El trabajo ya no es lo que era: cómo pasarla mejor en un mundo donde las máquinas hacen muchas de nuestras tareas

En su libro “El trabajo ya no es lo que fue” el teórico Alain Supiot piensa el sentido del trabajo en el siglo XXI. Qué espacio conquistamos los humanos y lo que no hay que perder de vista.

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El trabajo, una dimensión de
El trabajo, una dimensión de lo humano. (Pablo Lasansky)

Hace muchos años, un amigo que ya no está, tenía una frase provocadora para definir el trabajo: “Si fuera tan bueno trabajar no te pagarían para eso”.

¿Para que trabajamos? ¿Por qué trabajamos? Y entonces, ¿Cómo trabajamos? ¿Desde cuando y como fue cambiando el trabajo?

El libro El trabajo ya no es lo que fue, de Alain Supiot, es una obra que reflexiona sobre los cambios que ha sufrido el concepto y la realidad del trabajo en el siglo XXI, y propone una nueva forma de pensarlo. El libro trata un tema desde una perspectiva diferente, que pone en jaque la visión de la economía sobre el trabajo poniendo en juego otra matriz de pensamiento.

“En efecto, para que una obra sea exitosa es necesario que quienes trabajan en ella perciban ese sentido. ¿Por qué –se pregunta Franz Kafka en “La muralla china”, se decidió construirla por fragmentos y no de manera lineal? Según el narrador, solo esta construcción fragmentaria podía dar sentido a la vida de quienes –a diferencia de los jornaleros que únicamente tenían en cuenta su salario– estaban animados por el gusto por el trabajo bien hecho y la ambición de algún día ver terminada su obra. De lo contrario –escribe–, “la triste desesperación de esta labor sin tregua, de la cual la vida más larga no podía esperar ver el término, los habría hecho impropios para el trabajo”

Se trata de dos conferencias dictadas en torno al trabajo humano: El trabajo no es una mercancía. Contenido y sentido del trabajo en el siglo XXI, lección de clausura impartida en el Collège de France el 22 de mayo de 2019; y La justicia en el trabajo, versión ampliada de la conferencia inaugural de la 24ª edición de los Rendez-Vous de l´Historie pronunciada el 8 de octubre de 2021. Si bien los conceptos de las dos conferencias a veces se entrelazan y hay alguna parte solapada, cada una tiene un nudo diferente y es interesante por sí misma. Más allá que podrían leerse por separado la lectura conjunta da una idea más acaba de las ideas del autor en relación al trabajo.

Estas reflexiones se centran en las necesidades de protección del trabajador con una perspectiva temporal que va más allá del periodo laboral individual. Además, el autor también explora el concepto de justicia social, construyendo este horizonte desde una teoría de valores que incorpora un enfoque ecológico y críticas a la institución del mercado.

¿El trabajo es mercancía? Por sí o por no

En la primera conferencia, Supiot critica la visión del trabajo como una mercancía que se compra y se vende en el mercado, y que se somete a las leyes de la oferta y la demanda. Esta visión, según el autor, reduce el trabajo a una actividad por la que se recibe un salario, y olvida el sentido del trabajo como una actividad humana que contribuye al bien común y al desarrollo personal. Supiot defiende que el trabajo tiene un valor que no se puede medir solo por el dinero, sino por el reconocimiento social, la dignidad, la creatividad y la solidaridad.

El estudioso francés Alain Supiot.
El estudioso francés Alain Supiot. (Stephane Grangier/Corbis via Getty Images)

Supiot argumenta en contra de la noción de “capital humano”, resaltando que considerar el trabajo como una mercancía conduce inevitablemente a prácticas que recuerdan a la esclavitud.

Él enfatiza que la atención debe centrarse en el objeto del trabajo y en las obras realizadas, evitando así la valoración exclusiva en términos de intercambio salarial. La justicia social, según él, no puede derivarse únicamente del aspecto monetario, sino que requiere una visión más amplia que involucre a pensadores de diversas disciplinas sociales. Su “concepción ergológica del trabajo” se basa en la experiencia misma del trabajo, estableciendo la importancia del trabajador y su estatus en relación con la obra por realizar, no solo en términos financieros.

“La dificultad es que, si bien en nada han perdido su valor los principios sobre los cuales se fundó la justicia social en ese momento, las condiciones para su aplicación han cambiado profundamente. Los desafíos planteados por la revolución digital y el agotamiento de la Tierra exigen nuevas respuestas, que los hombres deben concebir y poner en práctica "

Un brazo robótico. Los nuevos
Un brazo robótico. Los nuevos desafíos de las máquinas. (Imagen ilustrativa Infobae)

Destaca la relevancia de la Declaración de Filadelfia de 1944 que fuera promulgada el 10 de mayo de ese año y es la actual carta de la Organización Internacional del Trabajo. Es un punto de referencia recurrente en su obra, utilizando este documento para subrayar que el trabajo humano implica un compromiso físico, intelectual y competencias únicas que se inscriben en la singularidad histórica de cada vida humana.

