Una tarde de 1945, mientras recorría las ruinas de un campo de refugiados que habían sobrevivido al genocidio nazi, Yaakov Schneider miró a su alrededor. Como docente, le estaba dando clases a un grupo de niños y niñas que, sobrevivientes como él, se estaban preparando para “hacer aliá”, para emigrar al que en pocos años se convertiría en el Estado de Israel, surgido, entre otras cosas, para evitar que volviera a darse una masacre antisemita de estas características.
A un costado, estaba su hijo, Yossi, que en ese entonces tenía cinco años. El resto de la familia había sido asesinada. Yaakov miró a Yossi y le dijo: “A partir de ahora, nuestro apellido va a dejar de ser Schneider para pasar a ser Sarid”. En la Torá -el Pentateuco, que es parte de la Biblia judía- , la palabra hebrea “sarid” se usa para designar a “aquel que permanece”. Los Schneider, que en idish quiere decir “sastre”, pasaron a ser los Sarid, los sobrevivientes.
En Israel, Yaakov siguió trabajando como docente y llegó a ocupar puestos altos en el Ministerio de Educación. A su tiempo, su hijo Yossi fue poeta, periodista y uno de los políticos más destacados de la izquierda sionista. Como miembro de la Knesset -el parlamento israelí-, primero, y como ministro de Educación después, fue una de las voces más resonantes contra la ocupación de Cisjordania, contra el fundamentalismo religioso de los ortodoxos y contra toda forma de discriminación y racismo. Yossi se casó con Dorit, otra periodista, y en 1965 nació su hijo Yishai, que no es periodista sino abogado y escritor y hoy, en 2023, es una de las voces más relevantes de la literatura israelí.
“No buscan la paz y fueron honestos al decir que buscan asesinar al pueblo judío”
Con seis novelas publicadas y otra en marcha, Yishai Sarid aborda distintas aristas de la compleja sociedad israelí: en El monstruo de la memoria disecciona las formas en que se narra y recuerda el Holocausto; en Victoriosa, que abre con una frase de Borges, analiza las distintas capas de estrés postraumático de una sociedad militarizada que surgió como producto de ese trauma mayor; en El tercero, escribe en hebreo antiguo para imaginar qué pasaría si los ultraortodoxos logran su cometido de construir el Tercer Templo de Jerusalén y así terminar con las diferencias al interior de la comunidad judía y más allá de sus confines. Todos los temas que aborda Sarid en sus novelas se combinan de distintas maneras en la emergencia que está viviendo Israel desde el pasado 7 de octubre, el día del pogrom que asesinó a más judíos desde el fin del Holocausto.
A más de diez días del ataque, Yishai Sarid habló con Infobae Leamos por Zoom desde su oficina de Tel Aviv. A continuación, el diálogo que mantuvo con este cronista, en inglés, en medio de una emergencia a la que todavía cuesta ponerle palabras.
-Primero que nada, quiero preguntarte cómo te venís sintiendo desde que empezó esta nueva ola de terror.
-La verdad es que estoy muy, muy triste, en un estado de duelo, porque se han perdido muchas vidas preciadas y de la manera más atroz. Esto es algo que nos sacudió a todos, y a mí también, porque se alteró cualquier sentido de confianza o seguridad que pudiéramos tener. Y también estoy preocupado por lo que va a pasar más adelante, porque esto no ha terminado. De alguna manera, se puede decir que esto recién empieza. Así estamos, entre la agonía, el dolor y la preocupación.
-Como alguien nacido y criado en Israel, pasaste por una serie de emergencias desde tu infancia, pero ninguna como esta…
-Sí, esto es diferente porque todo, todo el sistema de seguridad, colapsó. Todo lo que pensamos que podía funcionar colapsó en tiempo real. Y, por supuesto, estamos viendo la magnitud de las atrocidades y el sadismo de los terroristas, que están masacrando a niños, mujeres y familias enteras. Para una persona como yo, que es de izquierda y que viene de una familia de pacifistas, esto es una tragedia porque buscamos la paz pero no somos suicidas.
-Y, de hecho, muchas de las personas que vivían en los kibutzim atacados también eran pacifistas.
-Sí, muchas de las personas atacadas con vileza amaban la paz y trabajaban de muchas maneras en esfuerzos de cooperación y reconciliación con los palestinos. Algunas de estas personas fueron asesinadas; otras secuestradas y llevadas a Gaza. Muchas de estas personas habían participado de las protestas contra el gobierno de Israel, pero a los terroristas eso no les importa. Ellos entraron para asesinar, no para buscar la reconciliación. No buscan la paz y fueron honestos al decir que buscan asesinar al pueblo judío, buscan sacarnos de encima.
-Hay al menos dos aristas para analizar este conflicto, una es la doméstica y otra la internacional. En el ámbito doméstico, ¿se puede decir que ha cambiado la situación? La sociedad israelí se estaba movilizando desde enero contra el intento de reforma judicial de Netanyahu y, si bien ahora hay un gobierno de unidad nacional para encarar la guerra, familiares de los secuestrados se están organizando para pedir que traigan a sus seres queridos con vida.
