A cincuenta años del golpe militar en Chile que derrocó a Salvador Allende, el flamante libro de Juan Bautista “Tata” Yofre, Los secretos diplomáticos sobre el gobierno de Salvador Allende - Cronología documentada de una tragedia, reúne información exclusiva que da cuenta de los profundos cambios que vivió el país vecino con el ascenso y la caída del proyecto de la Unidad Popular, en medio de un electorado dividido y en un contexto internacional que miraba con recelo esa experiencia política. El libro, editado por el sello Leamos, puede descargarse gratis desde Bajalibros.
Yofre, periodista y autor de más de una docena de obras, conoce esos ambientes de primera mano: fue Secretario de Inteligencia del Estado entre 1989 y 1990, y embajador en Panamá y Portugal durante el gobierno de Carlos Menem. Este libro está basado en numerosos documentos y conversaciones reservadas, y refleja -además- la gestación del golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet, aquel 11 de septiembre de 1973, el día que el presidente derrocado se quitó la vida en el Palacio de la Moneda.
¿Que opinaba el embajador argentino en Chile, Javier Teodoro Gallac, sobre Salvador Allende cuando éste era candidato? ¿Qué decía el memorándum del jefe de la CIA cuando el líder socialista llegó al poder?¿Cuál fue la radiografía diplomática que recibió la Cancillería argentina de sus funcionarios en Chile tras el triunfo de Allende? ¿Qué conspiraciones denunció el nuevo presidente contra su gobierno? ¿Qué opinión tenía el líder del Justicialismo, Juan Domingo Perón, sobre el gobierno del líder de la Unidad Popular? ¿Qué actitud tomó Perón, ya como presidente electo, respecto del gobierno de facto de Pinochet?
A continuación, algunos de los momentos clave de aquella experiencia histórica de los años 70 que conmovió a toda la región.
El embajador argentino transmite su impresión sobre la candidatura de Allende
“Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular, concurrió a la residencia de Vicuña Mackenna el 23 de julio al mediodía, acompañado por dos personas de su íntima confianza. El embajador Ramón Huidobro (que acabaría como embajador suyo en Buenos Aires), en ese momento jefe de Gabinete del canciller Valdés, amigo de la infancia del candidato y gestor del almuerzo, y Pedro Vuskovic, decano de la facultad de Economía de la Universidad Nacional de Chile y Director Económico de la CEPAL, a quien, en determinado momento del encuentro, Allende señaló como su futuro Ministro de Economía en caso de resultar electo. Junto al dueño de casa se encontraban los representantes del área política, económica y comercial de la embajada, Andrés Ceustermans y Gabriel Martínez, y el agregado militar, coronel Rómulo Colombo”.
“Desde ya puedo expresar -escribió Gallac- el doctor Allende produce una grata impresión por su trato afable, sus buenas maneras, la sencillez con que da a conocer sus opiniones, su prudencia no sólo para la emisión de algunos juicios sino también para no monopolizar la conversación y también, cabe agregar, por la rapidez de su pensamiento e inclusive su sentido del humor. (”Nota Secreta” No 258, del 24 de julio de 1970)”.
“Como conclusión del encuentro, Gallac le apuntó al jefe del Palacio San Martín su impresión personal: ‘Es evidente, señor Ministro, que el doctor Allende presentó una imagen agradable, inteligente, modesta y en ciertos momentos risueña. Si esta es la verdadera expresión de su carácter, no advierto en él la personalidad necesaria para dirigir con eficacia un movimiento que aglutina distintos grupos que por el hecho de parecerse no significa tengan iguales puntos de vista ni propósitos. Debo pensar, más bien, que bajo esta bonhomía se oculta un personaje de otras condiciones temperamentales y con intenciones que es lógico presumir en quien ha tenido una larga militancia partidaria’”.
El rechazo del presidente Lanusse y la posición de los Estados Unidos
“La referencia a Lanusse no fue gratuita y con el paso de los años pudo conocerse el hecho que éste nunca reveló: el 15 de septiembre de 1970, en la sede central de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), en Langley, Virginia, su director, Richard Helms, recibió al teniente general Alejandro Agustín Lanusse. Apenas habían transcurrido once días de la victoria electoral de Salvador Allende (parcial porque debía ungirlo el Congreso Pleno) y EE.UU. comenzó a conspirar para que el candidato de la Unidad Popular no asumiera el poder constitucional”.
“La trama de la entrevista figura en el libro Legado de cenizas - La historia de la CIA, de Tim Weiner. El autor cuenta que Helms le pidió al agente Tom Polgar (jefe de la base en Buenos Aires) que urgentemente invitara a Washington al comandante en jefe del Ejército Argentino”.
