Tras muchos años coqueteando con la idea de escribir una novela, Julia San Miguel se ha lanzado con su primer título de ficción juvenil, Trece velas en la recámara.
Con un enfoque antibelicista, la autora presenta una historia que se convierte en llamado para los jóvenes lectores, siguiendo los pasos de Mike, un adolescente que solicita a sus padres participar en un inusual juego sobre la guerra como regalo por su decimotercer cumpleaños. Este juego, aparentemente inofensivo al principio, se convierte en una experiencia inmersiva y conmovedora que arroja luz sobre los horrores de la guerra.
Originalmente titulada “!Dispara, Mike!”, la novela quedó entre las siete finalistas en el Concurso de Novela Juvenil Edebé México en 2014. A pesar de recibir valoraciones muy positivas, la obra pasó por varias editoriales antes de encontrar su hogar en la editorial Malas Artes.
Para su autora, este es el libro que a ella nunca le hubiese gustado escribir, irónicamente, y al mismo tiempo el que elegiría sin dudar para que sus hijos leyeran. Su objetivo es claro: concienciar a los jóvenes lectores y alentarlos a contribuir a la construcción de un mundo mejor.
La lucha contra la atracción de la guerra
La inspiración detrás de Trece velas en la recámara proviene de una fotografía de amnistía internacional que Julia San Miguel encontró hace una década. La imagen mostraba a un niño vestido de militar, armado hasta los dientes, con la leyenda: “No está sucediendo aquí, pero está sucediendo ahora”. Este descubrimiento dejó una profunda impresión en la autora y la llevó a explorar la problemática de los niños soldados, una cuestión que aún persiste en la actualidad a pesar de las denuncias de las ONG.
En la línea de libros como El niño que me perdonó la vida, del escritor y periodista colombiano Armando Caicedo, la novela busca desafiar la atracción que a menudo rodea a la guerra y la violencia, especialmente en los medios de entretenimiento. Julia San Miguel observa cómo, desde temprana edad, los niños son expuestos a una visión de la historia que se centra en hechos bélicos, sin suficiente énfasis en el impacto emocional y las consecuencias de tales eventos. Este libro es su intento por poner fin a esto y fomentar la reflexión sobre la ética y la realidad de la guerra.
La novela también aborda el papel de los videojuegos en la vida de los jóvenes. Si bien la autora solía tener una visión negativa de los videojuegos, reconoce en entrevistas que son una forma cultural innegable y que su influencia puede ser positiva o negativa dependiendo del uso que se haga de ellos. Los videojuegos, especialmente los de acción, son populares entre los adolescentes y preadolescentes, y Julia San Miguel insta a los padres a comprender y establecer límites en el consumo de estos juegos.
La carrera de Julia San Miguel ha estado marcada por su pasión tanto por la escritura como por su trabajo en el mundo editorial. A lo largo de su vida, ha publicado más de diez cuentos infantiles y ha obtenido premios por su trabajo literario. Su trayectoria como correctora en SM le ha proporcionado una comprensión profunda del proceso editorial y la importancia del trabajo en equipo en la creación de una obra literaria.
En Trece velas en la recámara, ha logrado con buen tino plasmar una historia que entretiene a la vez que cuestiona, buscando inspirar a jóvenes lectores a ser agentes del cambio y a contribuir a la construcción de un mundo mejor. Sin embargo, el libro se presta también para ser leído por adultos, quienes de seguro encontrarán en estas páginas la vuelta de tuerca que tanto han estado buscando.