Atentado a CFK: del misterio de los celulares a la foto de Sabag Montiel con Milei

El 1 de septiembre pasado se cumplió un año del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El intento fallido de magnicidio perpetrado por Fernando Sabag Montiel ocurrió durante las manifestaciones que se dieron a favor de la expresidenta argentina después de que el fiscal federal Diego Luciani pidiera para ella doce años de cárcel y su inhabilitación para ejercer cargos públicos de por vida. Pero, ¿qué pasó desde entonces? ¿Qué implicancias tuvo en la escena social y política?

En Muerta o presa, la periodista Irina Hauser hace una minuciosa investigación en la que no solo reconstruye los hechos sino, además, la trama violenta detrás del atentado. “¿Quién estuvo detrás del atentado contra la principal líder política del país? ¿Qué le prometieron al hombre que intentó cometer el magnicidio?”, se pregunta la autora, que sostiene que el atentado no tuvo la relevancia esperada y necesaria para un hecho de semejante magnitud

“Han intentado matar a una vicepresidenta y se ha tomado esta investigación como un caso policial cualquiera, y no como el más grave hecho de violencia política desde el retorno de la democracia. Me parece que si el sistema de justicia no toma esto de la manera que realmente es, queda el terreno libre para la acción”, dijo Hauser en diálogo con Infobae Leamos.

Editado por Planeta y escrito con colaboración de Ariel Zak, Muerta o presa ofrece al lector “los secretos más oscuros detrás del atentado político que sacudió al país”, desde las irregularidades con el teléfono celular del principal acusado hasta el rol de su novia, que casi se escapa.

-¿Qué consecuencias en la vida política y social pueden verse a más de un año del atentado?

-Hay que tener en cuenta que, antes del atentado, ya había un fenómeno creciente de violencia muy fuerte que se traducía en manifestaciones o acciones callejeras de parte de algunos grupos de ultraderecha, pero que también aparecían en los discursos de la dirigencia política con esta idea de exterminar al oponente. Pero el fenómeno de la violencia no ha desaparecido por más que haya desaparecido la Revolución Federal de las calles, y el discurso de odio tampoco.

-¿Cómo cambió el tablero de cara a las elecciones presidenciales?

-Si uno entra a analizar los personajes que son protagonistas en esta historia, tanto los que están detenidos como otros que integran e integraron estas organizaciones ultra violentas, neonazis y de ultraderecha, muchas de las simpatías de todos ellos desembocan en un solo lugar, que es Javier Milei, figura a la que venían siguiendo desde hacía tiempo. Así que no puedo dejar de conectar el hecho de que un personaje como Milei llegue a un balotaje y tenga la posibilidad de llegar a la presidencia con todo este fenómeno que estoy describiendo. Esta parte tiene que ver con las elecciones presidenciales y, por otro lado, dentro del oficialismo y del kirchnerismo, provocó algo que es visible: el corrimiento de Cristina Fernández de Kirchner del centro de la escena y, finalmente, la candidatura de Sergio Massa, que termina siendo producto de un acuerdo pero, quizás, no lo hubiéramos imaginado tiempo antes del atentado.

-¿Cómo se explica la pérdida de cobertura que fue teniendo un caso de tal magnitud?

-La pérdida de cobertura tiene que ver, primero, con cómo minimizó el tema el propio Poder Judicial. Segundo, con que la propia política se abrió. Y estoy hablando de todas las fuerzas políticas. Cristina Kirchner quedó bastante sola. Y además, cuando los medios se ocupan mucho de un tema, los jueces, juezas y fiscales se sienten compelidos a avanzar con una investigación. Y me parece que acá había grandes intereses de que no se avanzara con esta investigación. Me refiero a la pata política y financiera, ¿no? Porque la pata material estaba a la vista de todos. Esa es la impresión que yo tengo.

-En el libro afirmás que el Poder Judicial es uno de los principales responsables del condicionamiento de la democracia que genera este tipo de movimientos y atentados.

-Hay un mecanismo muy perverso por el cual el Poder Judicial a veces se convierte en la usina de información de los medios y, a su vez, estos últimos a veces se convierten en los proveedores de ideas o de cierta información para el sistema de justicia. Es muy evidente que los medios de comunicación toman un posicionamiento y que el sistema judicial también se mueve por el olfato político, así como ha tenido y tiene vínculos con algunos sectores más que con otros. Durante el gobierno de Mauricio Macri fue muy notorio cómo se multiplicaron las causas contra Cristina y otros dirigentes del kirchnerismo pero, pese a la gran cantidad de causas que tiene Macri, esas no avanzan.

-¿Qué novedades hubo desde que salió el libro?

-Desde que salió el libro, no hubo grandes novedades judicialmente hablando. Hubo algunas que incluso parecen burlonas, porque se está discutiendo hace meses si se abre o no el celular de Gerardo Milman, el diputado que aparece en el expediente del 23 de septiembre del año pasado por la declaración de un testigo que lo escucha decir: “Cuando la maten yo estoy camino a la costa”. Y que un poco es la continuación de lo que se dio con los teléfonos de sus secretarias.

-¿Qué podés agregar sobre el diputado Milman?

