicial pero sí estoy trabajando más con la concientización de la donación de médula y de sangre. También estoy con el proyecto audiovisual de mi historia, como que ahora estoy yendo más por otro lado, pero siempre pensando en estas cosas para ayudar, como en Arukah.
-En Arukah hablás del rencor y cómo de alguna manera se terminan levantando muros tras los cuales se aíslan los que nos rodean. ¿Te paso en lo personal tener que convivir con este sentimiento y aprender a manejarlo o lo viviste a través de tus seguidores que pedían ayuda?
-Mucho de lo que escribí es porque me lo ha contado gente que me ha escrito mediante las redes sociales y estaban atravesando por momentos duros. Al tener esta interacción con la gente, ellos te cuentan su situación, su historia y me impresionaba mucho. Hay algunos como Mía (la protagonista de Arukah), que no puede avanzar en su vida por sostener algo del pasado o algo que le quedó de otra persona. Lo que yo viví de Arukah es del lado de la gente que te deja malos comentarios, que te pone piedras en el camino. A mí me han dejado varios comentarios negativos. Siempre lo veo por el lado de que es gente que está perdiendo tiempo de su vida en comentarme a mí.
-Hay una frase en el libro que dice: “Mía, ellos son quienes, en vez de prender lámparas como vos, “¡se la pasan riéndose de las lámparas de otros! Tratan de prender su luz apagando la de alguien más. ¡Eso es totalmente absurdo e inútil Y muy cobarde”. ¿Tuviste que luchar contra el bullying o situaciones complejas en las redes o en la vida diaria? ¿Cómo lidiaste con esto?
-Así, al punto de querer abandonar algo no, pero sí me ha llegado a afectar; al principio sobre todo. Cuando no estás acostumbrado. Ahora sí estoy acostumbrada. Leer un comentario malo entre tantos lindos que me dejan es como que casi ya no me hace nada. Pero siempre el comentario malo te resalta, no importa cuántos mensajes buenos tengas, siempre aparece uno malo y resalta y ahí te cuestionas. Te hace cuestionar mucho, en especial cuando hacía el contenido de estereotipos. Ahí es cuando más comentarios negativos recibí. Es una lucha terrible, ¿cómo voy a dejar de hacer algo que esta rebueno y es súper positivo para los demás, por un comentario de alguien a quien no le copa cien por ciento mi contenido? Yo entiendo que no podemos satisfacer a todo el mundo, entonces al principio me molestaba en contestar que no miraran entonces mi contenido, pero ahora es como que no le presto atención a estos comentarios.
-¿El bullying es algo generalizado?
-Creo que nadie zafa en la adolescencia de pasarla mal, de sufrir bullying, más que nada hoy en día con las redes sociales. Exponen más a los jóvenes. Además porque uno detrás de una red social puede decir lo que quiere.
-¿Cuál sentís que es tu misión o cuáles son los sueños por los que seguís luchando luego de tanto camino y esfuerzo?
-Seguir concientizando sobre la donación y ayudando de diferentes formas. Me gusta crear cosas pero dejando mensajes, que no sea algo vacío. Siempre busco dejar mensajes, por eso también estoy trabajando en algo que es un sueño para mi, la película de mi historia. Y seguir escribiendo libros.
“Arukah” (Fragmento)
El lugar era blanco, totalmente blanco. Un espacio que parecía infinito, donde no se distinguían las paredes ni el techo. Lo único que se podía observar era: blanco. Mía, una adolescente de catorce años, se despertó y descubrió que se encontraba sola. Mientras intentaba comprender lo que sucedía, dónde estaba, exclamó: —¿Estoy muerta? En ese mismo instante apareció un chico, también de unos catorce años.
—No, querida… Estás viva… Y muerta… ¿Viva y muerta? ¿Eso es posible? —contestó el joven.
—¿Viva y muerta? ¿A la vez? —respondió Mía algo confundida.
—Erwin Schrödinger lo ve posible.
—¿Erwin qué?
—Erwin Schrödinger, el tipo del experimento.
—¿Qué experimento?
—El del gato que está vivo y muerto. Esperá, ¿sos el gato?
—¿¿¿Qué??? —Si estás viva y muerta a la vez, ¡¡¡sos el gato!!! —exclamó con mucho entusiasmo.
—No soy un gato. Me llamo Mía. ¿Me podés decir dónde estoy y… quién sos?
—Ay, querida Mía… No te tomes todo tan literal… ¿Conocés el experimento?
—La verdad es que no…
—Bueno, entonces te lo cuento. El experimento de Schrödinger consiste en introducir un gato en una caja con una ampolla de gas tóxico que se puede romper en cualquier momento. Con la caja cerrada, nadie puede saber si la ampolla se rompió o no. Una hora después, podríamos considerar que el animal estaría, al mismo tiempo, vivo y muerto, y solo podremos conocer su estado en el momento en que abramos la caja y lo comprobemos.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? ¿Dónde estoy? —preguntó un poco enojada.
—¿Que qué tiene que ver con vos? Que estás en Arukah, querida…
—¿Y qué es este lugar? Quiero volver a mi casa.
Quién es Celeste Ianelli
♦ Nació en 2002 en Morón, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
A los 14 años le diagnosticaron leucemia.
Es es Joven Agente de Cambio reconocida por la ONG Ashoka.
Fue abanderada de Argentina Solidaria en 2018.
Estudió Lengua de Señas Argentina, completó el curso de cuidados paliativos y se diplomó en Avances en Investigación en Psicopatología de la Adolescencia (Tech Universidad Tecnológica).
Crea contenido diario para redes sociales, donde suma más de un millón y medio de seguidores, bajo el lema “Vivir, no existir” y el hashtag #ElEstereotipoALaBasura, con la iniciativa de dejar los estereotipos de lado, encontrar la belleza en cada persona, promover la donación de médula ósea y sangre y hablar de su historia con el cáncer.
Ahora vive con su familia en Ramos Mejía, lanzó “365 días para vivir y no existir”, sigue escribiendo libros y trabaja en un proyecto audiovisual de su historia.