Si todo está en Wikipedia, ¿para qué queremos estos libros?

En el universo de la literatura infantil y juvenil hay un lugar para los “libros informativos”, que sirven para aprender los temas más diversos. Quienes los hacen cuentan qué eligen y cómo. Pero ¿se pueden tratar todos los temas con los chicos?

Los libros informativos tienen sus propios lectores.

Aprender a discernir, a profundizar sobre un tema, a hacerse más y más preguntas: los libros informativos para chicos (y chicas, claro) tienen la capacidad de abordar infinitos problemas, preguntas y creaciones científicas o artísticas de la Humanidad y, de paso, alimentar la ya de por sí insaciable curiosidad de las infancias. ¿Qué es un terremoto? ¿Cómo vuela un avión? ¿Por qué hay viento? ¿Quién fue Antonio Berni? ¿Y Darwin? ¿Y los meteoritos?. Todos los temas se tornan súper interesantes cuando los libros informativos se ponen en funcionamiento. Poéticos, con buena data, increíbles ilustraciones y propuesta gráfica singular. ¡Qué más pedir!

En el universo de la literatura infantil y juvenil (LIJ) se los conoce como libros informativos. Son aquellos que fueron ganando terreno al modo enciclopedia, sumando poesía, ilustración, juego y aventura a un núcleo informativo, que responde a algunos temas de las artes o de las ciencias. Los libros informativos tratan de mamíferos, plantas autóctonas, el cuerpo humano, fenómenos atmosféricos, la pubertad, derechos humanos, sistema auditivo, animales con plumas, minerales, el cine, y más y más. Definitivamente, ningún tema es ajeno al universo de estos libros que llegan a manos de sus lectores en un despliegue gráfico que suma claridad y, sobre todo, un tono cómplice ideal para cautivar a primeros lectores, esos que tienen poca edad y las ganas de saber intactas.

¿Quiénes editan libros de ciencias y artes para chicas y chicos? ¿Cuál es el propósito y razón de ser de estos libros? ¿Cómo se llevan con la escuela y su curriculum? ¿Hay temas imposibles o prohibidos? Editoras de distintos sellos dedicados a este género dan una panorámica del fenómeno. Y un dato más: los libros informativos no tienen edad y, como la buena literatura, son para todos.

Desde Arte a babor, editorial orientada a los libros sobre artes plásticas y arquitectura, su fundadora y editora general, Silvia Sirkis, dice: “El mundo del conocimiento es amplísimo y por supuesto hay un conocimiento para especialistas. Pero todos nosotros, que sabemos de algunas cosas, nos gusta también acercarnos a otros mundos que nos son más ajenos”. Arte a babor tiene más de veinte años de vida editorial y varias colecciones: “Así me gusta a mí” (sobre artistas nacionales), libros de cartoné para los más chicos, y otros súper originales como Perdidos y encontrados, que propone un juego con obras de arte clásicas, consagradas.

“Nada más lindo que ver un cielo cuando hay alguien que te lo explique”, dice Sirkis: “Lo mismo pasa con un museo. Cuando hay alguien que te puede dar contexto, idea de en qué circunstancia se hizo una obra, qué le pasaba al pintor, su recorrido y su poética nos ayuda a mirar esa obra o ese cielo con otros ojos. Creo que lo único importante cuando uno habla de divulgación es que debe ser seria… con datos correctos, chequeados. A veces hay materiales muy bajos, muy pobres o errados que atentan contra el conocimiento de la gente y el conocimiento de los temas”.

¿Pero si todo está en Wikipedia, para qué queremos estos libros? Esta fue la pregunta que Carla Baredes, física, divulgadora y una de las editoras de Iamiqué, tuvo que enfrentar hace pocos días en una charla con público muy diverso. “Entonces dije que justamente porque todo, pero todo todo, está en la web es que son súper necesarios los libros informativos. Porque cuando decimos todo, decimos lo chequeado y lo no chequeado, lo viejo y lo más actual, lo inventado, lo refrito de lo refrito, lo nuevo y más difuso también. Está todo de verdad. E inevitablemente ese todo va a ser cada vez más grande, porque además se suma todo lo que circula por las redes, como los candidatos a presidentes terraplanistas y los que citan cosas que no existen o niegan temas archisabidos como la desigualdad en el ámbito laboral para las mujeres. Entonces, justamente por eso, y porque cada vez recurrimos más a estos medios para informarnos, es que la lectura informativa es muy recomendable, muy necesaria, porque nos da un montón de herramientas para poder poner un tamiz a todo eso”.

