Nicholas Sparks asegura que, como para la Coca Cola, él tiene la fórmula para escribir novelas románticas exitosas. ¿Cuál? Lo dice y lo hace sonar simple: tener una buena historia y escribirla bien. ¿Solo eso? Se ríe. Hace casi 30 años, más de 20 novelas ―50 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo― y numerosas adaptaciones cinematográficas de sus libros lo respaldan (¿Quién no recuerda Diario de una pasión?).
Mientras toma Coca Cola cuenta que trabajó con Taylor Swift, Miley Cirus y Mandy Moore, que siempre le preguntan por Ryan Gosling y que su primera novela se inspiró en Stephen King, aunque nunca la publicó. Y, con mucha seguridad y un gesto pícaro dice a Infobae Leamos: “Soy el Messi de la literatura romántica”. Y sí, estamos ante un verdadero astro del género.
En una gira que incluye Uruguay, Chile y México, Sparks está en Buenos Aires para presentar Un mundo de ensueño, su nueva novela. Se trata de una historia de amor entre dos jóvenes que provienen de mundos distintos pero ambos coinciden en una pasión: la música. Colby y Morgan se conocen en una playa y empiezan a moverse al ritmo de la seducción y el acercamiento, a medida que van componiendo canciones. En las casi 400 páginas, también hay otra historia a travesada por la violencia de género. Una mamá y su hijo de seis años que escapan de un esposo y padre violento, con un alto cargo en el Departamento de Seguridad de Estados Unidos. Grandes palizas, ira descontrolada, gritos, imposición de dolor y humillación.
“Fue divertido escribir una historia en la que dos personas se enamoran por una pasión compartida”, dice Sparks sobre Un mundo de ensueño y sigue: “El hecho de encontrar a alguien que te hace sentir casi como si estuvieran completando tu vida es una cosa genial y maravillosa”. Pero el autor de El diario de Noah y Querido John sabe lo que es el romance: “El amor es como bailar en un ritmo con otro”.
Se termina la Coca Cola y sabe que hay más de 200 lectores que lo esperan en la librería Ateneo Grand Splendid para firmar ejemplares y sacarse fotos. “Tendría que haber venido en 2020 pero había COVID”, detalla el best-seller y recuerda que su última visita a Buenos Aires compró muchos libros, conoció muchas personas y tomó muchas fotos. “Es maravilloso poder conocer a los lectores que disfrutan mi trabajo y estar frente a frente”, confiesa y concluye: “Es un honor y una bendición”. Nicholas Sparks, una vez más, aplica la fórmula del éxito y lo sabe.
―Escribió más de 20 libros de literatura romántica, que se la suele relacionar con el universo femenino, con mucho éxito y numerosas adaptaciones cinematográficas. ¿Cómo es ser varón y escribir historias de amor?
―Me gusta. Y, por supuesto, no soy el único hombre que ha estado en este género particular. Puedo mencionar los que vienen ahora a mi mente como Nicholas Evans, David Nicholls, Robert James Waller, y tantos otros. Creo que las historias son buenas, no importa si eres un hombre o una mujer.
―¿Alguna vez sintió prejuicio por escribir literatura romántica?
―No. La parte maravillosa de estas novelas es que, mientras la historia de amor o el elemento romántico es muy fuerte, como escritor, me permiten explorar atributos de otros géneros como thriller o aventura. Como en esta última novela que hay un elemento romántico y también el peligro. Y el arte es, entonces, hacer todo eso en una historia que mantiene al lector con ganas de dar vuelta la página y la siguiente y la siguiente.
―El personaje masculino principal, Colby, en un pasaje de la novela dice que “la música era una forma de moldear nuestras identidades y escapar de los traumas”. ¿Qué sucedió en su caso con la literatura?