En esta primera conferencia centra también su análisis en la diferencia existente dentro del trabajo en el sector público y hace un análisis del trabajo en el sector académico.

¿El trabajo es una máquina? Por sí o por no

En la segunda lección, Supiot cuestiona la idea del trabajo como una máquina que se puede optimizar, automatizar y controlar mediante algoritmos y dispositivos tecnológicos. Esta idea, según el autor, deshumaniza el trabajo y lo convierte en una fuente de alienación, explotación y precariedad. Supiot propone que el trabajo debe ser entendido como una forma de relación entre los seres humanos y con el mundo, que implica libertad, responsabilidad y justicia.

Argumenta que la búsqueda de justicia en el trabajo ha sido un motor de transformación institucional a lo largo de la Historia. Critica la exclusión de la justicia social de la Agenda 2030, orientada por un orden gerencial que no la incorpora en sus objetivos, metas e indicadores de desempeño.

Trabajos. Cuando son significativos, son
Trabajos. Cuando son significativos, son más productivos. (Freepik).

Propone la libertad sindical, el derecho a la huelga y la negociación colectiva como pilares de la democracia económica, conectando estos principios con la valoración de la dignidad de los trabajadores, quienes deben ser evaluados por sus acciones y contribuciones, no simplemente por lo que poseen o son. Aboga por una justicia social que vaya más allá de una dicotomía de tener y ser, reconociendo el valor intrínseco del trabajo realizado.

La oportunidad digital

En el caso de la revolución digital pese a algunos atisbos de pesimismo como los problemas del 24/7 y la deshumanización, Supiot ve la oportunidad de un trabajo con mayor sentido que deje a las máquinas y algoritmos el trabajo rutinario.

“Este sombrío panorama no debe hacernos perder de vista las oportunidades abiertas por la revolución informática. Al tomar a su cargo gradualmente todas las tareas calculables o programables, la informática nos obliga a repensar la articulación del trabajo de los hombres y de las máquinas. Bajo la condición de domesticarlas, en lugar de identificarnos con ellas, estas últimas podrían permitir concentrar el trabajo humano sobre lo incalculable e improgramable, es decir, en la parte propiamente poiética del trabajo, la que supone una libertad, una creatividad o una atención al otro, de la que ninguna máquina es capaz. En la empresa informatizada, el cerebro de obra ya no es más el monopolio de los dirigentes. Se distribuye entre todos los trabajadores, de los que se espera responsabilidad e iniciativa, y que pueden y deben colaborar directamente, cualquiera sea su lugar en la cadena de comando.”

Teletrabajo. Una tendencia en alza.
Teletrabajo. Una tendencia en alza. (EFE/Emilio Naranjo)

El tratamiento la postpandemia y los problemas donde el teletrabajo se jerarquizó mientras que la docencia, la enfermería y la atención al público cada vez se resienten más son ejemplos donde Supiot canaliza sus ideas de sentido y justicia social del trabajo.

El libro de Supiot es una invitación a recuperar el sentido del trabajo como una actividad humana que no se puede reducir a lo que tienen o a lo que son los trabajadores, sino que debe abrirse a lo que hacen. El autor sostiene que el principio de igual dignidad de los seres humanos no puede basarse solo en la protección social, sino que debe incluir también la protección del trabajo, que no solo prevea la situación de desempleo, sino la formación permanente, las tareas de cuidado y el trabajo comunitario

Quién es Alain Supiot

♦ Nació en junio de 1949 en Francia.

♦ Doctor en Derecho (Bordeaux, 1979), , Doctor Honoris causa de la Universidad de Louvain-la-Neuve y de la Universitidad Aristote de Thessalonique

♦ Es miembro correspondiente de la British Academy (2015).

♦ A lo largo de su carrera ha sido sucesivamente profesor en la Universidad de Poitiers, luego de la de Nantes (UMR-CNRS 6028), y miembro del Institut Universitaire de France (2001), antes de haber sido elegido en el Collège de France en 2012 – donde ocupa la silla “Estado social y mundialización: análisis jurídico de las solidaridades hasta 2019.

♦ Presidió el Consejo Nacional de Desarrollo de las Ciencias Humanas y Sociales entre 1998 y 2000 y es miembro desde 2013 del Consejo Estratégico de la Investigación.

♦ En 2017, fue nombrado por la Organización Internacional del Trabajo miembro de la Comisión Mundial sobre el futuro del trabajo.

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