El mundo de la justicia ha presenciado momentos cruciales en los cuales los límites de la ley se han puesto a prueba. Desde los juicios de Nuremberg hasta la batalla entre Fidel Castro y la justicia norteamericana por el ron cubano, pasando por los procesos que enfrentó el escritor Oscar Wilde, las páginas de Leyes y leyendas: Siete juicios que cambiaron la historia exploran expedientes procesales reveladores y enriquecedores.
El libro, publicado por la filial colombiana del grupo Planeta y escrito por Víctor Cabezas Albán, un apasionado abogado, periodista y profesor universitario, desentraña historias reales que han marcado un hito en la narrativa judicial, rompiendo la barrera entre lo jurídico y lo literario.
¿Qué tipo de justicia merecen “los mayores enemigos de la humanidad”? Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la situación de los soldados alemanes que se rindieron o quedaron presos planteó un dilema desconcertante: ¿Por qué se consideraban culpables si simplemente cumplían órdenes para luchar por su país? La necesidad de lidiar con miles de capturados cuando las cárceles resultaban insuficientes planteó interrogantes: ¿Debían aplicarse castigos colectivos o juzgar individualmente a cada uno?
Estos dilemas son el eje central de este libro que amalgama historia, periodismo y reflexiones sobre cómo el Derecho se vio obligado a idear nuevas formas para tomar decisiones en casos emblemáticos que carecían de reglas claras para todas las partes involucradas. Lejos de ser exclusivo para abogados, Leyes y leyendas ofrece a los lectores una visión innovadora para interpretar la historia.
Con buen tino, Cabezas captura la esencia de eventos como la problemática relación entre corporaciones petroleras, comunidades indígenas y el bienestar ambiental, así como los horrores del Holocausto judío en los procesos de Yugoslavia y Nuremberg, narrativas que desafían el olvido, rescatando la importancia de la verdad en cada juicio, destacando la eterna lucha entre el poder y la justicia.
Cabezas, graduado de la Universidad San Francisco de Quito y con estudios en la Universidad de Los Andes y la Universidad Externado de Colombia, actualmente es candidato a doctor en la Universidad de Pennsylvania. Su habilidad para transformar relatos judiciales en crónicas atrapantes lo convierte en un narrador excepcional de este tipo de historias.
Alejandro Gaviria, autor de Siquiera tenemos las palabras, entre otros títulos, resalta la importancia de este libro en su prólogo, afirmando que Leyes y leyendas recupera los juicios que durante mucho tiempo han sido leyendas silenciosas. “Es un libro estupendo sobre el poder y la justicia, dos pasiones humanas que, en ocasiones, se repelen pero también se complementan”, escribe.
Además de su incursión literaria, Cabezas no se limita al papel. Su presencia en podcasts y columnas de opinión, donde desglosa grandes juicios en narrativas sencillas, muestra su compromiso con la divulgación y accesibilidad del conocimiento judicial a todas las audiencias.
A partir del mes de noviembre, el libro estará disponible en todas las librerías de Colombia, y a través de canales digitales para el resto de países. Este compendio de historias judiciales se presenta como una experiencia enriquecedora y cautivante, garantizando una inmersión profunda en los siete grandes juicios que han dado forma al devenir social.
Víctor Cabezas Albán, con su destreza narrativa y su enfoque en el vínculo entre justicia y literatura, nos invita a adentrarnos en las entrañas de estos siete juicios históricos que han dejado un impacto indeleble en la sociedad contemporánea. Es un llamado a la reflexión y al entendimiento de la complejidad de la justicia y el poder en nuestra historia.
“Leyes y leyendas”, fragmento
Belgrado, República de Serbia. 18 de julio del 2008. Un hombre alto, ancho, con abundante cabello blanco y una poblada barba del mismo color llega hasta la parada de autobús de la calle Yuri Gagarin. Aparenta unos setenta años. Es el estereotipo del viejo sabio. Su presencia es imponente. El tipo trabaja desde hace al menos cinco años dando terapias de medicina alternativa en Belgrado y es modestamente famoso. Escribe una columna en la revista Vida Saludable, es el representante de una compañía estadounidense de vitaminas en Serbia y publicará un libro de salud reproductiva. Su consulta es bien recibida. El gurú es respetado y, dicen, carismático, con buen sentido del humor, buen entrenamiento médico y buena intuición. Todos lo conocen como el doctor Dragan Dabic.