-El movimiento de protesta dio un giro, porque las principales organizaciones están participando de los esfuerzos militares y civiles para ayudar al Ejército con la provisión de comida e insumos. Yo mismo llevé, hace unos días, cajas con comida para los soldados en el sur de Israel. Así que, de alguna manera, todos estamos siendo parte de este esfuerzo colectivo porque entendemos que estamos luchando por nuestras vidas. Y, al mismo tiempo, por supuesto que hay un fuerte grado de crítica al gobierno que nos trajo a este punto de debilidad y vulnerabilidad al cabo de sus diez meses de mandato. Yo pienso que, una vez que la guerra haya terminado, el movimiento de protesta va a resurgir con mucha fuerza. Porque esto no surgió de la nada, esto pasó porque tenemos un gobierno que se enfoca en la división de la sociedad israelí y no en nuestra seguridad, que pone a los recursos económicos y militares del país donde no tienen que estar, que prefiere fortalecer a Hamas a negociar con la más moderada Autoridad Nacional Palestina. Todas estas cosas nos trajeron hasta acá.
-¿Errores del gobierno?
-Eso no les quita la responsabilidad de lo que está pasando a los terroristas. Soy lo suficientemente grande como para recordar el nacimiento de Hamas en Gaza y el sabotaje que hicieron de los Acuerdos de Oslo. Inmediatamente después de firmados, empezaron a tirar bombas a colectivos, discotecas y restaurantes de Israel para reducir las chances de la paz. Esto no empezó ahora y los pacifistas de Israel tenemos una larga, larga y no terminada relación con Hamas, que no quiere ni paz ni algún tipo de acuerdo. Simplemente se quieren deshacer de nosotros. Quiero remarcar algo: la gente no debería pensar que lo que hace Hamas tiene que ver con una lucha de liberación de oprimidos contra opresores. Los movimientos de liberación no asesinan familias enteras ni postean esas fotos con sus iPhones. Esto es algo completamente diferente. Estamos en presencia de gente que usa la violencia para humillar a otras personas, y que está conectado con ideologías antisemitas y de extremismo religioso islámico. Lo que hace Hamas no tiene nada que ver con la libertad.
-¿Cómo te hace sentir todo esto en lo personal?
-No estoy asustado por mí, pero sí estoy ansioso por mi familia, por el pueblo y por nuestro futuro acá. ¿Cómo vamos a seguir adelante después de esto? Ahora hay llamados de venganza y destrucción de los dos lados, pero si queremos seguir viviendo acá vamos a tener que encontrar la manera de que las cosas sean diferentes. Dicho esto, ahora tenemos que ganarle a Hamas, no hay dudas de eso. No podemos seguir adelante como si nada hubiera pasado. Ahora estamos en guerra y espero que los podamos derrotar con la mínima cantidad de muertes de nuestro lado y del lado palestino. Pero va a haber guerra.
“Es una discusión acerca de Derechos Humanos, de estar con los asesinos o en contra de ellos”
-Además de ser escritor y abogado, conocés el mundo militar porque estuviste seis años en las Fuerzas de Defensa de Israel y luego te mantuviste en la reserva hasta hace unos años.
-Así es, estuve en la reserva hasta hace doce años. Fui un oficial de Inteligencia y obviamente hubo fallas enormes de Inteligencia en este caso. Tenemos el sistema de Inteligencia más sofisticado del mundo, invertimos billones de dólares cada año y nos falló en tiempo real.
-¿Qué pasó?
-Hace unos días, escribí un cuento para el periódico Israel Hayom (Israel Hoy): es la historia de un oficial de Inteligencia que es el máximo experto en el líder de Hamas, Yahya Sinwar, y piensa que lo sabe todo acerca de él. Este oficial está convencido de que Sinwar no quiere ir a la guerra en ese momento, por todas sus delicadas y detalladas fuentes de Inteligencia. Hasta que el sábado 7 de octubre, por la mañana, se da cuenta de que fue todo un engaño. Yo creo que hubo un esfuerzo coordinado de Hamas para confundir a la Inteligencia israelí y esta fue una gran falla. Israel invirtió billones en construir cien metros de concreto para evitar los túneles subterráneos y al final resultó inútil. El objetivo de Hamas, al final, era el de entrar a los pueblos y asesinar a gente inocente con sadismo.
-¿Qué consecuencias tiene esto?
-Es una manera terrible de llevar adelante tu lucha nacional, y de hecho es lo que les salió mal a los palestinos una y otra vez. Una y otra vez, ves que los palestinos conducen sus esfuerzos de lucha nacional por la independencia de una manera terrible y es la razón por la que pierden cada una de estas veces. Lo vimos en las últimas décadas: cada vez que recibieron una oferta israelí o del mundo, respondieron con ataques terroristas que terminaron siendo perjudiciales para ellos mismos. No hay excusa ni posibilidad de defender esto de ninguna manera.