“El 16 de septiembre de 1970, según un Memorándum de archivo sobre el ‘Proyecto Fulbelt’, durante una cumbre de Helms con los principales funcionarios de la CIA, el jefe de la inteligencia sostuvo que ‘el Presidente Nixon decidió que el régimen de Allende en Chile no es aceptable para Estados Unidos. El Presidente le pidió a la Agencia que impida que Allende asuma el poder o que lo desaloje de él. El Presidente destinó diez millones de dólares con este propósito’. En esta cumbre Thomas ‘Tom’ Karamessines, asistido por un equipo de Operaciones, asumió la responsabilidad absoluta de proyecto”.
Después del triunfo de Allende, una radiografía diplomática del momento
“El informe de doce páginas abarcaba diferentes cuestiones y hasta aventuraba una radiografía sociológica del clima que se vivía en algunas capas de la sociedad chilena. Por ejemplo, cuando afirma que ‘la población chilena en su más amplia acepción, busca y encuentra acomodamiento a las más opuestas circunstancias. Los sectores tradicionales de derecha ya descubren cualidades al doctor Allende; él o su esposa vienen a ser una antigua relación, de familia, del colegio, de la política, de la actividad profesional... o son amigos de amigos o parientes de parientes’”.
“El Mercurio, observaba, ‘no lo ataca, bajo pretexto de no acorralarlo y obligarlo a lanzarse de lleno en brazos de la extrema izquierda. Reconocen el riesgo de que así ayudan a consolidarlo, pero lo toman. Resultaría sorprendente para quien no conozca Chile comprobar el maravilloso sentido de ubicuidad. Es como si el país, geográficamente tan estrecho, impidiera realizar movimientos bruscos a sus habitantes, pues de hacerlos se golpearían contra la montaña o se caerían al mar. Así van encajándose las piezas del rompecabezas y formando otra vez el mapa de Chile’”.
“Esta descripción casi poética con el correr de los meses se vería rechazada por la realidad y ésta indicaba que, como informaba Gallac, ‘en el terreno económico son los comunistas los que tienen el poder y así se van asentando en el Banco Central, en el del Estado, en la ECA (Empresa de Comercio Agrícola), etc. Sea sólo suficiente señalar que del Ministerio de Obras Públicas y Transporte dependen los ferrocarriles, la Línea Aérea de transporte automotor. En suma, toda la movilidad del país en manos de los comunistas’.”
“En este primer balance de la nueva gestión se afirmaba también que ‘el movimiento acelerado de la revolución marxista en Chile, se debe a que no están muy seguros, en el sentir de los comunistas, de la permanencia y duración del gobierno del señor Allende’. La Nota ‘Secreta’ Nº 9 del 13 de enero de 1971 era llamativamente pesimista para describir a un gobierno que, como el de la Unidad Popular, apenas estaba ensayando sus primeros pasos. Allí se aseguraba también que ‘la libertad de prensa tiene los días contados (al referirse a los problemas económicos de la Agencia ‘Orbe’, de la democracia cristiana)... y ‘lo mismo sucederá -daban un plazo de treinta días- con El Mercurio’. ‘Los comunistas, a poco del triunfo electoral del señor Allende, se dedicaron a adquirir emisoras radiales y por intimidación, impusieron veedores del partido que controlan la información (...) sólo Radio Minería, Radio Cooperativa y Radio Portales resistieron tales presiones, las demás cayeron en la órbita marxista’”.
Allende denuncia otra conspiración
“La Nota ‘Reservada’ Nº 157, del 3 de abril de 1972, ilustraba en seis carillas un supuesto complot contra el gobierno de Allende. El informe relataba detalladamente el día a día de la denuncia del oficialismo:
- 24 de marzo, personal de Investigaciones detenía a 12 miembros del Movimiento Patria y Libertad, entre ellos a su dirigente máximo, Pablo Rodríguez Grez. Al mismo tiempo que se allanaban sedes del Movimiento donde fueron encontrados ‘diversos elementos destinados a provocar una alteración del orden público’ durante una marcha que se iba a realizar por las calles de Santiago.
- El gobierno no autoriza la Marcha de la Libertad, organizada por el Comité Femenino de la Papelera de Puente Alto, alegando que el grupo convocante no era un organismo o entidad responsable.
- 27 de marzo, ‘el gobierno declaró haber desbaratado un plan conspirativo proyectado para la noche del 24 al 25′. La Secretaría General de Gobierno daba una declaración que ‘versaba sobre lo tratado en una reunión del Consejo Superior de la Seguridad Nacional, CONSUSENA, presidido por el Presidente Allende, los ministros más importantes de su gabinete, los comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, los organismos de Seguridad e Inteligencia’”.
