“La descripción más precisa de cualquier cosa es decir cuánto vale”: Manuel Vilas habla sobre la presencia del capitalismo en el amor

Hablar de amor con Manuel Vilas es hablar sobre todas las cosas al mismo tiempo. El escritor español ha concebido su obra alrededor del sentimiento universal y reconoce que no ha sido el primero ni el único, y tampoco el último en hacerlo.

El amor es y ha sido siempre uno de los temas canónicos del arte y la literatura. De alguna manera, todas las historias son historias de amor, y eso lo ha entendido bien Vilas, que desde hace mucho decidió entregarse al sentimiento, completamente, para retratarlo.

Su última obra, una oda al amor apasionado, sigue la historia de una mujer que, tras la muerte de su esposo, se niega a abandonar el sentimiento y se aferra a la posibilidad de mantenerlo vivo de alguna manera.

En las páginas de Nosotros, que le mereció al autor el Premio Nadal de Novela 2023, nos encontramos a Irene evocando su matrimonio con Marcelo como el más perfecto del mundo. Durante cuatro décadas, vivieron una relación caracterizada por un profundo ensimismamiento, donde el erotismo y la pasión fueron los protagonistas de cada día.

La muerte de Marcelo sume a Irene en la desolación, y es entonces cuando se embarca en un místico ritual profano para mantener viva la presencia de su esposo en su vida.

La trama se desarrolla en escenarios costeros españoles, y posteriormente se amplía a localidades francesas e italianas, siempre con el mar como telón de fondo.

En ese contexto surgen los sucesivos amantes de Irene, quienes, en el punto álgido de su relación, le permiten comunicarse con Marcelo en una escalera. Cada amante funge como un medio para alcanzar esa conexión espiritual con el difunto esposo.

El mundo exterior apenas tiene cabida en esta historia, ya que el autor se concentra en el “nosotros” de Irene y Marcelo. Los problemas comunes y las inquietudes de la vida cotidiana quedan fuera del alcance de esta narrativa apasionada y sexualmente intensa.

Vilas dedica, sin embargo, una considerable cantidad de páginas a reflexiones literarias y filosóficas. En el fondo, Nosotros es un viaje a través de los extremos del sentimiento amoroso, una exploración de cómo el amor puede convertirse en un factor fundamental en la condición humana. El desenlace de la historia es duro y triste, ly nadie más como el español para hacernos pensar en la autenticidad de la pasión y sobre si el amor y la obsesión pueden llevar a la felicidad o si, en última instancia, son ilusiones dañinas.

— ¿Por qué seguir escribiendo sobre el amor?

— Es una pregunta que me la he hecho a mí mismo como escritor. ¿Otra vez el amor? No podemos darle la espalda a un sentimiento que tiene tanta fuerza para ilusionarnos, para ayudarnos a vivir, para compartir, cantar. A veces, creemos que el amor romántico es solamente el amor de pareja, pero esto hay que reformularlo, incluso erradicarlo. ¿Cuál es la alternativa? Los seres humanos necesitamos experimentar grandes ilusiones, sentir que somos importantes para alguien y que a través de ese alguien, la vida es mejor porque es una vida compartida. Podemos añadirle al amor ideas sociológicas, pero no tenemos otro sentimiento tan intenso como ese, a no ser que demos un salto evolutivo y seamos ya otro tipo de especie.

— El filósofo argentino Darío Sztajnszrajber escribió El amor es imposible, donde habla, por ejemplo, de cómo la idea del amor romántico nos ha hecho mucho mal, porque nos lleva buscar una extensión en ese otro de lo que somos, no permitiéndole vivir su otredad. Nosotros es una novela que habla sobre la poesía, sobre el amor, sobre la palabra, sobre cómo hacer caso a eso que llega después del gesto, de la mirada, y cómo después eso se traduce en el lenguaje.

- Yo quería generar una trama a partir de la argumentación, un espacio para que el lenguaje poético y la visión poética de la vida puedieran operar y ser aceptadas por los lectores como algo normal. Yo creo que lo que he hecho en mis novelas es camuflar la poesía para que el lector tenga la sensación de que está leyendo una novela y, por tanto, no se alarme. Pero a la vez, dentro de esa novela, que está toda llena de frases, de pensamientos, de palabras escogidas, lo que hago es formular una visión poética del amor y de la vida, y por eso el lenguaje en mis novelas, pues, es el protagonista. Es la mujer que piensa, como si fuese una poetisa, es su característica más importante. Lo que pasa es que los lectores huyen de los libros de poesía, entonces lo que hay que hacer es camuflar la poesía. Pienso en Pedro Páramo, por ejemplo. Es una novela cuyas frases están como pinceladas, como esculpidas. Esa operación, que es una operación de riesgo con el lenguaje, también puede salir mal, pero aquí no, la fusión entre el mundo de la poesía y el mundo de la novela es total.

