Sigmund Freud escribió un único libro de sociología: El malestar en la cultura. La tesis es muy esclarecedora. Las sociedades, el ser humano, viven alternando entre dos valores fundamentales que regulan sus conductas: la libertad y el orden.
Cada uno tiene importancia decisiva para su vida. La experiencia original es, sin dudas, la “libertad”. El recién nacido no sabe de orden. Sabe de sus deseos que expresan su urgencia sin límites. Las sociedades también.
Pero el exceso de libertad lleva a un extremo en que se experimenta el malestar del caos, al que lleva la colisión de libertades, tanto en la condición individual como en la condición social que le es absolutamente connatural.
Es tan insoportable el desorden interno de una conciencia en conflicto, como el desorden social por el choque de derechos en conflicto. Y entonces surge la necesidad del “orden”. Y con ella el peligro de los fundamentalismos y de los totalitarismos.
Hasta que el exceso de orden provoca el reclamo por la “libertad”. Y esa es la alternancia en que se vive. Que, bien comprendida, es la necesidad del equilibrio, porque los dos valores son inherentes a la condición humana.
El exceso de orden es una cárcel. El exceso de libertad es el caos. Los dos unidimensionalismos son una trampa.
La gran tarea de la humanización es realizar la vida paradojal, que conjuga libertad y orden. Ni un “superyó” implacable, ni un “ello” insociable e ingobernable. Y esto vale para la vida personal, tanto como para la política. Cada uno “es él”. Pero todos somos siendo “con los otros”.
Julio César Labaké es Doctor en Psicología Social, Psicoterapeuta, conferencista y escritor. Integra la Academia Nacional de Educación. Entre sus libros se cuentan El hombre, la libertad y los valores, Es posible educar y La revolución de la sensatez.