Migrañas, alergias, problemas de tiroides y de hormonas, gastritis, intestino irritable, enfermedades autoinmunes, sobrepeso, acné, eccemas, vientre hinchado, estreñimiento, retención de líquidos, dolores musculares, baja energía. ¿Qué tienen en común esta lista de enfermedades y condiciones? Todas pueden ser síntomas producidos por un foco común: la inflamación intestinal crónica.
“La inflamación crónica es un mal moderno. Debido a las demandas del mundo actual cada vez vivimos más rápido, comemos peor, dormimos fatal y estamos enganchados a una vorágine de estrés constante que nos está llevando a un solo camino: el de vivir inflamados y enfermos”, escribe la Dra. Gabriela Pocoví Gerardino en su nuevo libro, Atención con la inflamación.
En esta minuciosa investigación, la doctora en Medicina y Salud Pública por la Universidad de Granada y Nutricionista-Dietista graduada en la Universidad Central de Venezuela se centra en el sistema inmune, encargado de controlar la inflamación crónica, y explica cómo esta es responsable de muchas de las enfermedades de la vida moderna y la culpable de que, a veces, uno pueda sentirse mal sin saber por qué.
¿Cómo detectar la inflamación crónica? ¿Es para toda la vida o tiene cura? ¿Qué alimentos y hábitos la empeoran y cuáles ayudan a combatirla? ¿Por qué es tan importante la microbiota intestinal? ¿Existen las dietas antiinflamatorias? ¿Cómo se relacionan los intestinos con nuestra mente, nuestras emociones y nuestro estado de ánimo? ¿La inflamación puede causar depresión y ansiedad? ¿Cuál es el rol del ejercicio y el descanso? Todo esto y mucho más en Atención con la inflamación, editado por Zenith.
“Atención con la inflamación” (fragmento)
¿Cómo saber si tengo inflamación?
Hasta ahora hemos visto que la inflamación se manifiesta principalmente en las mucosas (digestivas, respiratoria, genitourinaria), cómo esta puede afectar a nuestras emociones a través del eje intestino–cerebro y, por supuesto, cómo esa inflamación acaba generando dolor, molestia, y hasta enfermedades inflamatorias y autoinmunes en diversos órganos del nivel sistémico.
La inflamación se ve y se siente
Me gusta agrupar los síntomas y signos de la inflamación crónica en estas cuatro áreas: dolor, afectación cutáneo–mucosa, alteraciones de la salud mental e infección.
♦ Dolor (de cabeza, menstrual, muscular, articular)
♦ Afectación cutáneo/mucosa (de la piel, sistema digestivo, sistema respiratorio, sistema genitourinario)
♦ Alteraciones de la salud mental
♦ Infecciones de repetición
Pero antes de abordar estas cuatro áreas, quiero dejarte claro una cosa importante. Todos podemos experimentar algo de dolor, algo de mocos, alguna infección puntual o cambios en el estado de ánimo, sin que ello sea signo de inflamación crónica. Y es que, realmente, todos en algún momento atravesamos algún proceso inflamatorio que nos lleva a experimentar dicha sintomatología.
La diferencia está en cuánto tiempo dura dicho malestar. Una cosa es que te duela la cabeza algún día y otra que te ocurra con frecuencia, o que todos los meses te duela la regla y tengas que tomar un ibuprofeno. Una cosa es que tras un resfriado o algún día tengas más mocos o alergia, y otra que siempre vivas resfriado y estornudando. Siempre digo que si ocurre más de tres o cuatro veces al mes, si deteriora tus capacidades físicas o te impide desarrollar tu vida con regularidad, si requiere el uso de fármacos para controlarlo (analgésicos, antiinflamatorios, antialérgicos, antibióticos, antidepresivos o ansiolíticos) o si sientes que te impide tener calidad de vida, entonces ahí sí que estamos conviviendo con el enemigo a cuestas: estamos viviendo con la inflamación.
Dolor
Sí, una de las principales características de la inflamación es que duele, incomoda o molesta. Me estoy refiriendo a dolor de cabeza, migraña, dolores articulares, dolores musculares, dolor abdominal o dolor pélvico (muy asociado al dolor menstrual). Debo decir que, aunque existen otros motivos por los que puedes sentir dolor (malas posturas, movimientos, etc.), si no has tenido ningún golpe o traumatismo, no tiene por qué dolerte nada. El dolor crónico no es normal, y es una clara señal de inflamación de un órgano o sistema específico.