Dabic viste una camiseta azul y un sombrero de ala ancha. Cuando se aproxima a la parada del autobús un hombre empieza a caminar cerca de él. Es un oficial de la Bezbednosno Informativna Agencija (BIA), la oficina de servicios secretos del gobierno de Serbia. El funcionario de inteligencia lo persigue y sube al autobús número 73 con destino a los suburbios de Belgrado. Dragan Dabic se sienta en la parte frontal. El agente, unas filas detrás. El autobús se pone en marcha.
—¿Dr. Karadžić? —pregunta el agente de la BIA.
—No. Soy Dragan Dabic —contesta el hombre en son de protesta.
—No. Usted es Radovan Karadžić —insiste el agente.
—¿Saben sus superiores lo que está haciendo?
—Sí, totalmente —contestó decidido, al tiempo que ordenó al chofer que detuviera el autobús.
Así detuvieron al misterioso gurú.
Pasadas las nueve de la noche del 18 de julio del 2008, el criminal de guerra más buscado del mundo está en custodia de las autoridades serbias. El anciano de abundante cabello y poblada barba aparecía como un hombre indefenso, sencillo y vulnerable.
Hasta inspiraba ternura. Pronto, el mundo conocería que ese mismo gurú que escribía sobre salud, energía y vibraciones en Belgrado era Radovan Karadžić, expresidente de la república serbiobosnia y uno de los políticos más atroces de la historia.
A inicios de la década de los noventa el mundo vivía una época de intensas transformaciones. La caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética cambió el panorama geográfico, político y económico.
En este contexto la recreación del mapa de la República Federativa Socialista de Yugoslavia fue particularmente problemática. Este país se formó a partir de la unión de las naciones de Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia, después de la Primera Guerra Mundial. La desintegración de lo que fuera una de las naciones más poderosas del mundo inició en 1991. La independencia de los antiguos estados soviéticos, sumado a una crisis económica y política, aupó a las repúblicas yugoslavas a tomar su propio camino.
Este proceso progresivo de desintegración e independencia derivó en una serie de guerras que, ad portas del siglo XXI, estremecerían al mundo y traerían los peores recuerdos de la Segunda Guerra Mundial. Así como empezó el siglo, de igual forma cerró con una tragedia humana que, para los noventa, parecía irrepetible: ciento cuarenta mil muertos, cuatro millones de desplazados, un genocidio, asedios militares a poblaciones civiles y campos de concentración.
Cuando fue arrestado, Radovan Karadžić, el misterioso gurú del autobús estaba en la lista de los más buscados del mundo desde fines de los noventa. ¿El motivo? Su rol en la guerra bosnia. En 1992 —en medio de la convulsión de la separación de las naciones yugoslavas— Karadžić fue electo presidente de la autoproclamada República de Srpska, la «república» de los serbiobosnios, es decir, de quienes eran étnicamente serbios y habitaban en el territorio de Bosnia-Herzegovina. Junto con militares y políticos serbios, Radovan Karadžić implementó un programa de limpieza étnica contra la población bosnia de origen musulmán que vivía «en territorio serbio». Este programa derivó en un genocidio e incontables crímenes de guerra.
En 1996, después de perpetuar estas y otras muchas hostilidades, Radovan Karadžić desapareció de la vida pública y no volvió a ser visto hasta 2008, cuando fue arrestado en el autobús 73, en Belgrado, disfrazado de médico new age. Las mayores agencias de inteligencia del mundo estaban tras su pista. Por años, se especuló que se escondía en algún lugar de la región montañosa del sureste serbio. La búsqueda fue memorable.