El pasado 25 de octubre se cumplieron 85 años de la muerte de Alfonsina Storni, una de las poetas más importantes de Latinoamérica, que terminó con su vida al arrojarse al mar en la ciudad de Mar del Plata.
Pero, cosa que no siempre sucede, detrás del mito -Jorge Luis Borges la llamó “una superstición argentina”, Mercedes Sosa la eternizó con su interpretación de Alfonsina y el mar y hoy en día un prestigioso premio de poesía lleva su nombre-, hay una obra vasta, rica y compleja que lo sostiene cerca de un siglo después.
Para homenajearla en este aniversario, Leamos, el sello editorial de Infobae, publicó su obra completa en un libro que puede descargarse gratis en la plataforma Bajalibros. Poesía completa reúne no solo sus ocho poemarios (La inquietud del rosal, El dulce daño, Irremediablemente, Languidez, Ocre, Poemas de amor, Mundo de siete pozos y Mascarilla y trébol), sino también los poemas que no entraron en sus libros, el mítico poema que le dedicó a Horacio Quiroga y hasta el poema con el que se despidió antes de su suicidio, titulado Voy a dormir.
Su obra, además de ahondar en las vicisitudes del amor -Borges dijo alguna vez que Storni profería “chillonerías de comadrita”-, está signada por cierta angustia y melancolía, incluso desde su primer poema.
A La inquietud del rosal, poema que abre su debut homónimo -y que puede leerse a completo al final de esta nota junto a otros dos poemas “premonitorios” en los que Storni habla sobre la muerte-, le bastan seis cortas líneas para dar una idea de la cosmovisión de esta poeta: “El rosal en su inquieto modo de florecer / Va quemando la savia que alimenta su ser. / ¡Fijáos en las rosas que caen del rosal: / Tantas son que la planta morirá de este mal!”.
También, en uno de sus últimos textos titulado Partida, habla de “tumbas de algas”, “ángeles rosados” que “se clavan como flechas en el mar”, “arcadas” en “galerías profundas” y de un mar que “sube por el canal de mis vértebras”. Y concluye: “Soy un huso: / ¡Giro, giro, giro, giro!...”.
Tres poemas de la “Poesía completa” de Alfonsina Storni
“La inquietud del rosal”
El rosal en su inquieto modo de florecer
Va quemando la savia que alimenta su ser.
¡Fijáos en las rosas que caen del rosal:
Tantas son que la planta morirá de este mal!
El rosal no es adulto y su vida impaciente
Se consume al dar flores precipitadamente.
“Partida”
Un camino
hasta el confín
altas puertas de oro
lo cierran;
galerías profundas;
arcadas.
El aire no tiene peso;
las puertas se balancean
en el vacío;
se deshacen en polvo de oro;
se juntan, se separan;
bajan a las tumbas
de algas;
suben cargadas de corales.
Rondas,
hay rondas de columnas:
las puertas se esconden
detrás de los parapetos azules;
el agua brota en campos de nomeolvides;
echa desiertos de cristales morados;
incuba grandes gusanos esmeralda;
se trenza los brazos innumerables.
Lluvia de alas,
ahora;
ángeles rosados
se clavan como flechas
en el mar.
Podría caminar sobre ellos
sin hundirme.
Una senda de cifras
para mis pies:
Columnas de número
para cada paso,
submarinas.
Me llevan:
enredaderas invisibles
alargan sus garfios
desde el horizonte:
Mi cuello cruje.
Ya camino.
El agua no cede.
Mis hombros se abren en alas.
Toco con sus extremos
los extremos del cielo.
Lo hiero:
La sangre del cielo
bañando el mar...
Amapolas, amapolas,
no hay más que amapolas...
Me aligero:
la carne cae de mis huesos.
Ahora.
El mar sube por el canal
de mis vértebras.
Ahora.
El cielo rueda por el lecho
de mis venas.
Ahora.
¡El sol! ¡El sol!
Sus últimos hilos
me envuelven,
me impulsan:
Soy un huso:
¡Giro, giro, giro, giro!...
“Voy a dormir”
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.
Más libros gratuitos
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Aunque su contenido se incrementa permanentemente, en este momento se pueden encontrar, entre otros títulos, Los vientos, de Mario Vargas Llosa, Muchachos y El camino de los héroes, sobre el Mundial de Qatar y la Selección argentina; Fronteras, la investigación sobre narcotráfico en el norte argentino de Lucía Salinas; El gran secreto del retorno de Perón en 1973, del reconocido periodista Juan “Tata” Yofre, El deseo más grande del mundo, de Luciana Mantero, 7 claves para atravesar el cáncer, de Daniela Hacker y Francisco. Diez años del Papa latinoamericano, que repasa la década en la que el Santo Padre argentino ha ejercido como máxima autoridad de la Iglesia de Roma.
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