―He amado historias desde que era joven, de todo tipo. De ficción, los cómics, también la televisión, las películas, el teatro. Los medios son muy importantes pero más es que la historia sea buena. He leído 50 novelas por año por los últimos 45 años y no sé si hubiera sido un escritor sin todas esas lecturas. La primera novela que escribí fue inspirada por Stephen King y sus historias. La novela nunca fue publicada. Yo solo tenía 19 años. Cuando estaba en la universidad leí Lolita, de Vladimir Nabakov; Trampa 22, de Joseph Heller, entre otros y quise volver a escribir.
―¿Y qué sucedió después?
―Escribí otro libro que tampoco publiqué. Años después de leer muchos libros, más libros y ver historias de todo tipo de películas de televisión, decidí escribir de nuevo y salió The notebook [conocida en español como El diario de Noah] y no sé si lo hubiera escrito en todo lo que escribí sin los libros que he leído.
―Pero tuvo distintos empleos en oficinas y de repente se pone a escribir. ¿Cómo fue ese click?
―El click fue un sentimiento de pensar “debería hacer más con mi vida”, un llamado interno. En ese momento estaba casado, tenía dos hijos chicos, una casa, un salario, una hipoteca, cuentas que pagar. Pero sentía que podía hacer o querer más. Y por las responsabilidades de pagar todo, de cuidar a los niños, a mi esposa, lo que podía hacer era un poco limitado. Pero pensé que podía escribir de nuevo en la noche, sin presiones, cuando mi esposa se iba a acostar. Entonces dije “en vez de ver televisión, ¿por qué no me pongo a perseguir mi sueño?”. Y así, me senté y escribí El diario de Noah.
―En esta novela, aparte de la historia de la amor de Colby, tenemos a Beverly y su hijo Tommie, sobrevivientes de la violencia de género. ¿Por qué elegió escribir sobre esta problemática tan preocupante en Latinoamérica?
―Es un tema fuerte en todo el mundo. Pensé que la inclusión de ese aspecto de la historia haría que la novela entera sea más resonante. Pero además de esto quería explorar cómo una pasión en común puede terminar en amor, en este caso, la música; ir en busca de los sueños que solo algunos se convierten en realidad. También quería abordar la lealtad que es muy importante para mí.
―Las descripciones de los sentimientos de persecución de Beverly, la paranoia, el miedo, las pesadillas del hijo son muy atinados para narrar un caso así, ¿cómo fue la investigación?
―He hecho mucha investigación en este novela. Y, por supuesto, he conocido a personas en mi vida, como familiares y amigos, que sufrieron abusos y violencia. Quiero que los lectores siempre tengan algo distinto para leer en mis novelas.
―Su nueva novela se titula Un mundo de ensueño. Y mientras todos vemos en las noticias que el mundo es hostil, está en guerra y peligroso, usted propone vivir en un mundo de ensueño, ¿por qué cree que se lee tanto la literatura romántica?
―Todos se sienten, o la mayoría de las personas se sienten, que todas las cosas grandes vienen del amor: los sacrificios, la paciencia, la amistad, el cariño, los romances, los cuidados, la empatía. Todo esto viene del amor. Y en las noticias hablan de cosas que vienen del miedo, el odio y la angustia. Yo prefiero pasar de eso y vivir en un mundo de cosas buenas.
―En esta novela hay un romance entre dos personajes jóvenes y las redes sociales como TikTok e Instagram están presentes, ¿la tecnología modificó la forma de vincularnos con los otros?
―No necesariamente. Tengo dos hijos que están en las redes sociales y creo que el mundo y la tecnología cambiaron, pero el sentimiento humano no cambia mucho. Si dos personas se hablan por redes, se conocen en la Iglesia o en el mercado, luego tienen que encontrarse en un punto. Pero es solo después de ver a alguien, escuchar si se escupen cuando ríen, ver si están raros o si abren la puerta o no, es cuando sabremos lo que realmente sucede.
―¿Qué hay cuando Nicholas Sparks cierra la puerta de su casa y deja el éxito afuera?