Afectación cutáneo–mucosa
Tal y como vimos anteriormente, el moco es un sistema de protección que genera nuestro sistema inmune innato de mucosas y las células del sistema inmunitario para protegernos de cualquier sustancia o posible agresor. Nos permite atrapar y eliminar más rápidamente a los posibles agresores o llevarlos a las células del sistema inmunológico para que puedan acceder más fácilmente a ellos. Además, actúa también como una barrera protectora y de lubricación.
Cuando una mucosa se siente inflamada o amenazada, tiende a producir más moco o a irritarse. Por ello, otra de las manifestaciones típicas de la inflamación crónica es la rinitis o sinusitis recurrente, el aumento de la mucosidad o de las alergias, el aumento de moco en la garganta o su inflamación (anginas), o sentirte congestionado o resfriado siempre. Asimismo, la presencia de más moco en las heces o un flujo vaginal excesivo también son indicadores de inflamación.
Del mismo modo, aunque no sean mucosas, hay manifestaciones crónicas de tipo inflamatorio en la piel, como eccemas, rosácea, picores, urticarias y acné del adulto (sí, después de los veinticinco años no es normal tener acné). Si tienes cualquiera de estos síntomas de forma casi permanente, es muy probable que haya inflamación.
Afectación neurocognitiva
Llegado este punto, nos tiene que quedar claro que todo lo que pasa en nuestro cuerpo afecta a nuestra mente, y viceversa, gracias en gran parte al maravilloso eje intestino–cerebro. Por ello, la inflamación crónica, que va muy de la mano de las alteraciones en nuestro microbioma y en la microbiota intestinal, afecta también a nuestras emociones.
Un estado de ánimo bajo o cambiante (labilidad emocional), la irritabilidad, la tendencia a la depresión y a la ansiedad, la fatiga y el cansancio constante (astenia), la niebla mental (sensación de estar como en una nube) y la poca capacidad para concentrarte, retener información o hilar ideas son también signos y manifestaciones que surgen en los procesos inflamatorios. La inflamación afecta a tus emociones.
Infecciones
Otro signo claro de la inflamación de las mucosas es la presencia o persistencia de infecciones. Y no, no se trata de infecciones que notas a simple vista o infecciones graves. Se trata de infecciones crónicas o repetitivas que ocurren con frecuencia o que incluso conviven con nosotros. Algunas de las más comunes son la candidiasis vulvovaginal (aunque puede presentarse en ambos géneros, mujer y hombre), la cistitis, la uretritis, la prostatitis, la faringitis/laringitis/ amigdalitis o «anginas», la periodontitis y otras «itis» que se presentan en el tracto digestivo, como la gastritis o la colitis (inflamación del colon, diagnosticada con frecuencia como «colon irritable»).
Las infecciones son muchas veces causa, pero también consecuencia, de la inflamación, porque, como vimos anteriormente, una infección ocurre cuando existe un crecimiento o invasión por microorganismos que causan enfermedades. Sin embargo, en un contexto de inflamación crónica, nuestro sistema inmunológico será menos eficiente; más bien tendrá una respuesta desordenada e inefectiva, siendo muchas veces incapaz de tener «soldados» eficientes para poder resolver la infección. Así se generará un proceso infeccioso e inflamatorio crónico que se manifestará principalmente donde se alojan tus microbios: en las mucosas.
Quién es Gabriela Pocoví Gerardino
♦ Es doctora en Medicina y Salud Pública por la Universidad de Granada y Nutricionista-Dietista graduada en la Universidad Central de Venezuela.
♦ Apasionada del estudio del cuerpo y de la mente humana, tiene un Máster en Inmunología Celular y Molecular por la Universidad de Granada y diversos cursos y diplomados en Salud Holística e Integrativa, Coaching y crecimiento personal.
♦ Trabaja desde hace más de diez años en el área de la inmunonutrición, en la salud holística y como lifecoaching de personas que padecen problemas digestivos, hormonales y autoinmunes.
♦ También dedica gran parte de su tiempo a la investigación y a la docencia, cuenta con varias publicaciones científicas en revistas de prestigio y, además, se dedica a la divulgación en redes sociales.