“Gracias a todas las personas que asistieron a esta celebración pagana que es la salida de un libro”, dijo la escritora Agustina Bazterrica, sentada en el living de Libros del Pasaje, frente a un público que llegó temprano y se instaló en primera fila. En su mayoría mujeres jóvenes, que la siguen y admiran.
Es que su talento literario es poco usual en tiempos de libros soporíferos que destilan tedio. En ese contexto, las historias de Bazterrica la rompen. Son como de otro planeta. Uno en el que no querrás vivir, pero sí espiar y saber todo lo que sucede en él. Pero todo, eh.
“Las indignas es una carta de amor a la escritura. Cuando ya nada queda, después del apagón final, de un mundo devastado, se escribe. Los sobrevivientes, deshumanizados, forman sociedades bajo el hambre y la desesperación que aplican su dominio mediante la violencia y la mentira. Entonces se escribe, se escribe para no olvidar”, aseguró la autora Valentina Vidal, una de las dos invitadas especiales para presentar la nueva obra de Bazterrica.
Editada por Alfaguara, iniciada en el 2020 en pandemia y finalizada a comienzos del 2023, la novela de 185 páginas “es el registro de la sumisión de nuestros tiempos: el regreso a este medioevo en el que vivimos sumisas, sumisos, anestesiados, anestesiadas, dejando que nos corten la lengua, que nos cosan los párpados, que nos quiebren los lazos, que nos arrojen a la celda del pensamiento único bajo los ojos de un Gran Hermano”, destacó Mariana Travacio, escritora y también presentadora de la nueva propuesta literaria.
Y agregó: “Nabokov decía que la obra de arte es, invariablemente, la creación de un mundo nuevo. Y esto es precisamente lo que hace Agustina Bazterrica en Las indignas. Construye un universo con sus propias reglas, sus habitantes, sus espacios, su colección de objetos, sus mitos”.
Desde la monja endemoniada hasta la protagonista, que le pone cucarachas en la almohada a otra (que está tan desquiciada como ella o más), todos y cada uno de los personajes y su realidad dejan boqueando al desprevenido y en estado de tembleque.
El viento enfermo, la lluvia ácida, el calor agobiante, los insectos, los sacrificios y la gente que enloquece y hace cosas raras, son el cóctel perfecto que hechiza y no te suelta hasta el final. Bazterrica es una maestra del terror. Y eso de maestra se queda corto. Porque la trama supera al adjetivo y lo lleva a otro nivel. Se mete de lleno con el sufrimiento del cuerpo y de la mente, con las mutilaciones y abusos, con el miedo y con las “cero” chances de escapar del infierno, donde sea que este se encuentre.
Conocer en persona la expresión serena y alegre de la autora, bloquea cualquier intento de conectarla con lo truculento, con una mente perversa (¡como la de la monja!) y cruel. Pero no. No hay nada de eso. Agustina tiene una sonrisa dulce y franca, una actitud relajada. Ni un sí, ni un no. Hasta parece un poco ingenua. ¿Será esa ambigüedad lo que atrae de la autora y su obra? Igual, por las dudas, no pregunto mucho, porque como ya nos adelantó la protagonista de la novela: “Nadie le dice que no a la Hermana Superior. Nadie que quiera seguir viva”.
Como sea, antes del vino y la firma de ejemplares, la autora -que ya fue traducida a varios idiomas- finalizó la presentación con algunos agradecimientos destacados. Reconoció a Liliana Díaz Mindurry como su maestra y “persona favorita”, a Mariano -su esposo- como el “amor de mi vida”, y finalmente (y no menos importante) a sus gatos, Luke y Lola, “que estuvieron ronroneando en todo el proceso de escritura de Las indignas”.
“Agustina lo hizo de nuevo- dijo Valentina Vidal-. Con belleza, con talento, con una cadencia redentora, con horror y siempre pero siempre con buena literatura. Porque sin fe, no hay amparo”. Y es cierto. Lo hizo de nuevo. Y lo hizo maravillosamente bien. Porque sin fe, tampoco habría librazos como este.