Transcurridos 75 años de la publicación de Arándanos para Sal en Estados Unidos, esta obra ,escrita por Robert McCloskey, se ha convertido en una de las grandes obras maestras de la literatura en este país. Entre los libros infantiles, esta joya ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo por la contundencia de su historia y la forma en que marcó un hito en su momento.
Su responsable, Robert McCloskey, nacido en 1914 en Hamilton, Ohio, fue un hombre de múltiples talentos. Su inquietud y pasión lo llevaron a explorar campos tan diversos como la música, la mecánica y la electrónica, antes de encontrar su verdadera vocación. Estudió en la Escuela de Arte George Vesper en Boston y en la Academia Nacional de Diseño en Nueva York.
Sin embargo, fue en la literatura infantil donde McCloskey dejó su huella. Sus obras, que combinan narrativa y arte visual, capturan la esencia de la vida familiar y la naturaleza de una manera única y entrañable. McCloskey no solo escribió, sino que también ilustró sus libros, y esta combinación de talentos le permitió crear personajes y paisajes memorables que han resistido el paso del tiempo.
“Arándanos para Sal”: Una historia de encuentros y desencuentros
La historia de Arándanos para Sal gira en torno a una pequeña niña de nombre Sal que se aventura con su madre en busca de arándanos para conservar durante el invierno. Al mismo tiempo, una mamá Osa y su Osito también salen en busca de estos deliciosos frutos. La trama se complica cuando Sal y el Osito se extravían y terminan siguiendo a la madre equivocada.
Lo encantador de esta historia radica en la relación entre Sal y su madre. Sal se siente segura a su lado y disfruta imitándola, llevando su cubeta de latón para recolectar arándanos. Además, la historia resalta la simpatía con la que Sal desobedece las normas al comerse los arándanos y terminar perdida en el bosque. La narrativa también incorpora onomatopeyas que añaden dinamismo y diversión a la lectura, haciendo que los jóvenes lectores se sumerjan aún más en la historia.
La belleza de las ilustraciones de McCloskey
Un elemento distintivo de las obras de McCloskey son las ilustraciones en blanco y negro que las acompañan. Estas ilustraciones figurativas no solo complementan el texto, sino que también agregan profundidad y detalle a la historia. Los paisajes están llenos de elementos naturales, desde bosques hasta rocas, y los animales cobran vida en las páginas como si fueran retratados por un naturalista.
La expresividad que McCloskey logra transmitir en los rostros y las acciones de los personajes humanos y animales es, simplemente, deslumbrante. Cada mirada, gesto y movimiento está cuidadosamente plasmado, lo que permite a los lectores empatizar con los protagonistas y sumergirse aún más en la trama.
Tanto tiempo después, Arándanos para Sal sigue siendo una obra relevante y apreciada por los lectores en Estados Unidos. La historia atemporal de Sal y su travesía por el bosque resuena con los niños de todas las generaciones, ya que aborda temas universales como la familia, la aventura y la curiosidad. La combinación de la narrativa conmovedora de Robert McCloskey y sus cautivadoras ilustraciones hace que esta historia siga siendo una joya en el mundo de la literatura infantil.
El legado de Robert McCloskey va más allá de sus libros. Su amor por la infancia y la naturaleza se refleja en las esculturas de bronce en el Lentil Park de Hamilton y en el Public Garden de Boston, que rinden homenaje a sus historias. Estas esculturas son un recordatorio permanente de la importancia de preservar la inocencia y la imaginación de los niños.