— En la novela, el personaje de Irene encarna todo este sentimiento poético, y a su alrededor se alza una fuerte carga simbólica. Irene es una mujer que vive a partir de metáforas, a partir de símiles. Es casi como una pitonisa, en cierto sentido.

— Es una pitonisa, una sacerdotisa y en sí misma encarna, de alguna manera, la esencia del capitalismo. Esta es una historia de amor en el año 2023 y, por ende, no puede operar por debajo del capitalismo, que es lo que rige nuestras vidas. Ahora, las novelas son los sitios en los que podemos decirlo todo. En la conversación pública no se puede, porque genera mucha incomodidad. Por ejemplo, en la novela hay una presencia constante del dinero, todas las cosas que aparecen vienen acompañadas de su precio; aparece el lujo en los coches, los carros, y en los relojes de alta gama, en los hoteles. Como escritor, me creo que tengo una obligación casi moral por representar el tiempo en el que vivimos. Creo que esa es una de las tareas importantes de la novela y de la literatura, al menos intentar decir algo sobre cómo es este mundo en el que vivimos y para mí es un mundo en donde el capitalismo es todo. Me cuesta mucho creerle a una novela donde no aparezca el dinero, me cuesta mucho entenderla, porque me parece que que me está faltando algo del mundo. La descripción más precisa de cualquier cosa, es decir cuánto vale. Si tengo que describir una camisa, ¿cuánto vale? ¿Cuál es el precio? El capitalismo lo ha sometido todo a un precio, y yo creo que esto hay que contarlo en las novelas, porque además, es la realidad de todo. Cuando estamos hablando de literatura, estamos hablando también de una industria del libro; cuando hablamos de cualquier cosa, hablamos del trabajo. Entonces, esta naturaleza material y económica de la realidad creo que debe ser narrada. O al menos intentarlo.

— La novela es amplísima en sus temáticas. De repente, la prensa y la misma crítica intentan enmarcarla como una gran novela de amor, de lo femenino, pero siento yo que termina siendo una radiografía del tiempo convulso que vivimos, ¿la pregunta por el tiempo que vivimos en comparación con el que fue, el que vendrá, siempre está presente?

— Es inherente al ejercicio estético. Lo que pasó antes de nosotros, si afirmamos que antes de nosotros había algo, es importante si queremos creer en el futuro. Cuando se generan estas distopías catastróficas y apocalípticas, yo no confío, no creo que vaya a haber ninguna desgracia apocalíptica del mundo dentro de 30 años. Lo que creo es que en 30 años habrá una sociedad, probablemente, mejor que esta. Y lo pienso por una razón, porque el 2023 es mejor que el 1993. En el mundo, pese a todas las desgracias que nos ha tocado vivir, nadie en su sano juicio cambiaría el 2023 por 1993. Eso permite decir que en el 2053 habrá una sociedad mejor que la de 2023. Cuando miramos hacia 1993, los avances médicos eran menores, no había la tecnología de hoy, no había internet. Y sí, internet ha traído cosas horribles, pero también ha supuesto muchas posibilidades. De modo que si vemos el pasado, podemos hablar de que vamos hacia un futuro mejor. Y cuando hablo de algo mejor, no digo que vayamos al paraíso, digo que el 2053 no tendrá nuestras esclavitudes socioeconómicas. Porque el mundo de ellos tendrá un progreso científico, tecnológico, moral, y político mucho más avanzado.

— Los personajes de esta novela cargan implicitamente con estas preguntas sobre lo que somos, lo que llegaremos a ser, lo que fuimos. Es un constante mirar atrás para ir hacia adelante. ¿Un escritor escoge sus temas, o es al revés?

— Son los temas los que se imponen. Lo que tiene un escritor es una enorme curiosidad por la sociedad en la que está viviendo, se fija en ella y trata de contarla, pero la sociedad es la que decide. Yo no elijo el tema del amor, es que está ahí, yo lo veo, la gente le necesita. Todo el mundo que conozco está intentando solucionar su problema sentimental, pensando en que no quieren vivir más en este mundo si tienen que enamorarse de nuevo. ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo más puedo intentar? Puedo reordenar los valores de una relación y el amor puede reconfigurarse de otra manera, pero sigue siendo una relación con el otro.

— Con esta novela pienso en Las desventuras del joven Werther, en cómo el sentimiento del amor idílico exagerado nos lleva a concebir la idea de que no es posible vivir sin amar. ¿Podemos amar renunciando a la idea de vivir?

— Eso ya es muy Goethe. Yo creo que una de las cosas más maravillosas del ser humano es su capacidad de reinvención; la capacidad de imaginar posibilidades es inagotable, lo único que hace falta es tener valor para llevarlas a cabo. La literatura siempre va a ayudar a que el ser humano quiera reconfigurar su identidad bajo la idea de la libertad absoluta. En la novela, Irene explora esas zonas de libertad, la manera que tiene de vivir su erotismo, por ejemplo, que es drasticamente original. Yo creo que esa sí que es una pasión grande en la vida, y es inamovible. La libertad pesa en nosotros más que el ansia de amar.