¿"Querés saber cómo hacemos para sentir?", de Eudeba "

Iamiqué es una de las editoriales de libros informativos más importantes del país. Tiene más de 85 títulos editados y un estilo personalísimo que se renueva en cada entrega. Carla dice: “un libro informativo le permite al lector leer paratextos, es decir, referencias, epígrafes, fuentes. En estos libros podemos encontrar datos y descripción de los autores, que se autorizan desde sus estudios y sus trayectorias, y también damos cuenta de las fuentes. Y entender la importancia de que haya datos sobre el autor y uso respetuoso de las fuentes son cuestiones que se desarrollan también en la infancia”.

Paula Bombara es bioquímica, escritora y editora de la colección Querés saber, de Eudeba que lleva casi 50 títulos publicados: “Prefiero usar la palabra “comunicación” a la hora de señalar la transmisión de conocimientos científicos porque me interesa erradicar la idea de que quienes trabajamos en ciencia pensamos en los demás como ‘el vulgo”, dice Bombara y agrega: “Para mí el pensamiento científico está, de modo informal, incluso sin ser registrado como tal, en todas las personas”.

Querés saber trabaja con equipos autorales integrados por diseñador, autor del texto e ilustrador para cada título. Siempre al cuidado de la editora, que agrega: “La comunicación científica tiene que usar el lenguaje de modo claro y comprensible para transmitir explicaciones acerca de la naturaleza, el mundo, las sociedades y las relaciones que se van estableciendo entre ellos. En la colección, además, creemos que las artes complementan a las ciencias, por eso desde el inicio pensamos en libros completamente ilustrados en los cuales las imágenes aporten información, preguntas, datos, y no sean solo representaciones de lo que dicen los textos”.

A la caza del lector

Entonces, ¿hay un niño o niña lector/a ideal de este tipo de literatura? Es decir, así como existe el lector de comics, el lector de manga incluso, el lector de policiales o de aventuras, ¿existe un perfil lector de los libros informativos?

“El lector de informativos lee también las imágenes. La lectura de la imagen es tan importante como la planta escrita, y ambas se articulan complementándose. Hay contenidos que son mucho más fáciles de entender o incorporar en imágenes y otros, en palabras. Los libros ilustrados articulan ambos lenguajes y generan un lector activo, que construye saberes desde elementos diversos y en mutua relación”, dice Paula Fernández, editora de Ojoreja, un sello con más de 15 años en el mercado y varios títulos en su catálogo.

Una página de "Animales argentinos", editorial Ojoreja

“Muchas veces opera un prejuicio que dice que el lector de informativo es el típico nerd que va a buscar un tema específico y solo quiere datos duros, pero nuestros libros se vinculan con lo emocional, es decir, están atravesados por cuestiones afectivas y a partir de relatos más ficcionales”, dice Carla Baredes, de Iamiqué. La propuesta editorial se puede adivinar desde los títulos de algunos libros y colecciones: Biología hasta en la sopa, La guía turística del sistema solar, ¿Hay alguien ahí? Preguntario interplanetario para terrícolas inteligentes, Las cosas no fueron siempre así, Preguntas que ponen los pelos de punta, etc. “Entonces, sigue Carla Baredes, “más que de un tipo de lector de la editorial me parece que se trata de un lector que se deja llevar por sus intereses. Se nos dio con Qué orejas tan curiosas tienes que alguien me contaba que llegó a su hijo que tiene una discapacidad auditiva y le fascinó el libro. Entonces, yo no sé si ese chico es un lector de Iamiqué o de libros informativos. Es un lector de ese libro. Y, en ese sentido, también como vamos abarcando distintos temas vamos abarcando a gente que se interesa en un libro o en otro”.