“La declaración oficial mezclaba dos cuestiones: las denuncias del periodista norteamericano Jack Anderson sobre la injerencia de su país en las cuestiones internas de Chile, revelando los Documentos Secretos de la ITT, en los que aparecían seriamente implicados varios dirigentes políticos y empresarios. También el oficialismo hacía referencia a ‘actividades conspirativas’ de dos militares retirados y tres civiles’, y denunciaba que los conspiradores que habían intentado sublevar a personal militar en actividad fueron rechazados”.
- 27 de marzo, el Intendente (Gobernador) de Santiago, Alfredo Joignant, negaba por segunda vez el permiso de la marcha proyectada por el Frente Nacional de la Actividad Privada, FRENAP. Joignant fundaba su rechazo en que la ‘organización no tiene existencia legal’ y en que no se habían especificado los objetivos del acto.
- La Democracia Cristiana acordaba pedir una sesión especial de la Cámara de Diputados para el día siguiente, con asistencia del Ministro del Interior, a fin de que explicara las razones por las que no se autorizó la Marcha de la Libertad”.
La visión de Perón en su retorno al país
“El anciano líder pondría al descubierto su visión sobre Allende y la ‘revolución’ socialista durante una reunión mantenida con jóvenes dirigentes peronistas (de todas las tendencias) en la residencia presidencial de Olivos días antes del martes 11 de setiembre: ‘Los otros días -dijo en aquella oportunidad Perón- me encontré con unos muchachos que me dijeron ‘hay que hacer esto, hay que hacer lo otro’. Y entonces yo les dije ‘si ustedes quieren hacer igual que hace Allende en Chile, miren cómo le va a Allende en Chile’. Hay que andar con calma. No se puede jugar con eso, porque la reacción interna, apoyada desde afuera, es sumamente poderosa. Los ingredientes de una revolución siempre son dos: sangre y tiempo. Si se emplea mucha sangre, se ahorra tiempo; si se emplea mucho tiempo, se ahorra sangre. Eso es lo único que podemos decir. Pero siempre es una lucha. Que yo sepa, hemos quedado en gastar tiempo, y no sangre inútilmente”.
‘Por otra parte, el error muy grande de mucha gente, entre ellos mi amigo Salvador Allende, es pretender cambiar los sistemas. El sistema es un conjunto de arbitrios que forman un cuerpo: eso es el sistema, y a nadie se le ocurra cambiarlo. Lo que hay que cambiar, paulatinamente, son las estructuras que conforman el sistema. Algunos quieren pasar de uno a otro sistema. El sistema no se cambia. El sistema va a resultar cambiado cuando las estructuras que lo conforman y desenvuelven lo hayan modificado. ¿Cómo se modifica eso? Dentro de esta actitud nuestra hay un solo camino, que es la legislación. No es de ninguna manera constructivo romper un sistema. La Unión Soviética rompió un sistema y creó otro hace 56 años. Y ahora, a pesar de que los han ayudado todos y en la tecnología han ido adelante, tiene que ir Breznev a pedirle ayuda a los Estados Unidos’”.
La decisión de Perón después del golpe en Chile
“El domingo 23 de septiembre se realizaron las elecciones nacionales que arrojaron el contundente resultado de siete millones y medios de votos para la fórmula oficialista, consagrando a Perón como presidente por tercera vez en la historia. El 62,7 por ciento de los electores optaron por la fórmula Perón-Perón, un trece por ciento más que en la elección de Cámpora, en tanto el radicalismo obtenía 2.905.719 votos”.
“El lunes 24 de septiembre de 1973, mientras la población aún festejaba la victoria electoral de Juan Domingo Perón, ‘el presidente electo’ movió una ficha de su tablero internacional. Fue secreto pero quienes debían conocer el gesto lo apuntaron con satisfacción. Los destinatarios (chilenos) fueron los primeros, EE.UU. fue el siguiente. Nada se hizo de una manera intempestiva ni sonora. Como suelen tomarse las grandes decisiones de Estado, el movimiento diplomático argentino se realizó tras un viaje secreto de un ‘Enviado Especial’ a Santiago de Chile para dar su apoyo ‘material y el respaldo argentino a la Junta Militar’”.
“Así consta en el Acta Secreta N° 8 del 24 de septiembre de 1973, a las 10,45 horas, durante una reunión secreta de la junta de comandantes que gobernaba Chile tras el derrocamiento del presidente de la Unidad Popular, Salvador Allende Gossens. La junta chilena estaba integrada por el general Augusto Pinochet Ugarte; el almirante José Toribio Merino; el brigadier Gustavo Leigh y el comandante César Mendoza. Al finalizar, el documento lleva la firma del presidente de La Junta, general Augusto Pinochet Ugarte”.