Cómo Taylor Swift pasó de sentirse rechazada a ser una de las artistas más vendidas: lo que cuenta su libro “From the Vault”

A poco más de un mes de su gira sudamericana, la cantante y compositora Taylor Swift está en boca de todos. Ahora, para acompañar el furor por su primera visita a Argentina después de casi 20 años de carrera, la editorial Bruguera publicará Taylor. From the Vault, disponible a partir del 1 de octubre.

From the vault es un libro que hace un recorrido por todas las eras de Taylor Swift, desde su debut homónimo que grabó con tan solo 16 años hasta Midnights, su aclamado último álbum. Pero este no es una biografía ni un libro de memorias, sino una colección de recuerdos, fotos, letras y curiosidades sobre la cantante y su música.

“Por fin llegó lo que tanto deseábamos y nos gustaría tener una enorme caja fuerte para guardar este momento tan valioso, un espacio seguro para conservar nuestros recuerdos más preciados para siempre. Estas páginas intentan convertirse en ese rincón para preservar las mejores eras vividas”, puede leerse en la contratapa.

La premiada cantautora, productora, directora, actriz, filántropa y empresaria estadounidense está en la cresta de la ola. Es una de las artistas pop más aclamadas y respetadas de la actualidad, y ha vendido más de 50 millones de álbumes y 150 millones de descargas digitales de sus sencillos, lo que la convierte en una de las artistas con mayores ventas discográficas del mundo.

Y, si hablamos de libros, no podemos obviar que este año Taylor Swift apareció como “nominada” al Premio Nobel de Literatura en varias casas de apuestas que, para cada edición, postulan candidatos por los que cada uno puede apostar. Además, en una entrevista con Infobae, el autor cordobés Diego Fernández Pais mostró su apoyo a la cantante: “Si lo ganó Bob Dylan, Taylor Swift se merece el Nobel de Literatura”.

Este libro no pretende ser una biografía detallada de Taylor Swift, tampoco un resumen de los innumerables premios que recibió ni un recuento de sus historias de amor, porque su vida está plasmada en las letras de sus canciones, pero sí tiene la intención de ser un recordatorio de los pasos que dio para cumplir sus sueños hasta convertirse en ícono, reina y heroína de millones de fans alrededor del mundo.

En este recorrido quedará demostrado por qué es imposible no amarla. Solo hay que mencionar el enorme talento que tiene para que sus letras describan a la perfección cada sentimiento y situación que cualquiera puede transitar en la vida, y a pesar del lugar que ocupa hoy y de todo lo que debió enfrentar, sigue conservando la misma sencillez, la humildad, el cuidado por los detalles, la conexión con su público, y el inmenso amor y agradecimiento hacia sus fans que aquella chica de 16 años que logró grabar su primer disco.

Como un pequeño baúl de los recuerdos al cual recurrir, este es un espacio donde encontrar un refugio para sortear los días lluviosos y acrecentar la chispa que impulsa a disfrutar de la música para construir momentos mejores.

Tal como ella dijo, en la vida hay cosas que se deben soltar y dejar ir, y otras que son para cuidar y conservar. Ojalá estas páginas sean para guardar siempre en un rincón del corazón.

Esta es la historia de una niña que se atrevió a soñar a lo grande. Desde sus primeras actuaciones hogareñas, el concurso de poesía que ganó en el colegio a los nueve años con Monster in My Closet o su primera presentación frente a un público masivo cantando el himno estadounidense, hasta llegar a ser la compositora consolidada y multipremiada que hoy es un éxito absoluto y considerada la industria musical en sí misma.

Esta sagitariana nacida el 13 de diciembre de 1989, de pequeña era tímida y solitaria. Se encerraba en su cuarto a escribir en un diario íntimo y lo hacía tan meticulosamente que llegó a usar una pluma y un frasco de tinta. Allí volcaba todos sus sentimientos y los deseos que no podía compartir en el colegio porque la dejaban de lado y la hacían sentir diferente. A pesar de eso, siempre tuvo claro que, para ella, más allá de cualquier logro y del deseo de convertirse en cantante, lo más importante era ser una buena chica.