Los libros informativos entonces son la gran oportunidad de incentivar un lector activo, crítico, sediento de más, un lector que desgrana lo que lee, cuestiona y se cuestiona, aprende, crece y se hace responsable del conocimiento, también.

¿HAY ALGUIEN AHÍ? Preguntario interplanetario para terrícolas inteligentes

“Nuestra premisa es confiar en el lector”, sigue la editora de Iamiqué: “le hacemos saber que confiamos en su capacidad de comprender, en su capacidad de cuestionar o de incluso entrar en complicidad humorística. Hay algo ahí que también seduce a quien está leyendo. El lector de nuestros libros está puesto en un lugar de sujeto inteligente, confiamos en que va a entender el chiste, que va a accionar con sus ideas y preguntas, es decir, que la intencionalidad del libro queda librada a lo que el lector pueda hacer con él”.

Entrar o no entrar a la escuela

Si el manual del alumno era la piedra filosofal escolar para generaciones pasadas (el ladrillo, justamente) los libros informativos actuales van entrando felizmente a la escuela. Es decir, no son libros oficiales ni responden a programas ni a la currícula escolar, pero se han ido filtrando en las aulas por distintos resquicios.

En el caso de la editorial Ojoreja, que tiene algunos interesantes títulos para las infancias, su editora Paula Fernández señala que “nuestros libros se llevan muy bien con la escuela. Hay experiencias como la de Cachorros del fin del mundo, que en varias escuelas ha sido trabajado como primera enciclopedia ilustrada. Y el caso de Animales argentinos que ha sido incorporado al plan de lectura del Ministerio de Cultura la Nación hace unos años, y ha llegado a todas las escuelas públicas del país. Además, Mamíferos prehistóricos de Argentina es un libro que los docentes lo articulan con visitas al Museo de Ciencias Naturales, donde su autor Fernando Novas ha creado increíbles exposiciones. Por seguir recorriendo los libros, en el caso de Nativas están trabajando varias escuelas en sus jardines de especies autóctonas”.

Macrauquenia. De "Mamíferos prehistóricos de Argentina"

Julieta Elfman, de la editorial Tanta Agua, dice: “Los libros de divulgación científica son ideales para trabajar en las escuelas. Muchas veces se acercan docentes que nos cuentan que los usan en las aulas y como material para introducir algún tema…y justamente porque no son textos técnicos, no son textos explicativos, sino que son textos que acercan un tema a los lectores. En ese sentido, son muy bien recibidos en las escuelas. Lamentablemente, en nuestro país no hay programa de compra de este tipo de libros por parte del Ministerio de Educación con lo cual el acceso a las escuelas es más difícil y más individual: dependemos de la voluntad y el conocimiento de las y los docentes”. ¡Gran apuesta!

Por su parte, desde EUDEBA, Paula Bombara dice: “A mi entender, leer no ficción en la escuela primaria es fundamental para ir formándonos en este tipo de discursos ya que se nos presentarán en la secundaria con más frecuencia y, aún más, al llegar a los estudios terciarios y universitarios. Comenzar a entrenarnos desde nuestros primeros años en la lectura e interpretación de textos con contenidos científicos enriquecerá nuestro camino lector y también influirá en el modo en que cuestionamos los textos. Y, además, para desarrollar el “paladar lector” la presencia de libros de comunicación científica es tan importante como la presencia de libros de poesía. Son dos formas de interrogar al mundo que dialogan perfectamente entre sí y suman al desarrollo de la capacidad metafórica de las personas lectoras”.

Temas y no temas

Lingüística, desaparecidos, logaritmos, pirámides egipcias, reproducción y medio ambiente: ¿cualquier tema es divulgable y asequible para en cualquier edad? “Si y no, diría” –dice, efectivamente, Julieta Elfman, de Tanta Agua-. “Obviamente hay temas que por su nivel de complejidad y de abstracción son más difíciles de entender y transmitir. Y, por otra parte, me parece que hay cuestiones de maduración y aprendizaje que para que entren algunos temas necesitan haber transitado otros antes. Hay temas que por su naturaleza nos resultan más difíciles de entender incluso a las personas adultas que trabajamos con las ciencias”. Y agrega: “La divulgación es un acercamiento al conocimiento científico, una invitación a ese mundo de una manera accesible, para nosotros es una propuesta estético literaria, una experiencia más allá de lo informativo”.

