Es 10 de septiembre nos recuerdan la importancia de la salud mental y la necesidad de seguir reuniendo esfuerzos por llegar a ella. Esta fecha, dictada desde hace 20 años por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicido y la Organización Mundial de la Salud, continúa viva para concienciar al mundo de que esta situación se puede prevenir.
Cuando hablamos de depresión, estamos hablando de una enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo, para quienes el mundo se ha convertido en un lugar oscuro, una especie de túnel sin salida.
Sin duda la terapia no podrá ser sustituida, pero herramientas como estas tampoco están de más. La lectura puede ser también un bálsamo para el alma.
Es por ello que en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio recurrimos una vez más a la lectura, una herramienta terapéutica y reflexiva que puede desempeñar un papel fundamental.
“El Dolor de los Demás”, de Miguel Ángel Hernández
Se trata de un relato íntimo que cuenta la experiencia del autor de cómo vivió la pérdida luego de que su mejor amigo se suicidara. Una experiencia cercana que le permitió vivir esta situación desde otro ángulo, que explora las emociones que surgen tras este hecho y cuestiona la forma cómo la sociedad aborda el fenómeno.
Para narrarlo, lo hace utilizando el thriller policíaco combinado con la confesión autobiográfica en una historia que nos sitúa en la Nochebuena del año 1995 en España. Su mejor amigo ha asesinado a su hermana y finaliza el atroz crimen quitándose la vida al saltar por un barranco.
“Lo que no tiene nombre”, de Piedad Bonnett
Con valentía y un profundo amor guardado en el corazón, la escritora colombiana escribió este libro en el que retrata el suicidi de su hijo cuando tenía 28 años, exactamente 8 años después de que se le diagnosticara una enfermedad mental, un trastorno esquizoafectivo que lo llevaría a lanzarse del apartamento en el que vivía.
La escritora no describe su propio duelo, la historia plantea la necesidad de seguir viviendo, una reflexión profunda sobre las preocupaciones de la vida.
“Carta de una desconocida”, de Stefan Zweig
“Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora”.
De manera corta y concisa, el autor alemán construye una historia en la cual, además de navegar en las aguas del suicidio, también explora otros temas, como el amor no correspondido y la soledad. Cuenta la historia de una mujer que transita por una serie de sentimientos abrumadores que se alojan en su pecho y que están a punto de llevarla al suicidio.
Navegar en estas historias, conocer los secretos de donde surgen las emociones y los sentimientos, ponernos en otros zapatos, todo esto logra la lectura como una herramienta poderosa para prevenir y tratar la depresión. Abre las puertas a la empatía, la conexión social y las habilidades para el afrontamiento, una calma para el corazón.