El autor de la novela de espionaje Expatriados, el norteamericano Chris Pavone, galardonado con los premios Edgar y Anthony ahora llega con su nuevo libro Dos Noches en Lisboa.
Esta novela de suspenso internacional presenta a su personaje principal, Ariel Pryce, una mujer recién casada que se despierta una mañana en una habitación de hotel en Lisboa, esperando que su marido, John Wright, se encuentre a su lado, pero él no está y no ha dejado ninguna nota que explique su paradero.
Ariel intenta llamarlo a su celular, pregunta al personal del hotel, llama a la policía portuguesa y a la embajada estadounidense, pero todo es en vano. Los hechos se van sucediendo rápidamente. Ariel recibe una demanda de rescate de 3 millones de euros que se deben entregar en un plazo de 48 horas para que captores desconocidos liberen a John de forma segura.
Interviene la CIA, el FBI y los principales medios estadounidenses para entender qué ha pasado con John y quién es realmente Ariel. Un periodista estadounidense muy incisivo intuye que hay una noticia de gran relevancia en este caso e inicia una investigación. A partir de allí, la narración navega entre el pasado y el presente, y entre los puntos de vista de Ariel y sus diversos observadores.
Secretos, mentiras y venganza impregnan este tenso thriller internacional y para lograr este efecto, Pavone utiliza escenas cortas que generan una tensión vertiginosa y crea un suspenso que mantiene al lector atado a su sillón. ¿Quién está detrás de la desaparición de John y por qué?
El suspenso aumenta, y aunque el lector puede intuir hacia dónde se dirige la complicada trama, los giros continúan torciéndola insistentemente. El título Dos noches en Lisboa suena como unas vacaciones divertidas; sin embargo, se trata de un thriller en el que la verdad se esconde detrás de nombres y máscaras, nadie es quien dice ser y los acontecimientos van a llegar incluso a oídos de la Casa Blanca, en una mezcla de espionaje, investigación policial y política internacional que se inicia con unas simples vacaciones de pareja.
“Me encantan los libros que parecen al principio como si trataran de una cosa y luego, en algún momento del camino, uno, como lector, se da cuenta de que el libro no trata sobre eso en absoluto” dice Pavone en una entrevista y continúa, “de pronto hay un giro enorme que lleva la historia hacia otro terreno completamente diferente”. Pavone denomina a esto un “cambio de paradigma”.
Hay política en este libro, pero el autor dice que no debería considerarse como un libro sobre política, sino como una novela de policial clásico, donde la policía, las agencias de inteligencia y los periodistas van encontrando pistas que irán develando el misterio con el correr de las horas.
Pavone le agrega al suspenso algunos rasgos de humor, como en su descripción del oficial Moniz, “el modelo estándar de policía listo para usar: cuarenta y tantos años, cabello ralo compensado con un bigote tupido, una estructura voluminosa con veinte kilos de más que se asientan en la parte delantera de su vientre, distendidos en un bulto sobre la línea del cinturón, la forma en que algunos hombres llevan su mediana edad y su cerveza, como si estuvieran embarazados de seis meses”. Mientras tanto, la información discurre entre celulares, pendrives, dispositivos de seguridad y todo tipo de tecnología de última generación.
“Ariel desbloquea su teléfono y abre las distintas aplicaciones de comunicación, una tras otra. Tiene la edad suficiente para recordar con claridad la vida antes de los teléfonos móviles, sin aplicaciones, sin coches computarizados, televisores inteligentes ni termostatos remotos.”
Pero como en toda novela de suspenso, las identidades dudosas y las sombras inquietantes no pueden faltar. Sombras que apenas se llegan a identificar a pesar de la alta tecnología aplicada a las cámaras de seguridad. “Él había permanecido de pie junto a la ventana durante mucho tiempo anoche, iluminado por las farolas que proyectaban una sombra alargada en el techo, una forma extraña parecida a una pintura de Munch, en la luz azulada e inquietante de la noche de la ciudad.”
O también: “Todavía eran las 6.51 cuando la cámara capturó a John abriendo la puerta y mirando alrededor. Dio un solo paso hacia la acera y levantó la cabeza poco a poco, como si notara algo o a alguien (…) Luego desapareció del encuadre.”
En los entretelones de una Lisboa con mucho ritmo y alegría, donde “la música desborda de las tiendas y los cafés, pubs y clubes, de los artistas callejeros en cada plazoleta frente a cada iglesia”, se esconden secretos apenas develados durante el desenlace, como sucede en la mayoría de los policiales clásicos.
Pero lo importante es que estas historias nos atrapan, nos sumergen en universos ignotos y nos hacen sentir escalofríos al tiempo que pensamos y repensamos cómo se resolverá el enigma. Además, las novelas de suspenso son ricas en nuevos conocimientos y en temas tabú sobre la sociedad en la que se desarrolla las trama. Como bien dice el autor: “siento que los temas incómodos son en gran medida el objetivo de la ficción y cuanto más te hace sentir un libro, más valor tiene en el mundo”.
Sobre el autor
♦ Nació en Nueva York el 23 de julio de 1968 en Nueva York.
♦ Creció en Brooklyn y se formó en la Universidad de Cornell. A partir de ese momento trabajó como editor en diferentes editoriales y revistas como Doubleday, Crown y Artisan. Vivió brevemente en Luxemburgo.
♦ Su carrera literaria la ha dedicado al mundo del thriller.
♦ En lo literario, debutó en 2011 con Expatriados, novela basada en su experiencia como residente temporal en Luxemburgo. Con ella ganó el Premio Edgar y el Premio Anthony, ambos en la categoría de mejor debut literario.