-De Gerardo Milman hubo autorización finalmente para que se abra uno de sus celulares, que era un modelo posterior al atentado entregado por él mismo. Y hace poco se dio autorización para abrir otros celulares, pero todavía todo eso está en veremos y aparentemente la defensa quiere discutirlo. A esta altura del partido, uno difícilmente pueda pensar que surja de ahí alguna prueba, siendo además Milman una persona que fue el número dos en el Ministerio de Seguridad, que una testigo dice que estaba en el lugar al que fueron a borrar los teléfonos, una oficina de Patricia Bullrich.

-Del “odio generalizado” y el “Dios no quiso que muriera” a los tatuajes nazis y creerse el “hombre gris” del “Nostradamus argentino”, ¿cómo describirías a Sabag Montiel?

-Hay informes psiquiátricos en la causa que describen a Sabag Montiel en cuanto a su personalidad. Lo definen como alguien con rasgos de trastorno narcisista, con un patrón dominante de grandeza y necesidad de admiración. Grandilocuencia, vanidad, falta de empatía... lo que se ve. Él cree que está bien lo que hizo, cree que puede ser un salvador del país. Y lo que se ve en los diálogos con sus personas más cercanas es algo muy curioso, porque él, por ejemplo, políticamente se muestra antisistema. Cuestiona a todos. Cuestiona a Macri, cuestiona a Cristina, hasta hablaba de Massa en su momento, antes de que Massa fuera quien es hoy. Y, sin embargo, las fotos se las saca con Javier Milei, que también se presenta como un antisistema, a pesar de que ahora negocia con lo que él llama la casta.

-¿En qué situación se encuentra actualmente?

-Sabag Montiel hoy está detenido, aislado. No habla con nadie, apenas si a veces recibe a su defensa. Tiene un televisor y tiene un teléfono también, donde a veces atiende llamados, pero corta, y ha hablado con algunos periodistas. Muy pocos. Y volviendo a esa frase del “odio generalizado” (con la que justificó el intento de magnicidio) se la dijo a un colega y me parece que es una frase clave para entender también dónde estaba parado este hombre cuando hizo lo que intentó hacer. Porque él dice que fue por el odio generalizado y está reflejando lo que ocurría en ese momento. Pero, como planteo en el libro, ese clima de odio y de violencia estaba fuera del radar tanto del gobierno como del entorno de Cristina como de muchos de nosotros que no dimensionamos en dónde podía desembocar, a pesar de que en la puerta de la Casa Rosada se tiraban antorchas y se exhibían bolsas mortuorias y guillotinas.

-¿Qué rol cumplió Brenda Uliarte en el atentado?

-Brenda Uliarte tuvo un papel muy importante en la planificación del hecho. Esto se ve en los diálogos que tiene con Sabag Montiel; con una amiga de ella, Agustina Díaz; también con Carrizo, donde por lo menos dos meses antes empieza a rumiar la idea del magnicidio, con un gran ensañamiento respecto de Cristina Fernández de Kirchner. Cuando Sabag Montiel hace un primer intento el 27 de agosto, que es el día en que Larreta puso vallas y que fue muchísima gente ahí al domicilio de Cristina en la calle Juncal para apoyarla, se ve cómo ella le va dando instrucciones. Y a otras personas les va hablando de que ella mandó a alguien, o sea ella dice, “mandé a matar a Cristina”, ¿no?

-¿Y qué rol podría tener Uliarte en su esclarecimiento?

-Es necesario saber si hubo alguna clase de financiamiento directo respecto del hecho o si, como ella planteó en un escrito que presentó, es que les pagaban a algunos lúmpenes o gente violenta para ir justamente a provocar ahí en medio de las movilizaciones. Y si hubo alguien que hubiera intentado incidir de manera directa sobre Sabag Montiel o sobre ella, ¿no? Es decir, falta esclarecer si hubo financiamiento y una intervención directa de algún sector de la política. Yo creo que ella puede aportar algo respecto de esto. Hasta ahora no la han convocado a declarar, a pesar de que ella pide ampliar su indagatoria y que dos querellas pidieron en la causa donde se investiga a Revolución Federal que la citen como testigo, que sería interesante porque en ese caso está obligada a decir la verdad. Y, además, desde que cambió su defensa y está representada por Carlos Telleldín, cambió la estrategia y, evidentemente, Telleldín quiere que ella hable porque debe partir de la base de que puede mejorar su posición.

-¿Qué conexiones hay con el partido de Javier Milei?

-Cuando me refiero a las conexiones con La Libertad de Avanza, estoy hablando de cosas concretas. En el expediente hay, por ejemplo, algo que no se había mostrado nunca, que es una foto de Fernando Sabag Montiel, el asesino fallido, con Javier Milei. Hay numerosas expresiones de Brenda Uliarte en las que dice querer conocerlo a Milei, y demostraciones de que seguía sus pasos. En la casa de Gabriel Carrizo, el jefe de la venta de copos de azúcar que integraba esta pareja, se encontró un papel donde estaban los datos de un posible abogado que le habían ofrecido para su defensa. Era bastante conocido por su defensa de abusadores, entre otras cosas, y resulta que era el candidato a vicegobernador de Carolina Píparo en la provincia de Buenos Aires. Los referentes de la Revolución Federal estuvieron en el acto de lanzamiento de Milei, y uno de ellos que sigue muy activo, que es Leonardo Sosa, que sigue pronunciando frases amenazantes contra Cristina Fernández de Kirchner. En el momento del intento de magnicidio, muchos lo vimos como una amenaza al pacto democrático. Me parece que esa amenaza sigue vigente, y que está vigente además en el discurso de Javier Milei y de su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel.