En su flamante libro Ardor, la periodista especializada en género y sexualidad Paula Giménez, con una activa participación en redes sociales desde su cuenta Yo Fermina, reúne textos en los que explora escenas atravesadas por el deseo, sin prejuicios ni preconceptos, y que van más allá del relato erótico: “Es un libro bastante explícito, pornográfico, diría, pero también tierno y reflexivo”.
Se trata de narraciones breves, en verso y en prosa, acerca de situaciones, momentos, anécdotas, datos, fantasías propias y ajenas que dejan en evidencia el ardor del deseo, narrado “con dedos, manos, lenguas y besos infinitos”, escribió la autora especializada en sexualidad en su cuenta de Instagram, donde tiene miles de seguidores, al anunciar la aparición de su ópera prima.
“La sexualidad lo atraviesa de principio a fin. Es el deseo expresado en todas las maneras que me fueron posibles”, describe en diálogo con Télam la periodista Paula B. Giménez (1986) acerca de este trabajo (Editorial Planeta), una rara avis que desdibuja los géneros literarios, un cúmulo de historias sin nombre que busca poner en palabras aquello que pasa cuando dos -o más- cuerpos se encuentran.
Pero además, la narración se presenta de manera disruptiva: “Hay relatos eróticos pero también reflexiones y datos más periodísticos. Son como interludios, entre un relato y otro, con datos hermosos o trágicos sobre el reino animal, mariposas, pulpos o incluso estrellas”.
El trabajo de Giménez, que como periodista creó el primer podcast sobre sexo de América Latina y luego, junto a Filonews, realizó el exitoso segmento Sexipedia, se presentará en la Librería del fondo (Costa Rica 4568), en el porteño barrio de Palermo, el jueves 5 de octubre a las 19.30.
-¿Cómo surgió la idea de explorar la temática del deseo?
-La propuesta me llegó desde la editorial y no quería que fuese un libro militante con perspectiva de género, que es lo que hago habitualmente. Quería que fuera otra cosa, algo distinto donde estén naturalizados ciertos temas como la cuestión de género en la sexualidad. Hay muchos relatos que tienen protagonistas trans o queer y en ningún momento hago algún tipo de aclaración con respecto a eso. Sentía que hacía falta literatura que no sea militante, sino que fuese simplemente un espacio en donde escribir y en donde los cuerpos sean cuerpos y ya, que no importe el género.
-¿Cuál fue el disparador del libro?
-Había una red social, que ya no existe, que se llamaba Vine y al principio se encargaba de pasar fragmentos muy cortos de escenas de películas. Con el crecimiento de Internet se fue transformando en una red social muy erótica en donde lo que había eran fragmentos eróticos de 15 segundos, de 5 segundos y a mí me encantaba. Y yo quise hacer lo mismo con este libro: fragmentos en donde pasa una mano por un brazo y se le ponen los pelos de punta, en donde hay dos lenguas que se encuentran, en donde hay cuerpos que se dan placer, algo muy cortito donde no hay un plano general, muy de esta época, ese lenguaje fugaz de las redes sociales que es en definitiva donde yo me muevo mejor. Quería que el libro reflejara eso que consumo y disfruto en mi cotidianidad. Y eran los fragmentos que me salía escribir.
-¿Existe un correlato entre el libro y las redes sociales?
-Sí, además de lo que te contaba de la red social Vine yo quería que tenga un reflejo de lo que son las redes hoy, de sus tiempos cortos, algo instantáneo, rápido, donde no hay historias desarrolladas. Como cruzarte con un Tweet o un video de Tik Tok. Las redes son mi idioma, es mi expertise y este libro es un poco hijo de las redes también.
-¿Cómo se vincula Ardor con tu labor de periodista especializada en temas de género y sexualidad?
-Creo que todos estos años de investigar cuestiones que tienen que ver con la sexualidad hacen que este libro sea lo que es. Quería que sea algo que pueda llegar a cualquier persona, y donde esté naturalizada la cuestión del género, que me parece fundamental. Es importante nombrarse pero a su vez es necesario -muchas veces y sobre todo en estas cuestiones de deseo o sexualidad- que ni siquiera haga falta nombrarse. Simplemente hay que sentir. El ardor lo sentimos todos, todas y todes. Creo que hacía falta falta un poco más de sexo hard en la literatura. O por lo menos es la literatura que a mí me gusta hacer. Es una temática que abordo habitualmente pero contada de otra manera completamente distinta. El libro tiene fuego pero a su vez tiene desamor, silencio y dolor.
Fuente: Télam S.E.