-¿Qué pensás cuando ves a partidos y dirigentes de la izquierda que, en diferentes países, le bajan el precio al accionar criminal de Hamas?
-Me parece algo terrible porque no se puede apoyar el asesinato de bebés y personas inocentes, algo que ha sido hecho sistemáticamente por Hamas. No es que fue un accidente. No es que pasó una o dos veces. Pasó y pasó y pasó que asesinaran familias enteras. ¿Cómo podés apoyar eso como una persona progresista o humanista? Y lo digo como alguien que participó de muchas manifestaciones contra la opresión a los palestinos y como alguien que escribió de eso en sus novelas. Pero las personas deben ser honestas consigo mismas y blanquear desde donde están hablando, porque si estás hablando desde una posición de defensa de los Derechos Humanos, no podés defender la más salvaje violación a los Derechos Humanos que comete Hamas. Yo tengo un montón de críticas hacia las políticas de Israel, pero eso no es lo que estamos discutiendo ahora. Lo que estamos discutiendo ahora es que hay un grupo de terroristas extremistas que no quiere tener ningún judío cerca. No es una discusión ni de fronteras, ni de dos Estados para dos pueblos, ni nada de eso. No es una discusión de Palestina contra Israel. Es una discusión acerca de Derechos Humanos, de estar con los asesinos o en contra de ellos. Es muy sencillo.
“No pido disculpas por vivir acá, no pido disculpas por tener un Estado judío.”
-Hace unos años, cuando ganaste un premio en Italia, dijiste que muchas veces al estar afuera se espera que te conviertas en un vocero de Israel o en alguien que solamente critica al país. Y en esa oportunidad dijiste que podés ser crítico pero que no vas a pedir perdón por vivir en Israel.
-Sí, considero que la existencia de Israel es un asunto moral. La existencia de un Estado judío es un asunto moral. Mi familia vino acá hace casi cien años, así que no, no pido disculpas por vivir acá, no pido disculpas por tener un Estado judío. Tengo muchas críticas hacia la forma en que el país ha lidiado con la causa palestina, pero, una vez más, eso no es lo que estamos discutiendo ahora. Lo que estamos discutiendo es que me estoy enfrentando a enemigos que me quieren matar a mí, a mi familia, a mis vecinos y a todos los que estamos acá, así que la elección es obvia. Y, a veces, tenés que ir a la guerra en defensa propia o sos masacrado.
-El miedo en las comunidades judías se extiende ahora más allá de Israel, se ve cómo están creciendo los incidentes antisemitas en Europa en la última semana.
-En El monstruo de la memoria escribí que las lecciones del Holocausto están siendo olvidadas en muchas partes del mundo, y es por eso que vemos el resurgimiento de guerras, racismo y antisemitismo, como si hubiera gente que quiere reeditar esta tragedia. Y lo que pasó acá en Israel hace diez días tocó las fibras más sensibles de los israelíes y de los judíos, de estar a la deriva de nuevo, de no ser capaces de defender a nuestros niños. Esto que pasó nos lleva directamente a los traumas y las heridas más fuertes de nuestro pasado. Fue realmente demasiado, sabés, no es algo que podés decir “ok, seguimos adelante, no pasó nada”. Tenemos que ser fuertes, no hay otra alternativa, y al mismo tiempo, tenemos que ser justos: tenemos que estar atentos a cualquier actitud positiva del otro lado y buscar cada oportunidad posible para la paz. Aunque ahora mismo se vea como algo muy remoto.
-¿Del otro lado quieren la paz?
-Mirá, yo no romantizo nuestra relación con los palestinos. Muchas veces digo esto en mis libros y hay gente que me critica por esto: ¿cómo puede ser que no los representes como víctimas completas de esta situación? Y les digo que no, que son víctimas y a la vez responsables de la situación y que yo no voy a pintar un panorama romantizado o irrealista de ellos. Cuando los tengo que representar como asesinos lo hago, y gente de la izquierda israelí me ha cuestionado por eso. Ahora mismo tenemos a muchos soldados que esperando para entrar en Gaza, que, dicho sea de paso, espero no lo hagan porque no quiero que se pierdan más vidas, y espero que haya una solución más inteligente que la militar para lidiar con esto. Pero están esperando para entrar, y sobre eso escribí en Victoriosa. Escribí sobre buenas personas que tienen que ir a la guerra, en el territorio más hostil del planeta: ¿Cómo afecta esto a sus almas? ¿Cuál es el daño enorme que van a sufrir a raíz de esto? Es todo muy terrible y espero que aparezca un rayo de luz aunque ahora, para ser franco, no lo veo en el horizonte.
-En los últimos días, escribiste el cuento que mencionaste para el periódico israelí y una columna de opinión para un periódico alemán. ¿Estás escribiendo algo más en este momento?
-Estaba en el medio del proceso de escritura de una novela pero tuve que parar. Cuando me piden que escriba algo sobre la coyuntura, algo corto, lo escribo. Pero volver a mi trabajo literario, en este momento, me es imposible. Estoy tomado por la emergencia.