Nunca abandonó sus metas y trabajó arduamente a diario desde que sus padres le regalaron la primera guitarra a los ocho o nueve años. Tenía las manos tan pequeñas que le costaba tocarla, pero aun así esa guitarra la acompañaba muy cerca, en un rincón de su cuarto, hasta que un día, cuando ella tenía 12 años, el técnico que fue a su casa a reparar una computadora descubrió el instrumento y le preguntó a Taylor si tocaba. Cuando respondió que solo lo había intentado, le propuso enseñarle algunos acordes.

Ese fue el momento en el que surgió la magia. A partir de ahí, tocaba a todas horas y empezó a escribir canciones cada vez que tenía tiempo libre. El primer tema que compuso fue Lucky You, la historia de una chica que se atrevía a ser distinta, algo que obviamente la representaba mucho. A Taylor le gustaba la música country, un género muy poco popular entre los jóvenes hasta ese momento, y sus compañeros de clase la consideraban rara por eso.

Mientras las demás iban a fiestas de pijamas o hacían deporte, ella dedicaba su tiempo a la música y soñaba con los escenarios. Tras su primera presentación, cantando el himno nacional de su país en un estadio, salió una nota en el periódico local con su foto, lo que provocó más burlas cuando regresó al colegio.

Se sentía rechazada y aislada. Permanecía sola en el almuerzo y eso inevitablemente la entristecía, aunque tuvo la suerte de que su madre, Andrea, siempre estuvo ahí para apoyarla. Su sueño persistía a pesar de todo y descubrió que existía un lugar donde podría hacerlo realidad: Nashville. Pasaban por la televisión un video de LeAnn Rhymes y confirmó que era eso lo que quería hacer y con lo que fantaseaba en las páginas de su diario; además LeAnn no era mucho más grande que ella y con apenas 14 años había recibido un Grammy como Artista Revelación.

Durante casi un año, les insistió a sus padres para ir a la capital de Tennessee y por fin fueron hasta allí en las vacaciones de primavera. Llegar a esa ciudad en la que se respira música country por cada rincón la maravilló por completo, sabía definitivamente que ese era su lugar.

Recorrió las disqueras llevando un demo con dos canciones que había grabado sobre fondos de karaoke y esperando que alguien la llamara, pero no obtenía respuestas. Aun así, se sentía más cómoda presentándose en las disqueras que en el primer día de clases.

No estaba dispuesta a renunciar. Aunque era una niña, sabía perfectamente que debía diferenciarse y aprender todo lo que pudiera para que le prestaran atención. Había descubierto que estaba enamorada de la música y la necesitaba para ser feliz. Como su único objetivo era perfeccionarse, tocaba la guitarra día y noche hasta el punto en que sus padres debían pedirle que dejara de hacerlo para ir a comer.

Un tiempo después, convencidos de que ese sería el destino de Taylor, su familia dejó su vida en Pensilvania y se trasladó más de mil kilómetros para asentarse en Nashville. Este fue un cambio trascendental en sus vidas.

Tal vez, cuando llevaron a la pequeña Taylor de tres años a ver La sirenita y de regreso a casa ya se sabía todas las letras de las canciones e incluso modificaba algunas a su gusto, habían recibido una primera pista.

A los 13 consiguió su primer precontrato con el sello RCA, algo así como una muestra de fe en su talento, pero nada seguro. Tenía claro que para que le prestaran atención debía destacarse del resto, y componer sus propias canciones era la forma. Llevaba todas las semanas nuevo material; sin embargo, era demasiado joven y ellos siempre le respondían que siguiera trabajando, aunque no le daban ninguna garantía de grabar.

Después de un año, hizo lo que nadie se atrevía a hacer cuando ya tenía un vínculo con una discográfica, y decidió irse para buscar nuevas opciones. A pesar de que era una compañía muy importante, y de las dudas de sus padres, Taylor tomó la decisión sola, necesitaba ser libre para buscar una oportunidad real.

Entonces tuvo su presentación en The Bluebird Cafe, el mismo lugar donde Faith Hill había sido descubierta. Allí conoció a Scott Borchetta, quien le dijo que la quería en su discográfica, aunque en realidad todavía no tenía una. Le pidió que lo esperara y ella confió en esa propuesta porque le pareció que sería bueno para su carrera ser parte de algo construido desde cero. Esa decisión la llevaría a grabar su primer disco, que se llamó Taylor Swift (2006). Creía en esa nueva aventura, no sabía cómo iba a funcionar, pero confiaba en ello y se arriesgó. El resto es historia.