De "El jardín de Monet", de Silvia Sirkis y Jimena Tello.

Por su parte, Silvia Sirkis opina: “No creo que haya temas tabú. Los chicos viven en esta sociedad y ven la guerra, el amor, la violencia, la solidaridad, ven el arte, están rodeados de arte: imágenes, esculturas, edificios. Para mí no hay temas tabú. Hay formatos para cada edad”.

Como cuento, como aventura o como poema. A todo color, con humor, con desafíos a la razón y propuestas de experimentos. Para compartir el asombro y saltar a nuevas preguntas e inesperadas respuestas. En esta conjunción de poesía-juego-relato-ilustración, el libro informativo encuentra su especificidad. Y suelta amarras para llegar cada vez a más lectores.

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Recuadro

Carla Baredes de Editorial Iamiqué:

¡Qué orejas tan curiosas tienes! escrito por las biólogas Romina Carnevale y Paola Vetere, y con ilustraciones de Martina Trach está teniendo gran aceptación de lectores y lectoras, y se ha ganado un lugar en el catálogo The White Ravens, una de las más importantes distinciones del universo de la LIJ realizado por la Internationale Jugendbibliothek de Munich con obras infantiles y juveniles destacadas de todo el mundo. Este libro de Iamiqué pertenece a la serie “Tiene sentido” y trata sobre el sentido del oído y los órganos auditivos. La reseña de The White Ravens señaló: “¿Oímos sólo con los oídos? ¿Qué es el eco? ¿Cómo se oye bajo el agua? Estas son algunas de las preguntas a las que se da respuesta. Pero las autoras también abordan otros tópicos tales como los cambios en el sentido del oído con la edad y los daños causados por el ruido. Enriquecido con coloridas ilustraciones, el libro resulta instructivo, despierta la curiosidad y es sencillamente divertido”.

Paula Bombara, de ¿Querés saber? de EUDEBA:

Este año estamos realizando un libro sobre qué hacer con la basura y los residuos que generamos, que complementará la serie sobre máquinas que publicamos antes de la pandemia, y el cuarto especial de la colección. La colección tiene algunos libros especiales, de tapa dura y con recorridos muy singulares, como Los números también cuentan historias, el último especial publicado, que presenta historia de los números y formas de contar, juegos y curiosidades para experimentar con la matemática. El próximo especial será nuestro libro número 50 y lo festejaremos alimentando la idea de que las artes y las ciencias juntas son indispensables para recorrer los desafíos culturales y educacionales del siglo XXI.

Silvia Sirkis, de Arte a babor:

Recomiendo El jardín de Monet, como novedad. Es un libro objeto que nos cuenta como el pintor Claude Monet organizó la casa y el jardín que después pintó. Es un relato sobre lo que pasó antes de que Monet pintara una de las obras más famosas del Impresionismo. Yo soy autora del texto y Jimena Tello, la ilustradora.

Paula Fernández de OJOreja:

Nativas es un libro que tomó unos tres años de realización. Estuvimos un año investigando especies, tomando en cuenta varios parámetros, cobertura geográfica, desde la Antártida hasta la Quiaca, presencia en ecorregiones, polinizadores, hábitos y tipos de inflorescencias, además de explorar “datos curiosos” de cada una, un primer acercamiento a conocer más de 60 especies nativas presentes en el libro. Es un libro bello, teniendo en cuenta esta belleza generadora de placer en el lector.

Julieta Elfman de Tanta Agua:

“El Atlas de palabras extraordinarias pone de relieve esas palabras sin traducción, palabras que encierran un concepto. Para adentrarse en terrenos de la lingüística en formato informativo y para todas las edades”.

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