La literatura colombiana no ha visto nunca otra obra igual. Se puede decir que es esencial para un periodo muy importante de la narrativa local, fundamental, de hecho, Cóndores no entierran todos los días, la gran obra de Gustavo Álvarez Gardeazábal.
Publicada originalmente en 1972, esta novela ha resistido el paso del tiempo y se erige como un faro literario de una de las épocas más oscuras en la historia colombiana: La violencia. Poco más de 50 años después de su primera publicación, regresa a los lectores y lectoras de la mano de la editorial Intermedio.
Gardeazábal relata la vida de León María Lozano, conocido como el ‘Cóndor’, y a través de él la historia de la compleja situación de la política y la violencia en Tuluá, Valle del Cauca, durante mediados del siglo XX.
En este contexto, León María, un militante conservador, se ve inmerso en un entorno hostil. Durante el gobierno liberal, León María es discriminado por sus coterráneos, pero una vez asciende al poder un gobierno conservador, Lozano toma las armas para imponer su ideología.
Su historia refleja la lucha por imponer una ideología en medio de un periodo oscuro de la historia colombiana.
El autor, en sus propias palabras, describió su obra como el resultado de una infancia marcada por la violencia política en Tuluá. Esta vivencia infernal se tradujo en un ejercicio literario que ha buscado, con el tiempo, recrear la realidad que atormentaba su memoria. “Puse para siempre, en las letras de un libro, la historia que se le ha olvidado a la patria, convencido de que con ella podría evitar repeticiones estúpidas”, expresó Gardeazábal.
Ahora, esta obra maestra, que ha encontrado un lugar privilegiado en el imaginario colectivo de los lectores colombianos, toma un nuevo impulso con la creación de la Biblioteca Gardeazábal por Intermedio Editores. Esta biblioteca, respaldada por Grupo Éxito, busca llevar el legado del autor a nuevos horizontes y ampliar su alcance. Su objetivo es poner en manos de todos los colombianos una amplia selección de literatura, incluyendo obras fundamentales como la del icónico autor.
La inmortalidad de Cóndores no entierran todos los días radica en su brevedad, calidad literaria y la representación de los oscuros episodios de la historia colombiana desde diferentes perspectivas. Esta novela, narrada sin diálogos directos, ofrece una visión coral de la violenta época, presentando a León María Lozano no solo como un asesino despiadado, sino como un ser humano complejo, víctima de circunstancias políticas.
La adaptación cinematográfica en 1984, dirigida por Francisco Norden y protagonizada por Frank Ramírez, se convirtió en un clásico instantáneo, consolidando aún más el legado de la novela en la memoria colectiva de los colombianos.
A pesar de los homenajes y condecoraciones que ha recibido su autor, el propósito inicial de alertar a los colombianos sobre la escalada de violencia y evitar repeticiones lamentables no se ha cumplido del todo. Aun así, la obra sigue siendo esencial para comprender la violencia que ha marcado la historia del país, sirviendo como una ventana a un pasado doloroso que no debe repetirse.
La Biblioteca Gardeazábal, con su primer título lanzado este mes, promete mantener vivo el legado del autor colombiano a través de la publicación periódica de sus obras más representativas, extendiendo así la influencia de una narrativa que ha trascendido el tiempo y la historia, manteniendo su relevancia en el tejido social del país.
Sobre el autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
♦ Nacido el 31 de octubre de 1945 en Tuluá, Valle del Cauca.
♦ Es un escritor, periodista y político colombiano reconocido por su aguda crítica social y política reflejada en sus novelas, ensayos y columnas periodísticas.
♦ Graduado en Derecho y Ciencias Políticas, incursionó en la política como senador por el partido liberal en Colombia. Sus obras literarias revelan un estilo satírico y crítico que cuestiona la corrupción y complejidades de la sociedad y política colombiana, consolidándose como un autor clave en la literatura contemporánea de su país.