―Tengo una vida muy tranquila. Solo me siento famoso cuando estoy en un tour, como ahora. Normalmente, me levanto a las 5 de la mañana, tomo café, contesto emails, veo las noticias, escribo a las 8.30 o las 9 y trabajo por unas horas. Preparo el desayuno, trabajo por unas horas más, paseo al perro, estoy con mis hijos, vienen a comer, visito amigos. Y también con mi nieta.
―Como existe la fórmula de la Coca-Cola, ¿hay una fórmula para escribir historias románticas exitosas?
―Ah, sí. Primero, que la historia sea buena y luego, escribirla bien. Es como preguntarle a Messi cómo jugar bien al fútbol y él contestaría que hay que correr, sacar la pelota y ponerla en el arco. Suena fácil pero es más difícil de lo que parece.
―¿Es como Messi?
―Hace más de 25 años que hago esto, así que, en este mundo de la literatura romántica, sí.
Así empieza “Un mundo de ensueño” (Fragmento)
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Permitidme que me presente: me llamo Colby Mills, tengo veinticinco años y estoy sentado en una de esas sillas plegables de tiras en Saint Pete Beach (Florida), en un espléndido sábado de mediados de mayo. Mi nevera, al alcance de la mano, está bien surtida de cerveza y botellas de agua sobre cubitos de hielo, y la temperatura es casi perfecta; sopla una brisa regular lo bastante fuerte como para mantener a raya los mosquitos. Detrás de mí se yergue el Don CeSar Hotel, un establecimiento señorial que me recuerda al Taj Mahal, pero en versión rosa, y desde la zona de la piscina me llegan las notas de música en directo.
El tipo que actúa tiene un pase, aunque ahoga las cuerdas de vez en cuando, pero dudo que a nadie le importe mucho, la verdad. Desde que me instalé aquí, me he asomado un par de veces a la piscina y he visto que los huéspedes suelen pasar la tarde dándole a los cócteles, lo que significa que probablemente disfruten escuchando cualquier cosa.
No soy de aquí, dicho sea de paso. Antes de llegar, ni siquiera había oído hablar de este sitio. Cuando la gente de mi ciudad me preguntó dónde estaba Saint Pete Beach, les expliqué que es una localidad costera al otro lado de la carretera elevada que discurre desde Tampa, cerca de Saint Petersburg y Clearwater, en la costa occidental de Florida, lo que no aclaraba gran cosa.
Para mucha gente, Florida se reduce a los parques de atracciones de Orlando y a las chicas en bikini en las playas de Miami, además de a un puñado de sitios dejados de la mano de Dios. Para ser justos he de decir que, antes de llegar, para mí Florida solo era un estado con una forma extraña, suspendido en la costa este de Estados Unidos.
En cuanto a Saint Pete, su mayor atractivo es una suntuosa playa de arena blanca, la más bonita que he visto en mi vida. Un batiburrillo de hoteles de lujo y moteles de bajo coste salpican la costa, pero la mayoría de los vecindarios son de clase media, por lo general, y sus residentes, jubilados y obreros, aparte de familias que pueden permitirse unas vacaciones económicas. Están los típicos restaurantes de comida rápida y las ristras de comercios, gimnasios y tiendas que venden artículos de playa baratos, pero, quitando estos signos evidentes de modernidad, la ciudad desprende un aire de abandono.
A pesar de todo, tengo que reconocer que me gusta estar aquí. Técnicamente, he venido por trabajo, pero lo cierto es que estoy más de vacaciones.
Quién es Nicholas Sparks
♦ Nació el 31 de diciembre de 1965, en Nebraska, Estados Unidos.
♦ Es escritor, productor y guionista.
♦ Ha publicado más 20 novelas, 11 de las cuales han sido llevadas al cine: Mensaje en una botella, Un paseo para recordar, El diario de Noah, Noches de tormenta, La última canción, Querido John, Cuando te encuentre, Un lugar donde refugiarse, Lo mejor de mí, El viaje más largo y En nombre del amor, entre otras.
♦ Es fundador de la Fundación Nicholas Sparks, que concede becas y financia programas educativos para jóvenes menos favorecidos.