Una vez más, Bette Howland nos ofrece una mirada íntima y cautivadora en su obra Cosas que vienen y van. Esta colección de relatos cortos nos transporta a tres momentos distintos en la vida de tres mujeres, desentrañando los misterios, las alegrías y las tristezas que las han acompañado a lo largo de su existencia.
En “Dios los cría” asistimos a la infancia de Esti, una joven que creció entre ruidos, confusiones y peleas. Gracias a una prosa perspicaz, la autora nos sumerge en un torbellino de emociones y escenas que pintan un retrato vívido de una familia que, aunque disfuncional a su manera, se mantiene unida a través del humor y el amor. Esti nos lleva de la mano a través de sus recuerdos, revelando la importancia de su abuelo, un inmigrante de Odessa que persiguió el sueño americano a través del Atlántico.
El relato destaca la fascinación de Esti por su entorno y su profunda conexión con su abuelo. La narrativa de Howland nos sumerge en ese mundo con una claridad que casi podemos oler el aroma de la comida casera y sentir el calor de la compañía familiar. A través de los ojos de Esti, la autora nos recuerda la importancia de nuestras raíces y cómo los lazos familiares pueden dar sentido a nuestras vidas, incluso en medio del caos y las diferencias.
En “El viejo bromista”, Bette Howland nos presenta a una joven madre soltera que, después de una salida al ballet con un nuevo amigo, regresa a casa en una noche fría y nevada. Lo que sigue es un retrato de cuatro personajes, cada uno con sus propios sueños, opiniones y sentimientos. La niñera, Mrs. Cheatham, espera pacientemente en una casa ordenada, pero dentro de esos muros se despliega un caleidoscopio de emociones y experiencias.
La autora nos muestra cómo las vidas de estos personajes se entrelazan en un momento fugaz pero significativo. Sus conversaciones y reflexiones revelan cómo las relaciones pueden evolucionar y cambiar con el tiempo. Bette Howland captura la complejidad de las relaciones humanas y cómo, incluso en medio de una noche fría y nevada, los lazos que compartimos pueden ser inquebrantables.
El último relato, “La vida que me diste”, nos sumerge en la vida de una mujer de mediana edad que recibe una llamada que cambiará su vida. Su padre ha sufrido un accidente grave, lo que desencadena una serie de recuerdos, peleas y emociones que habían permanecido ocultos durante mucho tiempo. Bette Howland nos lleva en un viaje a través de la mente de la protagonista mientras enfrenta el shock de la noticia y se enfrenta a las consecuencias de palabras no dichas y deseos no cumplidos.
Este relato nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de expresar nuestros sentimientos y deseos antes de que sea demasiado tarde. Howland explora la complejidad de las relaciones familiares y cómo, a veces, los momentos de crisis pueden llevar a una mayor comprensión y perdón.
Lo que hace que Cosas que vienen y van sea una obra excepcional es la habilidad de Bette Howland para extraer el poder de los pequeños detalles y emociones en la vida cotidiana. Su prosa detallada y lírica ilumina los momentos aparentemente mundanos y los convierte en experiencias memorables. Cada relato se siente tan claro y vívido como si hubiera sido escrito hoy, como señala Kirkus.
En la traducción de Inés Garland, se preserva la riqueza del lenguaje y la profundidad de los personajes que Howland ha creado. Cada página nos transporta a los momentos y lugares que habitan estas tres mujeres, permitiéndonos sentir su alegría, su dolor y sus reflexiones a medida que exploramos los inescrutables misterios de la vida.
Cosas que vienen y van nos invita a sumergirnos en las vidas de Esti, la joven madre soltera y la mujer de mediana edad, recordándonos la importancia de los lazos familiares, la evolución de las relaciones y la necesidad de expresar nuestras emociones antes de que sea demasiado tarde. Bette Howland, con su prosa sorprendente, nos demuestra que incluso en las cosas más simples y cotidianas, hay historias que merecen ser contadas y que dejan una profunda impresión en el corazón del lector. Como un viaje en el tiempo, estas historias siguen siendo tan relevantes y conmovedoras hoy como cuando fueron escritas.