Incluso la historia de los más grandes tiene sus capítulos oscuros. En el mundo de la música, algunas melodías han quedado enmudecidas, y sus intérpretes han desaparecido en el olvido, sepultados por la tragedia y la injusticia. Pere ese no es el caso de Tenorio Junior, el virtuoso pianista brasileño cuya vida y legado ahora son objeto de la novela gráfica Dispararon al pianista, una obra rinde homenaje a este músico talentoso y también ilumina uno de los episodios más oscuros de la historia latinoamericana.
Francisco Tenório Cerqueira Júnior, conocido como Tenorio Junior, nació en Río de Janeiro, a inicios de la década del 40, y se convirtió en uno de los pianistas más prometedores del movimiento samba-jazz.
Sus dedos danzaban sobre las teclas del piano, tejiendo una sinfonía única que resonaba en los corazones de quienes lo escuchaban. Formando parte de la banda instrumental Os Cobras y tocando en Copacabana, epicentro de la música brasileña, su carrera se proyectaba con velocidad.
Sin embargo, en la madrugada del 18 de marzo de 1976, tras un emotivo concierto en el Gran Rex de Buenos Aires junto a Vinícius de Moraes y Toquinho, la vida de Tenorio Junior dio un giro trágico y desconcertante. Después del espectáculo, Tenorio salió a comprar cigarrillos y medicamentos, pero nunca regresó al hotel donde se alojaba. Este brillante pianista, con apenas 34 años de edad, desapareció sin dejar rastro alguno.
Dispararon al pianista, una novela gráfica de 256 páginas que despliega los colores de una época tumultuosa, es un viaje a lo más profundo de aquella trágica jornada.
Los creadores de esta obra, los españoles Fernando Trueba y Javier Mariscal, quienes colaboraron en la película de animación ‘Chico y Rita’, nos sumergen en la atmósfera de los años 60 en Brasil, donde la música, y en particular el piano de Tenorio Junior, actúa como hilo conductor.
Dispararon al pianista es tanto una novela gráfica como una película de animación, que se estrenará en cines españoles el 6 de octubre. Fernando Trueba, el cineasta detrás de esta obra, conocido también por ser el director de la adaptación de El olvido que seremos, el famoso libro del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, comenzó a investigar la historia de Tenorio Junior a principios de los años 2000. Aunque este talentoso artista no alcanzó la popularidad masiva, era reverenciado y respetado en círculos musicales como un “músico de músicos”.
La historia de Tenorio Junior está marcada por su desaparición en las calles de Buenos Aires. La dictadura militar y la situación política en Argentina y Brasil arrojaron una sombra oscura sobre el destino del músico. En previas entrevistas, Trueba ha revelado que Tenorio Junior fue torturado durante nueve días después de su desaparición, todo a causa de su apariencia y su estilo de vida, que las autoridades consideraban afines a la ideología comunista.
Javier Mariscal ha sido enfático al revelar el tiempo que tardaron él y Trueba para construir al personaje en todo su esplendor, tanto en la película como en la novela gráfica. Fueron cerca de 20 años de trabajo artesanal para lograr el resultado actual.
Tanto la novela gráfica como la película exploran las conexiones entre la música, la memoria y la historia, rescatando el recuerdo de aquellos que desaparecieron en una época turbia de la historia latinoamericana, silenciados por la injusticia y la violencia. Dispararon al pianista es un recordatorio de que la música, la belleza y el arte pueden florecer incluso en medio de las circunstancias más adversas. Mientras resuenen las notas de su música y sus recuerdos, el legado de Tenorio Junior encuentra una nueva vida en la memoria colectiva, recordándonos que incluso en la oscuridad, la música puede iluminar el camino hacia la verdad y la justicia.